El Gobierno consiguió con el Senado la autorización legal para aumentar el déficit fiscal por encima del 1,5% que establece la Ley de Responsabi­lidad Fiscal (LRF) con el pretexto de aumen­tar las inversiones físicas de aquí hasta fin de año. Es probable que en la Cámara de Dipu­tados también obtenga la aprobación de los legisladores, con lo que su propósito de gas­tar más con menores ingresos lo conseguirá para supuestamente solucionar los actuales problemas económicos del país, en un curioso razonamiento de elevar la deuda cuando menos plata se tiene para pagarla.

El proyecto de ley aprobado en la Cámara Alta prevé elevar el déficit fiscal hasta el 3% del Producto Interno Bruto (PIB), con lo cual el Ministerio de Hacienda podrá llevar la deuda no cubierta con recaudaciones al equivalente de 1.200 millones de dólares, que es el doble del déficit que ha tenido el fisco en los últimos años. El Ejecutivo actual pide permiso para incrementar su déficit como ningún gobierno reciente lo ha hecho debido a su incapacidad de recaudar para aguantar la situación. Al documento le agregaron una cláusula: que el incremento del descubierto fiscal por encima del 1,5% del PIB sea solo para las inversiones que se hagan y no para subir los gastos impro­ductivos.

Los motivos del Poder Ejecutivo para sobre­pasar el límite del 1,5% son dos: Uno, porque la caída de los ingresos estatales es de alrede­dor de 300 millones de dólares por la desace­leración económica y, dos, necesita aumentar las inversiones públicas para reactivar la eco­nomía. El pedido es para cubrirse las espal­das jurídicamente para llegar de aquí a fin de año ante el desfasaje que tiene, ya que a esta altura del año ya tiene un déficit superior al 1,5% del PIB.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Subir al doble el déficit del Estado no ha sido bien recibido en sectores que analizan la eco­nomía porque se teme que en lugar de ayudar signifique el puntapié inicial para romper el equilibrio macrofiscal que se ha conseguido con mucho esfuerzo y que se ha sostenido en los últimos años. Se teme que, por problema de gestión, el aumento del déficit signifique más que nada mayores gastos públicos sin resultados en la mejora de la situación del país.

Aun suponiendo que no se hagan gastos superfluos con la suba del déficit, se cree que las inversiones anunciadas no tendrán el impacto requerido en la reactivación. Más que nada por la lentitud del Estado en actuar. Es que muchas de las inversiones iniciadas están aún muy retrasadas en su ejecución y no impactan mayormente hasta el momento.

Sostienen que es un error del Gobierno pen­sar que gastando más la plata que no tiene, aumentando la deuda, mejorará la suerte del país. Con ello no se soluciona nada, pues el problema es la disminución de las recaudacio­nes, que es el asunto de fondo para encarar el desequilibrio fiscal.

Algunos economistas afirman que el criterio de que se puede mejorar el pago de la deuda porque subirá el PIB es muy relativo. Se puede decir incluso que en Paraguay ese razona­miento, válido en la teoría económica, es una peligrosa media verdad porque el incremento del PIB aquí no implica necesariamente el aumento de las recaudaciones. Esto debido a que los sectores que principalmente aportan al fisco no son los sectores productivos como la agricultura y la ganadería, sino los relacio­nados con el comercio y el consumo. En este momento la caída de las importaciones es la principal causa de la declinación de las recau­daciones totales.

Como la suba de la deuda fiscal no asegura el alza de la producción, el comercio y las recaudaciones, es ingenuo creer que con ella se solucionarán los problemas. Con el creci­miento del déficit lo que se logrará es crear más deuda que después habrá que pagar y poner en peligro el equilibrio logrado, como ocurrió en países vecinos donde se desbocó el déficit.

El Gobierno debe enfocar su estrategia en aumentar la actividad económica, con medi­das para producir más, en el incremento de las recaudaciones mediante un severo con­trol del contrabando y la economía informal. Y, sobre todo, en la disminución sustancial de los gastos improductivos.

Déjanos tus comentarios en Voiz