La reciente decisión del Gobierno de llevar la embajada paraguaya en Israel de su capital, Jerusalén, a Tel Aviv, además de ser una torpeza, sigue acarreando elementos negativos para el Paraguay. No solo porque pone hoguera en el fuego en la relación con ese país, sino porque, al parecer, responde a designios de ciertos intereses palestinos en los que no tendría que inmiscuirse la diplomacia paraguaya.
Acaba de conocerse la decisión del Ministerio de Economía israelí de cancelar la programada visita de economistas de ese país a Paraguay. Por el conflicto diplomático suscitado, Israel considera que no tiene sentidoseguir cooperando de la manera como lo venía haciendo, debido al agravio que recibió su gobierno.
El pronunciamiento israelí para explicar la medida fue muy duro con la administración de Abdo Benítez, pues la considera de hipócrita.
El ministro de Economía e Industriaisraelita, Eli Cohen, dijo que es una hipocresía del Gobierno paraguayo intentar fortalecer los lazos económicos con Israel,disfrutar de la tecnología israelí y al mismo tiempo violar unacuerdo entre los dos países. La hipocresía tiene su precio, resaltó el ministro refiriéndose a la actitud del Gobiernoparaguayo.
Con la cancelación de la visita de lamisión económica de ese país se va materializando el rechazo de Israel a la torpe medida de cambiar la embajada paraguaya de su capital y sede de gobierno.
Y el que pierde es Paraguay porquenecesita del apoyo técnico y económico de Israel, que tiene nada menos que 8 premios Nobel en química y economía, además de numerosos proyectos tecnológicos que convirtieron losdesiertos de esa nación en tierras altamente productivas.
Para más, se acaba de conocer la versión de que la salida de la embajada paraguaya de Jerusalén habría sido orquestada de acuerdo con los intereses palestinos. Y por los diplomáticos árabes en diversos puntos del mundo.
Se ha dicho que representantes palestinos se reunieron con sus pares paraguayos en Nueva York,también con el canciller Castiglioni y el propio Presidente para articular la abrupta salida de la representación paraguaya de la capital israelí. A cambio de que Palestina abra su embajada en el Paraguay.
Por eso no es extraño que esa nación árabe, pocas horas después de conocerse la decisión de trasladarla legación nacional a Tel Aviv, anunciara que abriría su representación diplomática en Paraguay. Como si una cosa, la salida de Paraguay de Jerusalén, fuera la causa de la otra, la apertura palestina en Asunción, su efecto. Demasiada casualidad para que en política internacional se piense en otra cosa.
Todo lo cual podría explicar elahondamiento del conflicto entre Paraguay e Israel que ahoraestá tomando formas más duras para las conveniencias de nuestro país. Y que podría profundizarse si se confirma que detrás de la decisión paraguaya existe una concertación con algunospaíses árabes, que aprovechan la ocasión para debilitar la posición internacional del enemigo israelita a costa de la falta de visión de las autoridades paraguayas.
El gobierno de Abdo Benítez debe considerar más que nada los intereses de la nación paraguaya por encima de ciertas simpatías o antipatías ocasionales, y actuar de acuerdo a ellos. Tiene que comprender que hay errores que tienen altos costos para el país y que debe revertirlos con sabiduría y prudencia. Paraguay debe quedarse en Jerusalén.