- Fotos. Emilio Bazán
En estas fechas de celebraciones patrias, Augusto dos Santos recibe en el programa “Expresso”, transmitido por GEN/Nación Media, al historiador Fabián Chamorro, con quien reflexionan sobre el origen de la nación y la simbología patriótica. Chamorro resalta la importancia del sentido de pertenencia social que encierran los actos públicos, pero al mismo tiempo advierte sobre el problema del conocimiento cada vez más precario que hay sobre nuestra historia.
¿Qué significado y qué significante es hoy la Independencia y qué significado tiene para nuestra sociedad actual?
–Yo creo que tiene que ver con una cuestión identitaria, la identidad nacional, tener una fecha que nos congregue como paraguayos. La verdad que tenemos varias fechas por los episodios que Paraguay tuvo en el pasado, pero siempre la Independencia es el puntapié. Ahí nace el concepto de nación, ahí nace nuestro concepto de que somos paraguayos. Ese es el valor que sigue teniendo. Ya no esa cuestión nacionalista de “vamos a desfilar porque podemos ir a una guerra”. Eso sí se fue perdiendo con el tiempo y también con el tema de que estamos reinterconectados y se mezclan todas las culturas, pero nos enojamos por las choclotortas.
–Es muy interesante tratar de entender qué es la Independencia para las comunidades posmodernas. Vos creés que tiene mucho más que ver con la identidad que con el nacionalismo. Pero yo sigo creyendo que nos quedamos más en el boato de la celebración, en el culto a eso...
–Las celebraciones son importantes porque la fecha sigue marcando algo, es lo que nos identifica. Fijate lo que generan los festejos de la patria. Debe ser uno de los pocos días en los que hay esa alegría, cuando la gente llena la plaza aunque haga frío, canta, grita. Ese tipo de manifestaciones te muestran algo. Uno tiene todavía un sentido de pertenencia muy fuerte. Eso hay que rescatar y mantener porque es lo que nos sigue definiendo como nación.
–Además de la identidad que mencionaste, el otro sentido fuerte es el sentido de pertenencia.
–Claro. De hecho que tiene que ver con la identidad. La nación tiene varios elementos: el territorio; el pueblo, que es lo más importante; la cultura, el idioma, el sentido de pertenencia. Entonces eso tiene que ver y todo eso se junta en fechas como estas.
NACIONALISMO
–¿Creés que el nacionalismo sigue firme en nuestra sociedad?
–Sí, pero un nacionalismo medio sui generis. Somos muy nacionalistas en algunas cuestiones como enojarnos porque alguien le llama de otra forma a una comida que se come también acá en Paraguay, pero por ejemplo tenemos olvidados nuestros sitios históricos, tenemos olvidado nuestro patrimonio, no cuidamos el guaraní, porque cada vez es más el porcentaje de paraguayos que no hablan guaraní, que no entienden guaraní. Entonces, no estamos cuidando del idioma. No va a desaparecer en 50 o 100 años, pero va camino a eso si es que no se lo cuida.
–Y te agregaría el ninguneo horrible a las comunidades originarias.
–Claro, las comunidades originarias creo que hoy en día son el 2 o 3% de la población paraguaya. Lastimosamente a largo plazo van a desaparecer. Así que tenemos un nacionalismo extraño, de boca para afuera. “¡El mariscal!”, nos enojamos cuando de repente hay un personaje histórico al que le toca, pero a la hora de demostrar ese nacionalismo en cosas palpables no ocurre.
–Hay un nacionalismo más presente en el Paraguay para afuera que en el Paraguay para adentro.
–Sí, totalmente. Nos molestan de repente los extranjeros. Depende de dónde vienen también. Pero acá el problema es que no nos enfocamos no solamente como Estado, también como ciudadanía, en atender cuestiones que tienen que ver con lo que está acá, con lo que se ve, con lo que se toca.
–Quería preguntarte si lo que falla es la escuela, la educación, pero la única forma como la escuela paraguaya en gran parte de su tiempo, fundamentalmente durante la dictadura, transmitió el sentido nacionalista fue con cantar el himno y saber las fechas en que nacieron los próceres y eso finalmente no es sentido de pertenencia.
–Es parte de la expresión en todo caso ponerse las escarapelas. Ese tipo de cosas no cambiaron mucho, pero hay que reconocer que ya no hay una educación nacionalista y hay un abandono de la historia. La historia cada vez es menos contada y cada vez es peor contaba. Ves por ejemplo que los periodistas van por la calle y les preguntan a los alumnos qué se festeja el 14 y 15 de mayo. “El cumpleaños del mariscal”, de repente dicen. Y eso también es peligroso porque la historia es la raíz de la nación. Si muere la raíz, muere la nación. Es fundamental la historia para entender los procesos, saber por qué estamos como estamos, quiénes somos, por qué somos como somos.
