El recordado por los goles agónicos y salvadores, siempre querido por su alegría y carisma, Nelson “Pipino” Cuevas, protagonista de una vida de película, conversa con Augusto dos Santos para el programa “Expresso”, emitido por el canal GEN/Nación Media. Pipino comparte algunas de sus anécdotas, en las que siempre tiene un papel protagónico su madre, ña Tora, y brinda algunos consejos a las nuevas generaciones.
Fotos: Nadia Monges
–ADS: Pipino, si tuvieras que elegir a cinco tipos que conociste en el exterior y cinco que conociste en Paraguay para armar un equipo de fútbol y para tener buenos terceros tiempos, ¿quiénes serían?
–NC: He cosechado muy buenos amigos, tanto en el exterior como aquí en el plano local. A nivel de ex compañeros, por ejemplo, te diría Leonardo Astrada, un ex capitán del cuadro millonario. En México me gustaría convocarlo a Germán Villa, un capitán también. Después Hernán Díaz, que fue realmente la persona que más me ayudó cuando yo llegué a River Plate. Inclusive él me puso el apodo de Pipino Cuevas, de un boxeador muy famoso, boxeador mexicano muy rápido. Marcelo Gallardo. Gracias a Marcelo Gallardo empecé a jugar al golf. Y le pondría a una persona que no es futbolista, pero que se llama Ismael Argüello, que desde el primer momento en que llegué a Argentina me ayudó muchísimo. Él es taxista.
–¿Es argentino, paraguayo?
–Él es argentino de ascendencia paraguaya. Una persona que se brindó de lleno conmigo, que estuvo las 24 horas. Fue una persona que estuvo en los momentos malos, en los momentos difíciles y también los momentos buenos. Siempre estuvo conmigo.
–A veces, cuando uno llega a la estratósfera, olvida a los primeros. ¿No?
–Claro. Pasa que yo creo que cuando uno llega al éxito y cuando el futbolista gana mucho dinero, llega un momento donde no dimensiona lo que está ganando y el momento que está viviendo. Y yo creo que es el momento donde más tiene que pisar tierra, tiene que sentirse que es uno más del montón y tratar de no olvidarse de sus raíces y de los amigos.
ALEGRÍA Y GUITARRA
–Hay dos cosas que vos no olvidaste durante todo el proceso de tu carrera. Una es la alegría y otra es la guitarra. ¿Te abrió muchas puertas eso?
–Muchísimas puertas. Yo siempre digo que cuando uno está alegre le salen mejor las cosas. Muchas veces inclusive suelo dar charlas. Y siempre digo que la mejor mano de obra es de aquella persona que todo el tiempo está contenta, que demuestra buena actitud y buena cara, porque las cosas que uno hace lo tiene que hacer con mucha pasión y lo tiene que hacer de la mejor manera para que le pueda salir de la mejor manera porque sino si uno hace desganado, si hace de mala forma, evidentemente tiene tendencia a que algo salga mal. Entonces yo creo que es una de las cosas que me caracterizan a mí.
–¿Y la guitarra?
–La guitarra es algo que te abre muchísimas puertas. Se dice que el que canta reza dos veces. Es una cuestión realmente para mí fascinante, porque amo la guitarra. Amo la música, amo cantar. Por una bendición, también yo siempre digo que es una bendición el haberme topado con Alicia, una persona realmente maravillosa que me ha acompañado en todo momento porque mirá que es difícil encontrar una esposa para Nelson Cuevas, pero por sobre todas las cosas para los futbolistas. Yo me saqué la lotería con mi señora, me encanta tocar la guitarra y otra vez que tu señora cante contigo y que todo el tiempo te esté acompañando.
–Dicen que el periodismo es muy difícil para las esposas, pero el fútbol también.
–Bastante...
–Te olvidaste de contarme los cinco paraguayos para armar tu equipo.
–Te puedo decir Juan Antonio Benítez, un amigo de infancia; Arnaldo Marecos, también amigo de infancia, que son personas que le vieron a Pipino cuando no era nadie y después le tocó también viajar conmigo en momentos ya con el éxito, ya llegando a River Plate. Después le elegiría a Roque Santa Cruz, que es una persona increíble, una persona que aparte de que es un gran profesional, la bondad que tiene, la humanidad que tiene. Es tan noble, una persona maravillosa. Después Tomás Barbosa, un amigo, una persona muy buena a la que siempre le gusta mucho cocinar.
–Una persona indispensable para la isla...
