El prestigioso diario estadou­nidense New York Times ha publicado que el Paraguay es el menos castigado hasta ahora por el coronavirus en Sudamérica por haber sido el país que más rápidamente reaccionó ante la pandemia estableciendo el confinamiento obligatorio, cerrando sus fronteras y frenando los vuelos aéreos, antes que sus países vecinos. Es el que menos casos de la enfermedad pre­senta y que tiene poco número de falleci­dos. Recuerda también que su capacidad de realización de pruebas para detectar el mal es bajísima ya que es de apenas 26,2 por cada 100 mil habitantes. Paraguay es una de las naciones con menos habitantes de la región, con algo más de 7 millones de personas.

En lo económico, nuestro país será tam­bién el que se verá menos afectado por las consecuencias de la pandemia, según el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El primero ha dicho que la economía paraguaya solo caerá un 1,2% frente a la situación de los otros paí­ses donde las cifras van hasta el -6%.

El FMI indica que el declive económico de Paraguay será del 1% frente al des­censo de Ecuador que será de 6,3%, el de Argentina de 5,7%, el de Brasil 5,3%, entre los principales. Esto en el contexto de América Latina y el Caribe donde el producto interno bruto tendrá una con­tracción del 5,2% y que alcanzará a todos los países con una caída mundial del 3%.

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También en materia de desocupación, el FMI prevé un comportamiento benigno, pues mientras la tasa de desempleo será del 14,7% en Brasil, del 10,9% en Argen­tina, de 12,2% en Colombia, para el Para­guay prevé un 7,1%, inferior a la del 2019, que fue del 7,2%.

Las apreciaciones del diario neoyor­quino y las previsiones de los organis­mos internacionales sobre nuestro país no hay que tomarlas como una alabanza porque no estamos en un torneo de quién es mejor y quién es peor en esta lucha. Lo cierto es que estamos en plena guerra contra el coronavirus y hay que utilizar todas las armas para derrotar al ene­migo, que no es solamente el mal que se ensaña contra los enfermos sino sus con­secuencias económicas y sociales que afectan a sanos y a enfermos por igual y que están ocasionando serios problemas a toda la sociedad.

La mayoría de las firmas vinculadas a la Cámara de Anunciantes del Paraguay (CAP), un organismo de reconocido pres­tigio, estima que en seis meses se estabi­lizará la actividad económica y podrán operar con normalidad, aunque un grupo más optimista habla de un plazo de tres meses. En el sondeo realizado por esta entidad entre sus asociados se indica que poco más de la mitad de las firmas consul­tadas está operando por debajo del 40% de su producción y que el 86% de las mis­mas está vendiendo menos de lo habitual, que solo el 5,3% mantuvo su nivel comer­cial, aunque el 8,8% dijo que aumentaron sus ventas.

Debido a la situación que se vive en el campo económico como derivación del problema sanitario hay que replantear de manera urgente la adopción de medidas que ayuden a mejorarla.

Parte de esa lucha es hacer que la econo­mía no caiga aún más de lo que prevén los organismos internacionales y que, incluso, en los próximos meses pueda repuntar mediante medidas oportunas del Gobierno y el esfuerzo de empresas y ciudadanos.

Los empresarios piden que las medidas adoptadas por el Ministerio de Hacienda se hagan con celeridad, no al ritmo de la burocracia estatal. Que se cumplan con rapidez las disposiciones del Banco Cen­tral en el área financiera, que se dispon­gan créditos especiales para las empresas a fin de no despedir trabajadores, que se fraccione el pago de impuestos y se ali­vianen las cargas que tienen. Para salir de la crisis piden créditos blandos, con bajas tasas de interés, plazos adecuados y períodos de gracia, apoyo financiero a las empresas y refinanciamiento flexible de los créditos.

Solo impulsando la producción, el comer­cio y los servicios se mantendrán los empleos. Y la pandemia no producirá más daño del que ya está causando.

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