El Gobierno liberó el precio del gasoil común, el que más se utiliza en el trans­porte y la actividad agrícola, que hasta la semana pasada se vendía a 4.630 guaraníes por litro, que se había fijado en la última suba que fue el 10 de enero último. Con la libera­ción del precio, las gasolineras del sector pri­vado están vendiendo a 400 guaraníes más, en 5.030 guaraníes el litro, lo que en este caso representa un alza del 8,64%.

Pero las especulaciones en torno al tema de la liberación y los nuevos precios están adqui­riendo ribetes casi humorísticos, si no fuera por algunas conclusiones peligrosas que se están dando en algunos medios de comunica­ción. Por lo que valdría la pena considerar la realidad con todos los elementos que la com­ponen y lo que a raíz de ello acontece.

Están las posiciones tremendistas, que afir­man que debido al aumento del valor de venta del gasoil peligra la estabilidad de precios en general y pronostican una fuerte alza en los productos de consumo y servicios. A raíz de ello ciertos pronosticadores del futuro afirman que habrá que pensar en un fuerte aumento sala­rial, en tanto que otros sostienen que disminui­rán las ventas de productos en supermercados y lugares en que se comercializan productos de consumo. Según todo lo cual estamos casi próximos a un desastre.

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Todo esto canalizado por ciertos medios vin­culados a supermercados y otros que tienen problemas para ceñirse a los hechos por afán sensacionalista.

En primer lugar, si el precio del gasoil tipo III sube un 8,64%, no tiene por qué afectar fuer­temente al precio de los productos, al valor del boleto del transporte público y servicios más allá de lo que incide en su costo de pro­ducción. Porque hay una serie de elemen­tos que intervienen en la formación de los precios que hay que contemplar para actuar razonablemente.

El Gobierno ya ha decidido no elevar el precio del boleto del transporte en Asunción y Área Metropolitana, por lo que ese punto ya no está en discusión.

Para que se entienda cuánto incide el nuevo precio del gasoil en los costos, se puede hacer un ejemplo con el precio del boleto de trans­porte urbano capitalino, que es una realidad bien conocida porque hay entre 700 mil y un millón de usuarios del mismo.

Suponiendo que el valor del combustible inter­viene en el costo del transporte público de pasajeros en un 50%, que no llega a eso, enton­ces el precio del boleto tendría que aumentar tan solo en 4,32%, que sería su incidencia en ese caso. Por lo que el boleto del transporte público que está en 2.200 guaraníes, si subiera, que no va a subir, tendría que aumentar 95 guara­níes, con lo que quedaría finalmente en 2.295 guaraníes. Lo que quiere decir que, si esa es la incidencia real del aumento del precio del gasoil, nunca el nuevo boleto del transporte urbano de pasajeros de Asunción y Área Metro­politana debería incrementarse en más de 95 guaraníes, dinero que va a absorber ahora el Estado con el subsidio que hará para favore­cer a los usuarios.

Este mismo cuadro de razonamiento puede trasladarse a cualquiera de los otros costos de productos y servicios y se verá que el nuevo precio del gasoil común que se ha liberado no tiene casi peso en la estructura de los mismos. Y, por consiguiente, no tiene por qué usarse como excusa para aumentar los precios de bie­nes y servicios, como pretenden ciertos medios y personas que intentan desvirtuar la realidad para sus fines crematísticos.

Etiquetas: #gasoil

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