La semana pasada el Gobierno anunció que se prevé inyectar unos dos mil millones de dólares para reactivar la economía, el plan que buscará consenso en el Congreso Nacional pretende hacerlo a través de obras de inversión en infraestructura, viviendas, contención social y fortalecimiento de las empresas que permitan la generación de empleos, todo ello con un fuerte aporte fiscal. Lo que preocupa del proyecto es que se contemple una nueva deuda para financiar la reactivación.Resulta inviable continuar endeudando al país sin tener los recursos necesarios para cumplir con el pago de los intereses, además de que significa hipotecar en el largo plazo el futuro del país. Hasta el mes de febrero del presente año, el Paraguay adquirió una deuda externa total cercana a los nueve mil quinientos millones de dólares, equivalente a un 11,6% más que el pasivo contraído en el mismo período del 2019, en ese período la cifra llegó a más de los ocho mil quinientos millones del billete verde.

En este escenario es necesario fortalecer acciones destinadas a mejorar el gasto, como prohibir las compras y contrataciones superfluas, excesivas e innecesarias, prohibir y limitar el nombramiento y la contratación de parientes y de asesores, fijar topes salariales para las autoridades públicas de rango superior y establecer otras medidas de racionalización del gasto público. Recortar los gastos superfluos tendría un impacto presupuestario de unos diez millones de dólares de ahorro al año.

A estas acciones se debe agregar y enfatizar en extremo el mejorar las condiciones de las compras del Estado, para lograr el mayor ahorro posible. Comprando estrictamente lo necesario y agudizando el sistema de contratación y control de las mismas, para minimizar y, de ser posible, erradicar la corrupción, como las que fueron develadas en las últimas semanas, con las “mascarillas y termómetros de oro” en la Dinac, las miles de botellas de agua tónica en Petropar o los insumos médicos obsoletos en el Ministerio de Salud.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

El BID propone que, tras la fase de reactivación, las medidas deben orientarse a fortalecer los ingresos públicos, pues habrá que volver a la senda de la disciplina fiscal; no se debe perjudicar la recuperación, que a la postre es el objetivo final; asimismo, será necesario no perder de vista la equidad; la propia crisis es regresiva, por lo que es importante evitar que la salida también lo sea, y por último, se debe distinguir de forma nítida qué medidas son transitorias y cuáles deberán ser permanentes.

Las proyecciones de organismos internacionales y del BCP hablan de una contracción de la economía en el 2020, pero las perspectivas para el próximo año prevén que Paraguay crezca por encima del 3% en el 2021, aunque algunos sectores seguirán afectados, estos requerirán de apoyo y asistencia por parte del Gobierno.

Se impone pensar con mente fría las medidas de reactivación, sin que un nuevo endeudamiento sea una posibilidad, sino que se debe mejorar el gasto, reducir la evasión y comprar solo lo necesario y sin corrupción.

Déjanos tus comentarios en Voiz