El economista, analista político y periodista de opinión Pablo Herken no escatimó adjetivos para referirse a los senadores que están operando incluso internacionalmente para boicotear la ejecución del presupuesto 2017, constitucionalmente aprobado tras el veto del Ejecutivo por falta de acuerdo con la comisión de Hacienda y la Presidencia del Senado, coyunturalmente controladas por la llamada "disidencia", que nombra a una oposición igualmente coyuntural que reúne a colorados y a ciertos grupos de oposición, cuyo objetivo principal es sacar del escenario político a los candidatos con mayor posibilidad de ganar las elecciones, sin hacer la esencial diferencia entre intereses políticos coyunturales, electoralistas en este caso, y los intereses nacionales.

Herken los trató de cretinos, mediocres, antipatrióticos y cachafaces; este último, un término que la academia define como de uso en nuestra región, con el significado de "descarado, pícaro", pero que en nuestros vocabularios tiene un significado más denigrante, ya que es una persona sinvergüenza y descarada, es decir, que lo único que le importa es su interés y tiene el cinismo de exhibirlo públicamente como si fuera la verdad absoluta. En este caso, que están anteponiendo sus intereses personales a los del país, actuando con absoluto "descaro" y tratando de camuflar su accionar como una "preocupación nacional". Y ahí está el principal "descaro", de tratar de justificar el interés propio, pese a estar atentando contra el interés nacional, es decir, contra la economía nacional, positivamente calificada internacionalmente, pero difamada internacionalmente desde un grupete que ocupa cierto poder, lo que justifica la más seria acusación del economista: "traidores a la patria".

Efectivamente, entre los logros más importantes que ha alcanzado esta transición democrática, está el hecho de que se haya convivido civilizada y democráticamente, con alternancias en todos los poderes del Estado, en los departamentales y los municipales, y con un esfuerzo cada día más pronunciado de sacar al país de la miseria y el atraso. De ahí el fundamento del analista para acusar a los manipuladores de que el interés político contamine la economía. Es decir, que el interés de los particulares está en abierta y descarada violación del principio constitucional, de que el interés general debe primar sobre el particular. Es un hecho que suele darse internacionalmente, proveniente en muchos casos de intereses económicos de las grandes corporaciones, pero es un hecho abrumador que provenga de un sector dominante de uno de los poderes del Estado, que en vez de estar a las alturas de las circunstancias de un país en que se va consolidando la democracia y creciendo la economía, pese a arrastrar el gran atraso de los tiempos de república bananera, haya un "grupete" legislativo que siga pretendiendo que el poder se ejerza descaradamente en beneficio propio, poniendo en riesgo la economía del país.

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El ambiente caótico, promocionado mediáticamente a través de la preeminencia de los rumores por sobre las informaciones, no se refleja en las calles; como el ambiente de crisis no se refleja en la economía, salvo por el hecho de que existe aún una gran franja poblacional que está dentro de la pobreza, un hecho que no se debe a la actual coyuntura política y económica, sino que tiene una larga historia de desidia, de corrupción, de despilfarro.

No es extraño por eso que en el lenguaje de los voceros visibles del "grupete" se vocifere amenazantemente el único período de crisis que tuvo esta democracia, el tristemente heroico e histórico Marzo Paraguayo, anunciando de nuevo posibles "ríos de sangre", con gran apoyo de algunos de los sectores que en aquel trágico episodio apoyaron y encubrieron a los asesinos.

El ambiente caótico, promocionado mediáticamente a través de la preeminencia de los rumores por sobre las informaciones, no se refleja en las calles; como el ambiente de crisis no se refleja en la economía, salvo por el hecho de que existe aún una gran franja poblacional que está dentro de la pobreza, un hecho que no se debe a la actual coyuntura política y económica, sino que tiene una larga historia de desidia, de corrupción, de despilfarro; en fin, que lamentablemente aún se refleja en sectores de la administración pública, que, con la larga tradición de más de un siglo de historia, aún se resisten a "la trasparencia", que tratan de mantenerse en el poder sin tener que pelear los votos. Negociadores de la política cachafaz, pensando en los intereses propios; traidores a la patria.

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