–En el último le dejo a Alejandro Guggiari, que es una persona, qué pucha todo lo que ya pasamos. Una persona que admiro muchísimo, una persona que, a pesar de tener un éxito pleno a nivel empresarial, es una persona de muy buen corazón que ayuda a mucha gente. Hay un dicho que siempre dice que mamá y siempre me recalca: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Entonces, con Alejandro Guggiari pasamos muchas cosas muy importantes en esta vida.
RIVER PLATE
–Te voy a decir algunas frases sencillas que solamente tendrás que completar. Si volviera a jugar en Argentina, esta vez me gustaría jugar en...
–No me digas eso, River, no hay otra forma, en River Plate. Es algo tan grande el amor que le tengo a la institución. Por el hecho de que River Plate es un coloso, es una institución realmente maravillosa. Y aparte de ser hincha de River, me ayudó muchísimo. Para mí la cultura rioplatense es muy interesante, sacando un poco lo fanfarrones y lo chanta de repente que pueden llegar a ser. Me han enseñado muchísimas cosas maravillosas y en la institución de River me enseñaron a quererle a la institución.
–Jugaste en Brasil, en Argentina y México. ¿Cuál de estos países conjuga mejor la palabra emoción?
–Argentina. Lo que se vive en la Argentina a nivel de lo que es un superclásico es incomparable y ponete a pensar el gol que yo le hago a Racing Club de Avellaneda. Fue algo que realmente está en el top ten de los goles más gritados de la historia de River. Ponete a pensar esa clase de emociones no lo vivís en cualquier lado. Yo creo que la pasión verdadera del fútbol se vive en Argentina.
OPORTUNIDADES
–Aparte de tu enorme talento, se tienen que dar una serie de acontecimientos previos para que esa proeza se genere. ¿Reflexionás sobre eso siempre?
–Yo siempre digo que, evidentemente, el éxito primeramente está en amar plenamente lo que se está haciendo y se tiene que hacer con mucha pasión. Evidentemente hay que trabajar durísimo porque la base del éxito es el sacrificio. Es muy difícil que te llegue algo si vos no lo estás persiguiendo, no estás buscando, no te estás dedicando. Tenés que dedicarle mucha pasión, tenés que amar lo que hacés y laburar mucho.
Y evidentemente después a nivel futbolístico tenés que tener un cuidado personal, tenés un montón de factores que encaminar para tener fortuna. Hay que ir paso a paso. Eso tiene que estar muy ligado a todo para estar esperando el momento preciso. A mucha gente cuando le toca la oportunidad está de una manera timorata, de manera tibia. Y a la oportunidad se la espera parapetado, agazapado, esperando ese momento para poder agarrar la oportunidad porque son oportunidades que muy pocas veces pasan.
–Te pasó dos veces en la historia así a nivel mundial.
–Esto es categórico porque es el inicio de un éxito pleno para que pueda ser transferido, para que Pipino pueda ser llamado a la selección de Paraguay y se consolidara como ídolo. Evidentemente tu caché sube en otro nivel cuando sos futbolista de la selección.
–Después de 20 años te figuraste otra alternativa en el momento final o ese hamaque era la única opción.
–La única opción, no había de otra. Hoy en día los chicos tienen tantas posibilidades, tienen Play, tienen teléfono, tienen de todo. Y en mi caso la única posibilidad era triunfar porque había mucha necesidad. Yo provengo de una familia extremadamente humilde.
–Hablemos de Tembetary a propósito de eso. ¿Cómo fue ese inicio?
–Fue un momento fantástico de mi vida en donde pude valorar un montón de cosas. Epifanio Rojas era el técnico, era el doctor, era el kinesiólogo, era el utilero, era el que armaba la planilla. Epifanio Rojas era todo.
ÑA TORA
–En una familia donde hay alguien con tanta autoridad, ¿te dijeron “hijo, yo quiero que juegues al fútbol” o te escapaste?
–Yo me escapé. Mamá quería que yo fuese médico cirujano. A los 7 años ya quería que yo fuese médico. Tenía muy buenas calificaciones en la escuela. Y recuerdo que el Colegio Nacional de la Capital entraban los mejores, término medio 5, término medio cuatro no entraba. Como yo tuve todos 5, ella me inscribe en el Colegio Nacional de la Capital. Ella es una persona muy leída, mi mamá es muy culta. Entonces ella nos incentivaba siempre para el estudio, que el estudio es tu mejor herramienta, tenés que estudiar para ser alguien en la vida y evidentemente yo me voy al colegio, pero rompíamos la ventana y el colegio salía al costado, jugaba fútbol, todo el tiempo, era mi vida jugar al fútbol.
