La molestia generalizada y los recaudos para protegerse del mosquito transmisor del dengue marcaron el inicio del nuevo año escolar. Como en ningún otro período, el actual se inició con un fuerte desgaste de las autoridades educativas a raíz no solo de la mala gestión de la crisis generada por los textos educativos con errores, sino también por un marcado abandono en la actualización docente, la crítica situación de la infraestructura educativa, los reclamos de los gremios de profesores por el incumplimiento en la actualización de sus remuneraciones, pero sobre todo por la continuidad en el cargo del ministro con mayor rechazo ciudadano.La crisis educativa y el descontento ciudadano con el ministro de Educación y Ciencias, Eduardo Petta, se reflejó en el inicio del presente año escolar, que tuvo un sabor desabrido. Lejos quedó la otrora inauguración marcada por las sonrisas de los chicos, con la tricolor flameando en la punta del asta, los emotivos e inspiradores discursos de los ministros de turno, entre otras curiosas tradiciones de esta época del año. El inicio de clases en este 2020 fue con una presencia y actividad tibia de las autoridades del Gobierno. El propio ministro de Educación y Ciencias, Eduardo Petta, no participó en ningún acto oficial, a duras penas se hizo presente en la red social por internet y solo su círculo cercano mostró públicamente la cara en una que otra institución educativa.
Según el relevamiento de los docentes de la Organización de Trabajadores de la Educación Auténtica, registraron que un 80% de 6.000 escuelas y colegios públicos tienen problemas en su infraestructura, se corre el riesgo de derrumbe y obras que nunca terminan y que representan un verdadero peligro a la integridad de un importante grupo del millón y medio de estudiantes que ayer retornaron a las escuelas públicas.
A la precaria infraestructura se suma la falta de materiales, como los libros de matemática MaPara y los lápices y borradores que no se incluyeron dentro de un pobrísimo y frágil kit escolar. Además, la falta de fumigación en muchas instituciones educativas, la falta de agua y energía eléctrica, pizarras caídas, elevado déficit de pupitres.
La crisis política y comunicacional por los libros escolares con errores y la falta de inteligencia emocional del titular del MEC solo subrayaron la crisis que se vive en el sistema educativo. La situación echó por tierra los discursos pirotécnicos de las autoridades educativas por lo que ellos consideran una excelente gestión del sistema educativo.
La educación paraguaya y su sistema están tocando fondo, por lo que Paraguay se ubica en los peores lugares del listado mundial. Los principales desafíos en la educación pasan por el inicio de una nueva reforma educativa que cumpla con su función, que ayude a dejar atrás la existencia de niños y adolescentes con una casi nula comprensión lectora, incapaces de expresarse verbalmente con profundidad y lógica, y mucho menos preparados para la aplicación y resolución de situaciones, propias en una persona con formación crítica.
Enfocarse en la revolución educativa es la mejor apuesta que puede hacer el actual gobierno, así como dar continuidad a los avances obtenidos en la anterior administración, como por ejemplo los programas de desarrollo infantil temprano, el registro único de estudiantes, complementar el cumplimiento del salario básico para los docentes para que en el 2021 esta nueva situación de los profesores brinde un ambiente propicio para llevar adelante las mejoras más urgentes que requiere nuestro sistema educativo.