Como parte de la sociedad y especialmente como medios de comunicación nos toca la tarea de despedir el 2018, en sus últi­mas horas, y aguardar que el 2019 sea benigno para quienes habitan este país. Solemos destinar estos espacios a reali­zar un repaso de los hechos más relevan­tes del año que termina y destacar aque­llos que han tenido mayor relevancia, tanto como noticias positivas como en situaciones dramáticas o dolorosas.

El 2018 fue un año en el que lo electoral marcó los primeros meses a fuego. Las elecciones de abril definieron el camino que tomaría desde agosto el gobierno electo, y el ambiente político, con sus convulsiones y crisis, fue protagonista absoluto de los titulares principales. El mundo de la política tomó por momen­tos un perfil altamente mediático y hasta “farandulesco”, especialmente en el ámbito del Congreso.

La Justicia, tantas veces criticada por todos los sectores, se convirtió en el epi­centro del interés, ya sea como escenario de sus propias crisis y cambios o como propulsora de medidas que afectaron a importantes referentes del mundo de la política y del poder, quienes pasaron de un día para otro a ser parte de la lista de imputados y detenidos.

Despedimos el 2018 en medio de diferen­tes crisis. Y, como botón de muestra, la más actual y cercana es a causa de la ley vigente del Servicio Militar Obligatorio (SMO), que creó una psicosis colectiva innecesaria e injustificada. En realidad, la causa de la crisis no es lo que establece dicha ley vigente, sino lo que fue trans­mitido –o no– desde el Gobierno Nacio­nal, creando un caos comunicacional que nos hace pensar si el haber creado un superministerio como el Mitic será una ayuda para el Gobierno o un ejem­plo de que “el que mucho abarca, poco aprieta” a la hora de atender sus variadas responsabilidades.

También las cuestiones más cercanas a la vida diaria de la ciudadanía como la difícil y caótica situación de las calles de la capital y Gran Asunción, los enormes problemas derivados de la falta de cloa­cas y el obsoleto sistema de distribución de agua potable son temas que todos esperan que sean tomados con la serie­dad necesaria, desterrando la vigencia de la inoperancia y la indiferencia que parecen no tener fin.

Salud al alcance de todos y educación de calidad son dos anhelos que se repiten en todos los hogares paraguayos como sue­ños a alcanzar para lograr una vida mejor y un futuro que nos saque definitiva­mente de las postergaciones de décadas.

La ciudadanía, que ha puesto su espe­ranza y su fe en las autoridades de turno, tanto municipales como naciona­les, espera que el 2019 sea mejor. Real­mente mejor. Nadie espera milagros ni imposibles, sino obras y dedicación al trabajo de los que ostentan cargos públicos de cualquier rango, pero muy especialmente los que tienen poder de decidir.

Antes de hacer una breve pausa de 24 horas para reencontrarnos con ustedes el próximo 2 de enero, como medio de comunicación y caja de resonancia de los reclamos de los momentos difíciles, pero también de los felices de quienes habi­tamos este país, es momento de desear­les a todos un 2019 lleno de esperanzas, trabajo digno y prosperidad. ¡Feliz Año Nuevo!

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