Mamá nunca quiso que juegue al fútbol. Tal es así que debuto en Sport Colombia a los 15 años y ella se entera. Y mis vecinos se van a abogar por mí para que ella no me pegue porque la disciplina funcionaba de una manera guacha, cinto, a veces manguera, lo que encontrara. Le decían: “Ña Nidia, anína reiñupã ne membýpe. Nderehecháipio osêmaha tele-pe, oha’ãkuaa la fútbol”.
Ahí ella empieza a entrar, se compenetra en mi carrera futbolística y se pelea muy grande con Alfonso Colmán. Me dice mamá: “Anda a pedirle a Alfonso Colmán un 200.000 por mes por lo menos para tu sueldo porque ndekarueterei”. Comía bife con huevos. Otro nivel ya estaba comiendo. Me voy a decirle así mismo lo que me dijo mi mamá y Alfonso Colmán agarra y me dice: “¿Pero quién lo que es tu mamá, quién me va a poner condiciones? No, vos sos mitã'i todavía”. Yo te digo que mi mamá no me va a mandar más si es que vos no me das eso. A la mierda me mandó don Alfonso.
Mi mamá no me manda más y luego le llama don Alfonso a mi mamá y le dice “vos qué te pensás, viejo de mierda”. Un quilombo ahí. Mi mamá empezó a entrar en mi carrera futbolística. Tal es así que no me voy más a jugar a Sport Colombia. Mi mamá le demanda a Sport Colombia, porque mamá dice: “Yo le parí a mi hijo, yo tengo la patria potestad, nadie puede mandar por mi hijo, él es menor de edad”. Mi mamá toma una decisión drástica. Esto es algo realmente increíble y me emociona mucho. Nos junta a la familia y le dice a mi papá, a mis hermanos: “Bueno, yo confío mucho en Nelson. Yo voy a empeñar la casa”, dice mamá.
–Esperá, tu mamá va a empeñar la casa por tu carrera...
–Por mi carrera, porque había que pagar el tema del juzgado, todo el juicio que mamá estaba haciendo en contra de Sport Colombia. Entonces costaba me acuerdo 7 a 8 millones guaraníes en esa época y mi papá le dice: “Pero vos, vieja loca”. “Vos callate”, le dice a mi papá. “Yo voy a tomar la decisión, yo ya dije que voy a empeñar la casa y voy a apostar por Nelson”. Entonces mi mamá se va a empeñar la casa, se va a hacer todo el juicio. A los seis meses gana. Fui uno de los primeros futbolistas que ganó su pase por vía menor de edad, porque era menor.
–Cuando la FIFA no se ocupaba todavía de ese tema, ña Tora ya se ocupó de eso.
–Es algo realmente increíble en ese sentido. Bueno, tal es así que consigue mi pase vía menor de edad por vía judicial. Se va a Olimpia, se va a Cerro, se va a Guaraní. Nadie le quería aceptar porque era un jugador conflictivo, un jugador que tenía muchos problemas a nivel judicial y no me quería aceptar nadie. Y mamá venía llorando todos los días. “No te quiere aceptar nadie porque dice que conseguimos el pase vía judicial y todos los clubes están de acuerdo” me dice mamá, venía llorando. Y en una de esas le encuentra a don Epifanio Rojas en la APF. “Vení yo te voy a firmar tu contrapase”, le dice. Le firma todo y viene mamá y me dice: “Ya encontré, mi hijo, vas a jugar en Tembetary”, me dice. “Está en Intermedia, pero algo es algo”, me dice. Así empezó mi carrera y empecé a hacer goles, goles, goles. Me convocan a la selección de Paraguay y ya empecé a jugar.
–Qué increíble ha sido la importancia de tu mamá... Diez representantes no harían lo que ella hizo.
–Yo creo que nadie. Y la historia de River Plate. Llega el Sudamericano, me eligen el mejor lateral derecho de Sudamérica, a Roque Santa Cruz el mejor centro delantero. Clasificamos al Mundial de Nigeria. Mi mamá se fue en colectivo con un sombrero, un bombo y una bandera y unas zapatillas hawaianas. Se fue a Buenos Aires ella. Nosotros nos fuimos en colectivo, pero por premio a la clasificación nos dicen que podemos viajar en avión. “Yo te voy a pagar el vuelo de mi viático”, le dije a mi mamá. “No, andate, yo tengo una misión acá”, dijo.