–Pero probablemente también somos un poco prisioneros de las diferentes formas de dominación a nivel universal en diferentes épocas. Un día dijeron “los nacionalismos ya no nos sirven” y hablo del buen nacionalismo, no del patrioterismo.
–Estamos hablando de cómo nosotros entendemos nuestros procesos históricos inclusive. Los pilares del nacionalismo paraguayo son tres: José Gaspar Rodríguez de Francia, Carlos Antonio López y Francisco Solano López. Después apareció Bernardino Caballero, porque tenía que sostener la línea política de aquella época, sobre ellos se sustentó el discurso de todos esos años. Por eso es que de repente hasta ahora hablar un poquito mal nomás de López o de Francia implica un choque con una generación que vivió haciéndole loas a los tres.
HISTORIA CIENTÍFICA
–Y también capaz que tiene que ver con el acartonamiento, cómo transferimos la información histórica. El paraguayo tiene buen humor, pero nos acartonamos para contar ciertas cosas como la historia, por ejemplo.
–Es aburrido cómo se cuenta. Lastimosamente es así. Lo que sí yo valoro de este periodo posdictadura es que se volvió científica la historia, te permitió que vos puedas justamente hablar de López, cosa que en la época de Stroessner estaba prohibido, inclusive podías ir preso si hablabas mal de López. Pero hoy en día con la apertura de archivos, la conexión con los archivos de Inglaterra, del Vaticano, etc., es mucho más fácil. Eso es lo positivo. Lo malo es el tema de la difusión, cómo estamos comunicando, cómo estamos transmitiendo historia hoy en día. Las redes sociales de alguna manera nos ayudan, pero ahí también hay de todo. Entonces más allá de las redes sociales, tiene que ser el sistema educativo el que se encargue. Puede usar esas mismas herramientas, pero se tiene que encargar el sistema educativo de educar con respecto al tema de la historia paraguaya.
–Gente como vos carga una enorme responsabilidad de ser los nuevos relatores de la historia paraguaya para generaciones que tenían repudio al respecto de cómo se contaba la historia antes.
–Y también el poco interés que encontrás. Al de antes le interesa más, pero ya no hay forma de hacerle cambiar de opinión. Se va a pelear contigo por lo que él aprendió en tercer grado o le contó su abuelo sobre la guerra y no le vas a convencer de lo contrario. A esta generación le podemos contagiar, pero es otro trabajo. Entonces tenemos una generación que se va yendo, pero a la que no le podés hacer cambiar de opinión y te va a atacar por el simple hecho de decir lo contrario de lo que él aprendió hace 40, 50 años, y está una generación apática con respecto a la historia.
–Creo que el idioma guaraní es de las cosas genuinamente nuestras.
–Y es lo último que va quedando de lo nuestro por esta cuestión que hablamos hace rato, estamos hiperconectados, todo se mezcla y al guaraní hay que cuidarlo mucho más, hay que mimarle más a nuestro idioma.
AMENAZA EXTERNA
–Ponele que Francia, Molas, Yegros, Caballero, se reunían en esos tiempos para fundar un equipo de fútbol, el Deportivo Español, y que no se produjo lo que se produjo y seguíamos dependientes de España. ¿Quién nos devoraba en ese contexto?
–Es un ejercicio que yo no puedo hacer como historiador, pero voy a hacer porque es interesante. El Paraguay no quería independizarse de España. Ocurre porque Napoleón toma España y eso le deja sin rey a Latinoamérica y en la región ya había ciertas ideas de independencia luego de las invasiones inglesas que habían ocurrido unos años antes nada más, donde participaron también paraguayos. Entonces, el paraguayo no estaba muy apurado de salir de España porque justo cuando estaba mejorando todo, en Paraguay no hubo moneda durante 200 años y justo cuando hubo la reorganización de 1776, cuando se crean los virreinatos, el nuestro era el Virreinato del Río de la Plata, comenzó a entrar una migración más sostenida, más dinero, o sea no había un problema con España. Nuestro problema sí era con Buenos Aires, que siempre asfixió la economía paraguaya, y los portugueses que estaban en Brasil. No nos iban a absorber tan fácilmente porque ahí está el ejemplo de Paraguarí y Tacuary.
