Estas dos semanas que se caldea­ron por los hechos políticos cono­cidos no han sido muy favorables para la actividad económica, pues la atención de la dirigencia estatal estuvo concentrada en las escaramuzas partidarias que al final no trajeron demasiada tranquili­dad para la marcha del país. Nos guste o no, la fiebre política afecta a todos los sectores de la actividad nacional y deja su secuela no siempre positiva, porque lo más importante constituyen la tranquilidad pública y la esta­bilidad política para cualquier emprendi­miento productivo o comercial.

Los datos económicos conocidos recien­temente hablan con elocuencia de la mala situación y de que no se ha iniciado toda­vía la ansiada recuperación. La informa­ción macroeconómica dada a conocer por el Banco Central del Paraguay (BCP) revela que el crecimiento económico está estan­cado, que el Producto Interno Bruto (PIB) se expandirá muy por debajo de lo previsto al comienzo de año. Hay temores de que incluso para finales de año termine con una caída, si de aquí a diciembre no se produce el milagro de la reactivación. Y, obviamente, la mayor responsabilidad es del Gobierno.

En momentos en que tiene que comenzar la siembra de algunos de los principales pro­ductos, cuya exportación es vital para el ingreso de divisas, en el campo se registran señales de incertidumbre que no son conve­nientes por lo que implican.

Algunos especialistas de la economía, que manejan los datos de la situación, han indi­cado que a esta altura los productores agro­pecuarios no están haciendo las inversiones que son habituales en la mitad de año. Uno de ellos ha destacado que en el sector financiero están viendo que las empresas agropecuarias, en lugar de invertir comprando nuevos equi­pamientos e implementos agrícolas, están depositando las divisas de la exportación para ahorrar dinero en vez de hacer inversio­nes. En esta época del año, los depósitos agro­pecuarios en los bancos solían ser menores y ahora está ocurriendo que se están teniendo más depósitos que lo habitual porque están expectantes de lo que pudiera ocurrir.

Explicó que en las condiciones de incerti­dumbre normalmente las empresas son muy cautas para expandir sus inversiones o su actividad productiva y habitualmente no contratan más empleados, aunque las pers­pectivas puedan mejorar.

La Cámara Nacional de Comercio y Servi­cios del Paraguay (CNCSP) ha advertido sobre el punto diciendo que las dos sema­nas de crispación que se han vivido en el país significarán menores ingresos para los ciudadanos, en especial para los de bajos recursos económicos. Por ello recomienda que el Gobierno termine rápidamente de recomponer su estructura institucional para dar tranquilidad al país y no permitir que por ello se resienta aún más la econo­mía. Reclama que sobre todo debe priorizar la ejecución de las inversiones que se han previsto en el plan de dinamización y reac­tivación.

La interpretación de estos hechos de la rea­lidad actual permite concluir que la inter­vención del Gobierno es aún más urgente de lo que se estimaba inicialmente. Tiene que actuar con rapidez haciendo las cosas bien para terminar con la sensación de incerti­dumbre y asegurar la estabilidad política.

Al mismo tiempo, debe tomar medidas de urgencia para acelerar la marcha econó­mica del país para demostrar que nada está paralizado, sino que todo el aparato estatal está en plena acción. Las mejores mentes y la totalidad de la estructura del Estado deben estar abocadas a esta tarea fundamental para que se puedan obtener resultados rápi­dos. Hay que convencerse de que en estos momentos no hay otra principal prioridad y que se debe actuar en consecuencia.

A las puertas de iniciar su segundo año de gestión, la administración actual debe mos­trar resultados que no permitan dudar de su capacidad y convencer a todos de que es capaz de llevar adelante los negocios del país obteniendo logros de indiscutible trascen­dencia para la vida nacional.

Por estas razones y porque tiene la respon­sabilidad de conducir la nación, en esta coyuntura especial debe eliminar pronta­mente cualquier atisbo de incertidumbre en la ciudadanía y abocarse de lleno a mejorar la situación económica que afecta a los para­guayos con toda celeridad. Y para ello debe acallar las rencillas de la política y ponerse con todo a trabajar por el desarrollo.

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