Los productores de diversos rubros agrícolas, frutihortícolas y de otros renglones agrarios se quejan de los ministerios y funcionarios de los organismos encargados de ayudarlos. Reclaman mejor asistencia técnica, facilidades crediticias y que se luche contra el contrabando para que puedan producir bien y colocar en el mercado nacional sus productos a buen precio y sin la interferencia de la ilegalidad tan perniciosa. Piden que la gente del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) abandone sus cómodas oficinas de Asunción y se ocupe de asistir a los sectores del campo que necesitan ayuda del Estado y sus organismos especializados.
Este diario ha publicado la queja del presidente de la Unión Nacional de Productores Frutihortícolas del Paraguay (UNPFP), quien manifestó que el sector está atravesando dificultades debido a la falta de asistencia del MAG y a que no tiene los créditos que necesita para su desenvolvimiento. Pero no es el único sector que tropieza con problemas y que necesita de la mano estatal para superar sus obstáculos y crecer con mayor rapidez.
El representante de la UNPFP pidió que los funcionarios del Ministerio de Agricultura y Ganadería salgan de sus oficinas y vayan al campo a trabajar con los productores para darles la asistencia técnica que necesitan. “Además, necesitamos herramientas financieras reales para poder impulsar los cultivos”, afirmó.
Culpó a la falta de suficientes recursos económicos crediticios el que no haya mayor producción de algunas hortalizas, como el caso del tomate. Porque la mayoría de los que se dedican a esa actividad no tienen suficientes medios para realizar el cultivo todo el año y tienen que esperar mejores momentos financieros para hacerlo. “Existe potencial para plantar y no importar, abastecer con la producción nacional, pero faltan recursos”, precisó.
De acuerdo con las estadísticas, en todo el país se cultiva algo más de 1.300 hectáreas de tomate, que no es suficiente para cumplir con la demanda del mercado local. Por ello, según el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal (Senave), toda la producción del país solo alcanza a cubrir el 35% de lo que se necesita aquí, lo que indica que existe un gran margen que se cubre con las importaciones y con el ingreso de la mercadería de contrabando. Otro tanto puede decirse de varios productos, como la cebolla, la zanahoria, la papa que se tienen que traer del exterior para cubrir las necesidades del país.
Parece increíble que una nación altamente agrícola y ganadera, que produce y exporta anualmente alimentos para más de 80 millones de personas, no pueda abastecerse de los productos hortícolas mencionados. Esta grave contradicción de productor agrícola que importa productos frutihortícolas solo es posible gracias a la falta de suficiente ayuda técnica y crediticia por parte del Estado a los que la requieren.
La ausencia de la asistencia estatal no termina en esos asuntos, también se nota en el florecimiento del contrabando de productos de países vecinos que ingresan al país a competir con la producción nacional con la ventaja de no tener controles sanitarios ni legales, sin pagar impuestos ni emitir comprobantes de venta. Porque los organismos de represión del ilícito son ineficientes.
Según fuentes de la Coordinación Operativa de Investigación Aduanera (COIA), el tomate proveniente de Argentina es uno de los productos que más ingresan de contrabando tanto por vía terrestre como fluvial. Pero no se trata del único artículo porque también hay datos de otros productos que vienen del Brasil e inundan toda la zona fronteriza golpeando la economía de los productores nacionales.
Algunos organismos estatales entregan maquinaria e implementos agrícolas a los productores con abundante despliegue de la propaganda oficial para mostrar sus acciones. Pero no sirven de mucho si a la hora en que hay que producir los agricultores no tienen el apoyo técnico necesario ni la ayuda financiera que requieren para realizar los cultivos. Con esa práctica no solo se les está causando daños irreparables sino que se los está engañando sin considerar que el Paraguay se debe a los hombres y mujeres que producen.
Por eso el Estado y sus dependencias deben reconocer sus errores y ponerse a actuar con más decisión a favor de los productores del campo que trabajan para el país y su bienestar.