–¿Qué pasa ahí?
–Cuando se enteran los paraguayos que los porteños iban a venir, se unen porque era el enemigo común. El tema era defender a la España, defender este territorio. No voy a hablar de identidad porque al paraguayo de entonces vos le preguntabas el 14 de mayo qué era y te iba a decir “soy español”.
–Pero capaz que había ya un sentido de identidad a partir de un componente que era el territorio.
–El territorio, exactamente. Y ni siquiera el idioma, porque la mayoría hablaba guaraní en Paraguay. Entonces, con Buenos Aires definitivamente no estaban bien las cosas. Iban a tener que anexarnos a la fuerza. Y lo mismo hubiera ocurrido con los portugueses, que avanzaban sobre el territorio. Ya no existían los bandeirantes, pero estaba la imagen de estos saqueando pueblos españoles, matando... Entonces, había esos dos enemigos y el que quería prevalecer debía hacerlo por las armas. De otra forma no iban a poder meterse culturalmente. Los geopolíticos brasileños siempre hablaban de las fronteras vivas y hasta eso ya era difícil, no era que iban a poder entrar nomás en un territorio haciendo esa invasión sostenida por mucho tiempo. Entonces, nos iban a tener que absorber por la fuerza.
–¿Paraguay ya tenía esa importancia geoestratégica?
–Paraguay era la frontera con Portugal y estuvo siempre olvidado por el tema de que acá no había plata, no había oro. Por eso es que no venían tampoco muchos. No es que Paraguay tenía un ejército grande de españoles defendiendo la frontera. Recién en esa última etapa con los virreinatos se fortalecen las fronteras a través de fuertes, pero anteriormente todo quedaba en manos de los que vivían acá. Había que juntar la plata y las armas y cada uno con sus recursos debía defender esta frontera. Entonces, España no le peloteó mucho a Paraguay nunca. El proceso de independencia es sencillo con España porque cómo enviás tropas españolas acá, un país mediterráneo. Tenías que tomar primero Buenos Aires. Podían entrar por Montevideo, pero igual iba a ser un lío. En algún momento iban a pelearse con las tropas que estaban en Buenos Aires y no iban ni siquiera a llegar acá. Entonces, nuestro problema no era con España, nuestro problema era con nuestros vecinos.
DISIDENCIAS
–¿Qué es lo que pasó entre los próceres que se deterioró tanto hasta la muerte de esa relación?
–Primero, la mayoría de nuestros próceres eran militares. Dos, había una diferencia generacional importante porque Francia era mucho mayor que ellos. Francia tenía 45 y Yegros tenía 31 años, que era el más viejo del grupo. Vicente Ignacio Iturbe tenía 21 años y él es el segundo más importante de lo que ocurrió el 14 y 15 de mayo. Entonces, Francia nunca tuvo muy buena relación con ese grupo generacionalmente. Él era un intelectual, era un hombre que ya había tenido cargos importantes. Los otros eran gente de campo de batalla y del campo. Yegros era de Quyquyhó, Vicente Ignacio Iturbe era de San Pedro del Ycuamanduyú, Mauricio José Troche era de Curuguaty, Pedro Juan Caballero era de Tobatí.
–El mito te transporta al Francia ideólogo porque vivía dentro de las ideas por su formación, pero realmente ¿fue el ideólogo o fue una idea más bien de estrategia militar?
–Militar fue, porque no había tiempo. En marzo se le echa a las tropas porteñas. Todo ese contingente que llegó hasta lo que hoy es Carmen del Paraná, volver a sus bases en Yaguarón y después volver a Asunción ya era abril. ¿En qué momento ibas a negociar algo con una persona que estaba recluida en Trinidad, que cuando eso era otro distrito, no es que estaba cerca. Fue un componente vital a partir del 16 de mayo, pero lo que ocurrió el 14 y 15 de mayo fue una operación militar y en la cabeza estaba Fulgencio Yegros, que es la figura que recuerdan los paraguayos desde 1870. Cuando termina la guerra contra la Triple Alianza, él es el representante de la independencia nacional. Después, cuando prevalece el discurso nacionalista previo a la guerra del Chaco, se eleva la figura de Francia.
–¿Por qué pasan esos cambios?, ¿por qué cambiamos de ídolos?
–Se le vio a Francia como el padre de la patria por haber soportado (el contexto regional hostil).¿Por qué cierra Francia el país? Porque era una amenaza lo que hoy es Argentina. Las Provincias Unidas del Río de la Plata fueron en algún momento una amenaza para Paraguay. Francia cierra la frontera y va gobernando así. Y luego en Paraguay empiezan a ser reivindicados esos gobiernos fuertes.
