El viceministro de Relaciones Exteriores dijo a la prensa que no ve motivos para que haya algún malestar en Estados Unidos por las relaciones que tiene el actual gobierno paraguayo con Irán. Fue ante la consulta que le realizaron ante la versión de que la administración Trump tiene sus preocupa­ciones ante la serie de hechos protagoniza­dos por el gobierno de Mario Abdo Benítez que están demostrando un claro acerca­miento hacia gobiernos que no se destacan por su democracia y que están en la línea dura proárabe y decididamente anti-Israel.

La versión había surgido sobre todo ante la reciente entrevista en Nueva York entre el canciller paraguayo y el representante de Irán, hecho que se viene a sumar a otros que demuestran la clara preferencia del Gobierno paraguayo por los regímenes ampliamente conocidos por su tendencia antidemocrática y muy cuestionados desde los sectores vincu­lados a los Estados Unidos.

La preocupación de Washington es perfec­tamente entendible por el comportamiento adoptado por el gobierno en estos dos meses que lleva en el Palacio de López. Pues en ese escaso tiempo ha dado muestras clarísimas de sus preferencias, que no dejan lugar a ninguna otra interpretación.

Antes de cumplir un mes en la Presidencia, el presidente Abdo Benítez hizo cambiar la embajada paraguaya que estaba en la capi­tal del Israel, Jerusalén, a Tel Aviv causando el enojo de ese país, que se sintió ofendido. La reacción de Jerusalén tenía en cuenta, sin duda, otros hechos que paralelamente habían sucedido que demostraban clara­mente que no se trataba solo del cambio del local de la embajada, sino de una suerte de concertación orquestada con los pales­tinos y otros países de la línea dura antiis­raelí, como Turquía y últimamente Irán. No hay que olvidar que diplomáticos de Pales­tina habían hablado con el Presidente y el canciller prometiendo que, si se mudaba la representación diplomática paraguaya de Jerusalén, abrirían su embajada en Asun­ción. Anuncio palestino que se hizo oficial el mismo día que Paraguay informaba que salía de Jerusalén.

Un hecho que decididamente no cayó bien en el país del Norte fue la entrevista del ministro Luis Castiglioni en Nueva York con el canciller iraní Mohamad Yavad Zarif, en momentos en que entraban en vigencia las sanciones de los Estados Uni­dos contra la República Islámica de Irán. El propio presidente Donald Trump había anunciado en la reciente asamblea de la ONU que endurecerá las sanciones contra Irán a partir del 5 de noviembre próximo, por lo que el acercamiento del Gobierno paraguayo a Teherán no está cayendo en el mejor momento y molesta a Washington, según todos los indicios.

Volviendo a las palabras del vicecanciller paraguayo sobre las relaciones con Irán, hay que recordar que el funcionario señaló que Paraguay tiene absoluta libertad y sobera­nía para decidir sus relaciones y que no veía motivos para que Estados Unidos se moles­tara por ello.

Tiene razón el viceministro sobre la liber­tad que tiene el país de relacionarse con quien quiera, pero lo que se olvidó de decir es que no es prudente que Paraguay corteje con Irán, justamente el país que está siendo castigado por Estados Unidos, que es uno de nuestros principales aliados.

Es muy mala política andar de las manos con la gente que está siendo cuestionada por la principal potencia occidental, cuya amistad y acercamiento necesitamos mejorar. Y el que dice no percatarse de eso miente o es decididamente un ciego total que no ve lo que todo el mundo encuentra muy visible.

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