Un hecho que no se da con mucha fre­cuencia en las relaciones entre Esta­dos Unidos y Paraguay se produjo el día de ayer en la capital norteameri­cana. Donald Trump, el presidente del país más poderoso del planeta, recibió en la Casa Blanca al mandatario paraguayo, Mario Abdo Bení­tez, un acontecimiento de estas características que solo ha sucedido en Washington apenas en cinco ocasiones anteriores al de ayer.

El presidente paraguayo y su homólogo esta­dounidense abordaron una amplia agenda y en donde se destaca el compromiso en fortalecer la relación entre ambos países y fortalecer el trabajo conjunto en distintos ámbitos como la defensa y la seguridad (dos aspectos sensibles para los intereses de paraguayos y norteameri­canos), la economía, las inversiones, el comer­cio internacional, así como un sólido respaldo de ambos gobiernos a Juan Guaidó –presi­dente encargado de Venezuela– y de Jeanine Áñez, presidenta interina de Bolivia, que fue nombrada luego de la renuncia forzada de Evo Morales.

Más allá del respaldo significativo que supone la invitación oficial de parte de la administra­ción Trump, y que denotan las excelentes rela­ciones diplomáticas entre ambos países, hay dos aspectos que suponen un avance importante y que podrían marcar las relaciones bilaterales en el corto plazo.

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Hubo un fuerte énfasis en materia económica y también en el plano militar. En el primero, el presidente paraguayo fue bastante claro al señalar que el objetivo primordial es abrir el próspero mercado estadounidense a la produc­ción paraguaya; y en este sentido, se refirió a la carne, un producto cuyo potencial es enorme y ni hablar de la calidad de la proteína roja, una de las “mejores del mundo” tal como Abdo se lo dijo a su homólogo.

Este paso es importante puesto que supone que el comercio bilateral pretende ser no solo per­durable en el tiempo, sino que beneficie y com­plemente a ambas economías. Solo así subsisten los acuerdos.

En cuanto al aspecto militar, Trump y Abdo Benítez hablaron de fortalecer también este aspecto en temas tan sensibles como el combate a las organizaciones delictivas transnacionales, que se ha convertido en una obsesión de parte de Washington en los últimos años, así como a amenazas recurrentes como el terrorismo en la zona de la Triple Frontera y eventualmente una asistencia en materia de inteligencia, que son aspectos claves para el combate a estas organi­zaciones.

El presidente Trump informó que su país ofre­cerá dos eventos del Programa de Intercambio Combinado de Entrenamiento de las Fuerzas Especiales en Paraguay en el 2020 y el 2021, y que el Comando Sur de los Estados Unidos ejecutará un ejercicio de respuesta conjunta a crisis regionales en Paraguay en el 2021. Estados Unidos proveerá financiamiento para entrenamiento militar y educativo internacio­nal al Paraguay. Estos eventos, no cabe duda, ayudarán a mejorar las respuestas que en esta materia puedan dar los organismos de segu­ridad del Estado, llámese Fuerzas Armadas o Policía Nacional, así como los efectivos que trabajan en operaciones especiales contra el narcotráfico.

Para Estados Unidos es clave que la región sea segura y ha dado muestras de que su énfasis, desde los atroces atentados terroristas del 11 de setiembre del 2001, se centra en el financia­miento contra el terrorismo, que encuentra caldo de cultivo en las debilidades que atravie­san algunos países para resguardar sus fronte­ras y sus circuitos financieros.

La cita entre Donald Trump y Mario Abdo Bení­tez marca un incremento de las históricas y sólidas relaciones entre paraguayos y estadou­nidenses y representan además la consolidación de que ambas naciones mantienen coinciden­cias sobre los valores democráticos que deben imperar en la región.

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