IDENTIDAD E INDEPENDENCIA
–Su impronta es la soberanía.
–Totalmente. Francia consolida la identidad nacional y también la independencia nacional. A partir de él somos paraguayos, no hay otra opción. Él elimina todo elemento español y porteñista con el tiempo, lentamente, ya sea a través de expulsiones del país, ya sea a través del fusilamiento, y hace una sociedad más homogénea. De hecho, Paraguay era homogéneo porque venía de un proceso de mestizaje de 200 años, pero Francia le hace tan homogéneo que le prohibió a los españoles casarse con mujeres blancas. Se podían casar con una mestiza, pero con una mujer blanca no y en la otra generación ya desaparecía el tema europeo 100 %.
–¿No te parece que hay pocos textos populares históricos sobre Francia para que la gente lo conozca mejor?
–Estoy pensando que no hay libros populares sobre nadie. No produjimos historia más allá de la historia oficial. Falta mucho. No solamente de Francia, de todo. Y la figura preponderante en Paraguay es López. La figura que lleva todo, o sea que hasta ahora genera un debate fuerte, que genera muchos libros, es la figura de López y la guerra contra la Triple Alianza. Nosotros nos olvidamos la guerra del Chaco, el paraguayo en general. El debate mayor sigue siendo por la guerra contra la Triple Alianza, lo que significó.
–¿Por qué?
–Porque casi destruyó Paraguay y le marcó al paraguayo. López qué representa. La defensa de la soberanía, representa el haber muerto en el último campo de batalla con sus últimos hombres para que no caiga el Paraguay. Todo eso se volvió discurso, se volvió educación. Ese, por ejemplo, sigue siendo un elemento que aglutina hasta cierto punto. Cuando se convierte en un discurso nacionalista muy fuerte, chauvinista, ya no sirve de mucho. López, nos guste o no nos guste, representa todo eso que trataron de recuperar los novecentistas porque justamente representaba esa cuestión de soberanía, representaba esa cuestión de oponerse contra el Tratado Secreto de la Triple Alianza, porque ellos entendían lo que era el tratado de la Triple Alianza. Ahora tenemos que explicar lo que es el tratado primero para después entender cuál es la dimensión de López.
–¿Quiénes son otras figuras que te parecen interesantes de comentar de este equipo independentista?
–Yegros para mí es preponderante, pero también se mostró ambiguo en algún momento. Yo creo que cuando Francia acumuló todo el poder, él vio la posibilidad de “por qué no nos juntamos nomás con Argentina si de todas maneras vivimos así”. Y terminó abandonando un poquitito esas ideas que él tenía de una patria totalmente independiente, pero sigue siendo una figura para mí fundamental.
–La tradición oral ayudó mucho a crear un mito en torno a Francia, pero qué pasó con el equipo. Uno terminó preso, otro murió.
–Todos prácticamente murieron. Hay un supuesto complot, porque no hay mucha documentación al respecto, donde son procesados casi todos ellos en general por traición. Fulgencio Yegros fue fusilado en 1821, Caballero sabiendo su condena se suicida, Fernando de la Mora muere en la cárcel. Francia a los Iturbe no les quería, eso era evidente. A Iturbe lo saca de la cárcel para fusilarle en 1837 cuando él mismo ya se sentía a morir. Así que hay una historia muy triste en torno a todos los próceres.
–Cómo faltan estos análisis que nuestra falta de conciencia crítica nos secuestró, por el hecho de que todos ellos fueron devorados por la revolución.
–El que sobrevive y por eso es el único que está en el panteón es Tomás Antonio Yegros. Los Yegros están emparentados con Francia.
–¿Hay uno solo que sobrevive?
–Francia tenía una buena onda con él y le dice “andate a Corrientes, o si no te tengo que meter a la cárcel”. Y se va a vivir a Corrientes. Cuando muere Francia vuelve al país y se instala en Quyquyhó nuevamente, de donde era la familia Yegros. Este Yegros, hermano de Fulgencio, tiene mucho que ver con lo que ocurre después de Tacuary, porque (Manuel) Belgrano, el que comandó las tropas porteñas, le convence al comandante paraguayo Manuel Atanasio Cabañas de que él venía de buena onda. O sea, trajo un ejército que vino para tratar de liberar de los españoles. En esa relación de cartas Tomás Antonio tuvo mucho que ver. Belgrano de una manera le convence de “libérense y únanse a nosotros”. Ahí estuvo Tomás Antonio Yegros, que participa de los eventos del 14 y 15 de mayo y él muere ya cerca de la guerra contra la Triple Alianza. Cuando él fallece el que rescata la tumba es Juan O’Leary en 1961, cuando iban a cumplirse 150 años de la Independencia, cuando se rescatan los huesos del único prócer que está en el Panteón de los Héroes. Inclusive Mariano Antonio Molas, que fue quien propuso la dictadura (temporal) de Francia.
