Un empresario del sector gastronómico fue muy gráfico al señalar que estaban técnicamente al borde de la quiebra. Es solo por citar un sector que hoy se manifiesta con extrema preocupación por su futuro inmediato.
Se habla con mucha frecuencia de la necesidad de “reinventarse” para afrontar la crisis, pero tal paradigma no es tan fácil de ejecutar como de enunciar. Se necesita una mirada muy innovadora en un encuadre histórico y cultural signado por la manera conservadora de hacer las cosas, principalmente en los sectores menos protegidos en estas contingencias.
Es hora de que las autoridades impriman esfuerzos para apoyar a las pequeñas y medianas empresas fórmulas para que ellas puedan planificar su paso y salida de la presente tormenta.
Con mucha frecuencia el debate se centra exclusivamente en el asunto de la ayuda financiera y no hay dudas de que ella es esencial; pero, si los recursos solo se destinan a honrar deudas y no a la generación de iniciativas apropiadas a esta nueva época que se nos derrumbó encima tan abruptamente, todas las soluciones serán solo inmediatistas.
Los actores económicos deben tener herramientas técnicas para planificar su futuro y ello bien podría ser una preocupación de instituciones como la Secretaría Técnica de Planificación y, obviamente, el Ministerio de Industria y Comercio. Es importante que desde tales reparticiones fluyan las ideas, además de oficiar de intermediarios en las necesidades financieras del sector, porque ambos sectores van de la mano y una reingeniería empresarial no siempre es una especialidad que está al alcance de las ya golpeadas manos de los dueños de las pymes.
Los tiempos que nos esperan serán dificultosos y no existen certezas, que son condición fundamental para una buena proyección. En ese contexto es importantísimo que el Estado lidere un tanque de ideas para que se sepa, por lo menos, cómo reempezar.
Queda como alivio el que los vaticinios señalan que Paraguay podría evitar un golpe muy violento si las cosas se siguen operando como hasta ahora en las estrategias de Salud Pública; es de esperar que tales miradas sobre el futuro sean certeras.
En el marco de esta situación es fácil apreciar que siempre estará presente la tensión sobre abrir más o abrir menos la actividad económica. Probablemente en la medida en que se sigan consumando más cierres y despidos, las presiones que soportarán las autoridades también irán acrecentándose. Ante todo ello resta aguardar por parte de todos los sectores, público y privado, mucha madurez, creatividad e inteligencia para soportar la tormenta y al mismo tiempo lidiar con sus consecuencias.