Nuestro país colocó bonos por valor de 450 millones de dóla­res el 15 de enero último a un plazo de 30 años, que es más del 82% de todo lo que tiene previsto emi­tir este año. Lo más llamativo de esta emi­sión de deuda es que los papeles se pudie­ron colocar a una tasa de 4,45%, que es una de las más bajas logradas por el Para­guay en los últimos años.

Lo curioso es que hasta los más importan­tes diarios argentinos se hicieron eco del escaso interés que pagará el país por estos títulos, ya que la Argentina suele contra­tar deuda a tasas mucho más altas, lo que algunos exponentes del Gobierno para­guayo tomaron con una euforia que puede considerarse exagerada.

Con esta nueva operación, el débito total del país por bonos colocados en los últi­mos años asciende a 4.360 millones de dólares con plazos diversos, que van hasta 30 años.

Según las previsiones presupuestarias, este año se contratará deuda a través de los bonos por valor de 547 millones de dólares, que se destinarán en su mayor parte para el bicicleteo de los débitos, pues el país no tiene ingresos genuinos con que cubrir los vencimientos previstos este año.

El tener que prestar dinero para pagar las deudas de cada año es un asunto muy delicado, pues demuestra la seria situa­ción de las finanzas públicas del país. De los 547 millones de dólares que pres­tará con bonos este año, 369 millones de dólares, que representa el 67,45%, se destinarán a los pagos de los vencimien­tos pautados en el 2020. Y solo el 23,76% del dinero que consiga mediante el nuevo endeudamiento se utilizará para las inversiones en obras públicas, pues 102 millones de dólares se canalizarán para el Ministerio de Obras Públicas y Comu­nicaciones (MOPC) y 28 millones de dólares irán al presupuesto del Minis­terio de Urbanismo, Vivienda y Hábi­tat (MUVH) para destinarlos a la cons­trucción de viviendas. Los 48 millones de dólares restantes, el 8,7% del total, se utilizarán para las obligaciones diversas del Tesoro Público.

Paraguay necesita conseguir dinero pres­tado para pagar su deuda porque lo que recauda en materia de ingresos tributa­rios se destina en su mayor parte a gas­tos fijos como salarios y otros destinos rígidos. Solo un pequeño porcentaje de lo recaudado se canaliza a otros destinos.

Refiriéndose a esta situación, uno de los viceministros de Hacienda señaló recien­temente que el país está dentro de un rango de deuda sostenible. Agregó que se está cambiando una deuda más cara contratando un empréstito más barato, lo que mejora el perfil de los compromi­sos que tiene el país, según su interpreta­ción. Mencionó también que el nivel de la deuda de Paraguay con relación a su Pro­ducto Interno Bruto (PIB) es el más bajo de Latinoamérica, lo que nadie discute. Pero se olvidó de decir que nuestro país es el que menos capacidad de ingresos tiene comparado con las otras naciones de la región por su baja tasa impositiva, lo que compromete su condición de deudor.

Algo que hacen algunos economistas es comparar la deuda como porcentaje del PIB, lo que es válido para afirmar que se tiene poca deuda con relación a la eco­nomía. Pero no recuerdan que un país no paga su endeudamiento con el nivel del Producto Interno Bruto, sino con la capacidad de pago que tiene mediante los ingresos obtenidos de manera genuina, es decir, a través de las recaudaciones impositivas.

Por ello, no vale de mucho comparar la deuda como porcentaje del PIB para hablar de la capacidad de pago del Para­guay, pues los recursos que obtiene el país por sus ingresos son muy escasos. Tan bajos, que por eso mismo está prestando dinero para poder pagar los vencimien­tos de cada año, como en esta ocasión en que de cada 100 dólares que traerá del exterior, 67,45 dólares usará para pagar las cuotas de las deudas que vencerán en el 2020.

Con esto queda claro que, si no se aumen­tan los ingresos de manera significativa, cada año se contraerá más deuda para pagar los compromisos y así se entrará en un peligroso sistema de endeudamiento sin fin.

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