SUCESIÓN
–¿Cómo es que aparece en escena un poco más tarde Carlos Antonio López?
–Carlos Antonio López era una persona ya respetada que se había alejado del poder central, o sea del campo de influencia de Francia, que era Asunción. Se fue y se mudó hacia la zona de Villa del Rosario, primero, y después en la zona de la confluencia de río Manduvirá con Paraguay, que hoy es Arroyos y Esteros. Se mantuvo lejos.
–Si tenías cierto poder, lo mejor era estar lejos.
–No poder, sino cierta preponderancia. Que vos tengas unos cuantos aleros ya estaba mal. Entonces mejor no más bien allá recluido. Su esposa tenía mucha plata, él había tenido algunos casos que había llevado como abogado y era conocido. Hay alguna relación entre él y Mariano Roque Alonso, que no encuentro cuál, pero evidentemente había. Mariano Roque Alonso le elige a él como su secretario, a la persona que piense por él, porque era militar. Mariano Roque Alonso en un período breve de anarquía después de la muerte de Francia se apropia del poder porque ya era insostenible la situación. ¿Qué hizo Francia? Como no formó una elite intelectual, militar, nada, (el país) estaba lleno de brutos y esos brutos trataban de quedarse con el poder. Un golpecito acá, otro golpe acá. Después dijo Mariano Roque Alonso “basta” y él toma el poder, se arrima a Carlos Antonio López y ellos forman el Consulado, que es 90 % Carlos Antonio López.
–¿Y qué hace Mariano Roque Alonso?
–Como era militar, reorganizó las milicias, sobre todo sobre la costa del río Paraguay, que era fundamental. Pero después nada, todo era Carlos Antonio López y a partir de ahí se vuelve preponderante, después hegemónico también. Evidentemente a Mariano Roque Alonso no le interesaba mucho el poder tampoco y sube Carlos Antonio López y empieza otro periodo, también de dictadura, pero mucho más aperturista. Una vez que Argentina reconoce la independencia del Paraguay, en 1852 recién, Paraguay sale al mundo y le envía a su hijo (Francisco Solano López) como emisario, busca reconocimiento de otras potencias, trata de traer tecnología y a partir de ahí podemos hablar de una primera modernización del Estado paraguayo.
–¿Demoraron toda la etapa de Francia en el tema del reconocimiento?
–Sí, porque Francia tampoco se preocupó mucho por eso. Para Francia era una amenaza todos los extranjeros, tanto así que eliminó las congregaciones religiosas. Él dijo “el papa soy yo acá. Ustedes no van a recibir información de acá”. Comienzan a depender del Estado y ya no dependen de sus congregaciones afuera.
–O sea, se llega a Dios a través del Estado.
–Asimismo. Y todo lo que fue la organización de ese primer Estado paraguayo que hace Francia, deja a Paraguay libre, independiente, pero sin gente que pueda gobernar.
MODERNIZACIÓN
–Luego llega Carlos Antonio López e inaugura un proceso que es bien recordado.
–Sí, es mejor recordado que Francia por todo lo que estoy diciendo. También tuvo sus problemas. Siempre se dice que dijo que con Brasil las cosas hay que resolver con la pluma y no con la espada. Sin embargo, él solamente gobernó con la espada, pero sabía dónde parar. Tuvo problemas con Francia, con Inglaterra, con Norteamérica. Incluso la primera expedición naval militar que ejecuta Estados Unidos fue contra Paraguay. Carlos Antonio López modernizó bastante en comparación con Francia, con la fundición de Ybycuí, el ferrocarril, el astillero, el arsenal y también la obra arquitectónica que hizo en el centro histórico, que fue muy importante, pero tuvo también sus problemas y el nacionalismo exageró sus logros, de que tuvimos el primer ferrocarril. Nosotros estamos en una isla rodeada de tierra. Brasil por supuesto tuvo primero. Todos los que tienen costa tuvieron todo primero, el primer telégrafo, etc.