La corrupción es un fenómeno vigente en las administraciones públicas de los países, la diferencia que existe entre el actual gobierno y el de otros países es la impunidad. La elimi­nación de este último factor es determinante no solo para fortalecer las instituciones, sino también para determinar el tipo de liderazgo del mandatario. Por ahora, los hechos mar­can que la impunidad reina en varios entes estatales denunciados por el mal uso de los recursos, por tanto también destiñen la ima­gen del mandatario y hasta lo deslegitiman si no corrige a tiempo.

La administración de Petropar, a cargo de Patricia Samudio, es uno de esos casos en los que la impunidad está presente. Desde sus inicios esta administración se convirtió en una pesada mochila para el presidente de la República, quien debió recurrir a una serie de estrategias que ayuden a sobrevivir a la titular del ente estatal. Primero fue la comi­sión “blanqueo”, creada para “investigar” los hechos en la petrolera, la misma no vio lo que debía ver y solo señaló lo que permita al pre­sidente Abdo seguir arrastrando la pesada mochila y encubriendo a la aportante de su campaña electoral.

Las reiteradas denuncias penales ante el Ministerio Público en contra de la adminis­tración de Samudio tampoco tienen pro­greso, hay inacción y silencio cómplice por parte de la Fiscalía. El descaro de la Fisca­lía en este caso es supremo, el abogado Luis Villamayor confirmaba semanas atrás que a nueve meses de haberse presentado una denuncia por lesión de confianza contra la titular de Petropar, la carpeta de la causa lla­mativamente se extravió en el sistema del Ministerio Público. Por ello debió volver a presentar todos los documentos para que se pueda dar seguimiento a la investigación.

La impunidad de Petropar está de recreo por los pasillos del Palacio de López y del Minis­terio Público. Porque ni las denuncias pena­les ni las periodísticas son suficientes para que el mandatario tome control de la situa­ción, haga lo que corresponde para man­dar al tacho el manejo alegre de los recursos públicos en la petrolera estatal y lo pinte a él como un mandatario respetado porque escu­cha y actúa en consecuencia. Pero claro, vaya usted a saber cuál fue el peso de los favores realizados en la campaña electoral que hoy debe pagar.

Sin embargo, la fuerza de los hechos va soca­vando la impunidad en Petropar, claro que de a poco, y eso es lo triste para el pueblo y lo vergonzoso para quienes lideran el Gobierno porque este será otro caso en el que el pre­sidente de la República deberá soltarle la mano porque el poder de las evidencias vol­verá insostenible mantener la impunidad en Petropar. Así sucedió con la docena de fun­cionarios de alto nivel envueltos en escánda­los, a los cuales debió decirles adiós porque su propia supervivencia estaba en juego.

Como en Petropar la decencia y la impunidad están en fiesta patronal, Samudio cometió la desfachatez de puentear al Ministerio de Hacienda y pedir directamente al Congreso una ampliación presupuestaria de 28 mil millones de guaraníes para aumentar el pre­supuesto de la estatal y poder pagar los bene­ficios a los más de 200 nuevos funcionarios que llegaron de su mano, muchos de ellos con rango VIP. Esto en medio de la denuncia de desaparición de 52 millones de dólares de las cuentas bancarias del ente estatal.

El pedido de ampliación presupuestaria para Petropar desató el enojo entre los cuerdos, quienes recordaron que, en medio de la difí­cil situación económica del país, la adminis­tradora de Petropar despilfarró el dinero público en la contratación de modelitos y artistas para cuestionados eventos, pagó cos­tosos fletes de avión para los faranduleros, armó licitaciones a medida para mimados del Grupo Vierci que cobraban hasta 14 millones de guaraníes por una entrevista. Toda esta planificación se realizó en las oficinas de la petrolera del Estado, incluida la selección de las modelitos que desfilaban semidesnudas ante los ejecutivos del organismo del Estado, como revelaron videos que corrieron en las redes sociales.

Hacienda ya le bajó el pulgar a la gestión de Patricia Samudio, no por el descaro de haberle puenteado, sino por la inconsciencia de pretender echar mano a los escasos recur­sos públicos en medio de una recesión eco­nómica. La ciudadanía, que se expresa en los medios de comunicación y en las redes socia­les, también repudia la actual administra­ción de la petrolera del Estado por la mochila de más de un año de escándalos y despilfa­rros que arrastra. Solo resta que la sensa­tez prime en quien dirige el Ejecutivo, que a tiempo se desprenda del lastre que empaña su gestión gubernamental y lo avergüenza, que lo convierte en el meme de cada día. A estas alturas, cualquier favor de campaña electoral de seguro ya está cubierto.

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