El Ministerio de Hacienda realizó la rendición de cuentas de los fondos especiales que se habían destinado para hacer frente a la pandemia. De los 1.600 millones de dólares que se autorizó al Gobierno en la Ley de Emergencia, el Poder Ejecutivo utilizó hasta ahora 1.205 millones de dólares, que representa el 75,31% de esa suma. El saldo de ese monto original se destinará para financiar parte del proyecto de recuperación económica, cuyo plan definitivo no se ha conocido hasta el día de la rendición de cuentas.
Luego de casi 100 días de la cuarentena en que se ha logrado contener razonablemente al covid-19, está aún pendiente la reactivación de la maquinaria económica que se vio duramente castigada en este tiempo. Al millar y pico de contagiados y de la cantidad de fallecidos hay que sumarles también los miles de personas que quedaron sin trabajo, los numerosos emprendimientos que están aún en zozobra y que hacen temblar los resortes de la economía paraguaya. Hay que reconocer que las bajas ocasionadas por la pandemia no están solo en el campo de la salud física, sino también en el de la salud económica, que necesita auxilio urgente y efectivo, como la otra.
La Ley 6.524 de Emergencia se aprobó a comienzos de abril y previó fondos a ser destinados a fortalecer el sistema de salud por la amenaza del contagio masivo, y para programas sociales varios de asistencia a sectores especiales, fondos para créditos al sector comercial e industrial, además de asegurar el funcionamiento de los organismos del Estado. Altos funcionarios del Ministerio de Hacienda detallaron en una reunión de prensa el destino de los fondos que se utilizaron hasta la actualidad.
Según las explicaciones que dieron, 243 millones de dólares se usaron para financiar sectores de la salud, docentes y fuerzas públicas. Al Ministerio de Salud propiamente solo le han dado 94 millones de dólares, en tanto que a IPS se le otorgaron 100 millones de dólares para pagos a trabajadores cesantes, 40 millones de la misma moneda para pago de jubilaciones. Para cubrir los gastos de la deuda pública se utilizaron 77 millones de dólares, en tanto que para financiar créditos destinados a las micro, pequeñas y medianas empresas a través de entidades financieras se han encaminado 262 millones de la moneda estadounidense.
Un capítulo especial se previó para ayudas sociales para los sectores más vulnerables. Para el programa Pytyvõ se canalizaron 300 millones de dólares, para la ayuda a adultos mayores y el proyecto Tekoporã se dieron 63 millones de dólares, en tanto que al programa Ñangareko le otorgaron 26 millones de dólares.
Durante la rendición de cuentas, el ministro de Hacienda señaló la esperanza de que la vuelta a las actividades normales que se está haciendo en forma paulatina podría ayudar a la recuperación del Estado, especialmente mediante el aumento de las recaudaciones tributarias. La caída de las contribuciones impositivas rondaría los 360 millones de dólares, una suma importante para las escuálidas finanzas del Estado. Teniendo en cuenta la situación del país que han pintado los funcionarios del área económica y el panorama que presenta la realidad del aparato productivo, se hace cada vez más imperioso contar con un plan de reactivación fuerte y eficaz que ayude a salir del pozo.
En la fase 3 de la cuarentena se está dando un paso más hacia la normalización de la vida del país, pero los diversos sectores afectados están todavía en mala situación. De la gran cantidad de empresas que sufrieron el cierre obligatorio, no todas están en condiciones de reabrir y las que han vuelto a intentarlo están muy débiles porque el mercado está muy maltratado.
En el campo laboral, gran número de trabajadores cesanteados y despedidos todavía no han tenido la posibilidad de volver al trabajo y continúan en la incertidumbre y el desamparo. La rehabilitación de los centros comerciales y restaurantes ha demostrado que la actividad comercial es muy crítica porque hay pocos clientes y las ventas no repuntan, debido a la caída en los ingresos monetarios. Por eso es muy necesario que irrumpa el Gobierno con un fuerte plan de recuperación que ayude a oxigenar el aparato económico para potenciar una pronta reactivación.