No hay dudas de que el zar­pazo que nos da el impacto de la pandemia sanitaria hará necesario replantear profun­damente la vida del país para salir del pozo y poder reaccionar con posibilida­des de éxito en el futuro cercano. Esto es así porque el golpe recibido demostró las graves falencias en la salud, en la distri­bución de la riqueza, en la situación social de gran parte de la ciudadanía, que ya la sabíamos pero que no era enfrentada con solvencia. Y sobre todo porque ha mos­trado claramente que el aparato estatal es inadecuado para nuestras necesidades por su gran tamaño, poca eficiencia y exa­gerada angurria debido a los enormes gas­tos que ocasiona.

Aunque con diferentes matices y diversos énfasis, la mayoría de los analistas está de acuerdo que después de esta pandemia, el país deberá cambiar sustancialmente. Por eso algunos hablan de hacer una reestruc­turación del Estado, de modificar los énfasis en las inversiones, de redireccionar algu­nos esfuerzos, de revitalizar la capacidad de ayudar a la gente, para hacer todas las modificaciones para encontrar el remedio a nuestros males. Después de esta pandemia, debe resurgir un Estado más eficiente para servir mejor a una sociedad que también será diferente. La apasionante búsqueda de lo que pasará después de esta emergen­cia y cuánto nos afectará ha sido abordada por varios especialistas, algunos funcio­narios de este Gobierno, otros, ex respon­sables de entes estatales, que por conocer desde adentro el problema tienen la virtud de hablar de lo que saben.

En el programa comunicacional “El día des­pués”, transmitido por el Canal GEN del Grupo Nación que se ocupó de la situación después de la pandemia, uno de los panelistas señaló que no hay que esperar que después de la recuperación del país, luego de la emer­gencia, el panorama sea igual al anterior. Dijo que habrá una nueva normalidad, porque se producirán importantes cambios en los hábi­tos de consumo de los clientes y hasta en las maneras de vender de las empresas.

Otro de los oradores indicó que el Gobierno tiene ahora la oportunidad para aplicar nue­vas formas de trabajo abordando la trans­formación del Estado. Indicó que las modi­ficaciones institucionales realizadas en los últimos 25 años ayudaron a consolidar algu­nas instituciones clave del área económica otorgando estabilidad al país. Recordó que anteriormente faltaba estabilidad macro, no se tenía un sistema financiero que funcio­nara adecuadamente, por lo que se atrasa­ban los pagos de pensiones y salarios de los funcionarios del Estado. En ese proceso se disminuyó la pobreza de un 50% a los niveles actuales cercanos al 25%, avances importan­tes, pero que no se consideran suficientes.

Por todo ello uno de las decisiones inevita­bles será emprender la reforma del Estado, para hacerlo más chico y eficiente, porque está terriblemente sobredimensionado. Un ejemplo bastará para entenderlo: Según el ministro de Hacienda, hoy día, el Gobierno tiene 12 ministerios y 95 secretarías con rango ministerial, con numerosos funciona­rios y un fuerte gasto de funcionamiento.

Aparte de reformular el Estado, una de las tareas imprescindibles es disminuir la eco­nomía informal, el contrabando y la activi­dad en negro, para que mediante ello puedan aumentar las recaudaciones impositivas, sin necesidad de elevar las tasas ni crear nuevos tributos.

Teniendo en cuenta los diversos elementos de la realidad, puede afirmarse que la recu­peración se irá dando de una manera gradual y prolongada, si se toman todas las resolucio­nes adecuadas. No hay que esperar volver a la normalidad anterior sino que se tendrá una realidad distinta con la recuperación paula­tina del golpe recibido.

A esta altura del panorama, puede afirmarse que tanto las medidas sanitarias como las que se adoptaron en el campo económico por la pandemia son acertadas. Pero no bastan, y ahora hay que comenzar a arremeter para la recuperación mostrando la capacidad de superar las circunstancias adversas para salir adelante.

Por eso es imprescindible y urgente poner en marcha el plan de reactivación que pre­para el Gobierno, ya que el sector privado no podrá salir adelante sin el auxilio oportuno de una buena política oficial. Es imposterga­ble comenzar la tarea lo antes posible, abor­dando con energía las transformaciones necesarias y apurando la reanimación de la maquinaria económica para superar las con­secuencias de la pandemia.

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