Ahí agarró un colectivo en Mar del Plata y directo a la cancha de River. Yo no sé cómo ella hizo porque hay como cinco guardias y cinco sectores muy importantes dentro del estadio de River que no te dejan entrar. Ella consiguió entrar, pasa todos los obstáculos en donde están, porque muchos guardias hay para poder llegar a la secretaria de la presidencia. Llega a la presidencia y le dice: “Yo soy Nidia Concepción Amarilla de Cuevas, casada con tres hijos, paraguaya. Necesito hablar con el presidente de River”. “Señora, usted tiene que sacar audiencia”. “No, necesito hablar con el presidente de River”. Le llama al presidente: “Acá hay una paraguaya media loca que quiere hablar con usted”, dice la secretaria. Y le tuvo cinco horas sentada esperando. Luego llama el presidente de River y le dice a su secretaria: “¿Sigue la paraguaya?”.
“Sí, doctor está acá, no se va a ir”. “Bueno, hacela pasar, pero estate atenta”, le dice a la secretaria.
Esto me contó todo el presidente de River porque después le adoró a mi mamá. Entra y le ve al presidente de River y le canta “Una noche tibia nos conocimos junto al lago azul de Ypacaraí”. Golpea la mesa y le dice: “Quiero que le compre a mi hijo, mi hijo es fantástico, no le va a fallar, doctor, compre a mi hijo, por favor”. Se ríe el presidente, pero quién es su hijo, le dice, yo no lo conozco a su hijo. “Por favor, mi hijo es Nelson Cuevas, la acaban de elegir el mejor de Sudamérica”. Bueno, señora, me parece genial, pero yo no lo conozco a su hijo. Déjeme hacer unas llamadas y a ver qué podemos resolver. Le llama al celular al pelado, a Ramón Díaz y le dice “conocés a un chico Cuevas”. Y evidentemente ellos ven todo lo que es el Sudamericano, las divisiones inferiores.
“Necesito saber si es bueno o malo, ¿tiene condiciones?”. Y evidentemente Ramón Díaz le dice que sí, es muy bueno, el chico tiene mucho futuro. “Gracias, Ramón”, le cortó el teléfono, le pasa la mano a mi mamá. “Señora, vamos a hacer negocios. Yo pensé que me estaba mintiendo y Ramón Díaz me dijo que su hijo es muy bueno. Así que ahora le voy a dar un vale, vaya al Sheraton, se va a descansar y ya tomé la decisión, yo le voy a juntar a mi comisión directiva, le tengo que contar a mi comisión de la decisión que acabo de tomar. Ya hicimos negocios, su hijo va a jugar en River”.
–¿Los defensores que desenfundaron la motosierra contigo que más recordás?
–Celsa Ayala, compañero mío, en un entrenamiento me dice en guaraní: “Cuevitas, hasy chéve che abductor. Eho amoóto lado. Yo estaba jugando en un equipo, él estaba en el otro equipo. Andate del lado de Hernán Díaz, al otro lado, porque viste que yo soy rápido y agresivo a la hora que juego. Y justo Pablo Aimar me tira una pelota en la espalda de Celso Ayala y empiezo a picar para no dejar la pelota en vano. Y me sale Celso Ayala al cruce y con una tijera me levanta y me dice: “Te dije bien que no vengas hacia acá” y me levanta otra vez.
–¿Llegaste a hablarle a algún defensor que ya te pegaba demasiado?
–Yo soy muy bromista y yo siempre le tiraba de todo. Cosas irreproducibles que solamente dentro del campo de juego se pueden decir. Era mucho de jugar con eso. Porque muchas veces me decían de todo al tirar un tiro de esquina en la cancha de Boca: “Paraguayo muerto de hambre”. De todo te dicen ellos. Y yo les hacía gestos y se calentaban.
PELÉ Y MARADONA
–Una vez le hiciste un golazo al Santos y se dice que estaba Pelé y que valoró.
–Sí, estaba Pelé. En ese partido estaba Pelé, se baja en el vestuario y me da un abrazo y le elige a tres que estábamos ahí, dos extranjeros y un brasileño, que era Kléverson, que era un compañero nuestro también y nos dice: “Vamos, que voy a festejar mi cumpleaños, vamos conmigo a mi casa”. Y nos vamos a la casa de Pelé. Nos vamos, amanecimos todos ahí con él, espectacular, de primera, una persona excepcional porque es muy noble también. Me tocó estar con Maradona y me tocó estar con Pelé.
–¿Cuántas veces en tu vida adentro de la cancha dijiste no puedo creer que esté jugando con este tipo al que tanto admiro?
–El hecho de haber llegado a River. Llego en el plantel, le veo a Berti, Astrada, el Mono Burgos, Sorín, Gallardo, Marcelo Salas, Orteguita, que veía que era seleccionado número 10. Le veía a todos los futbolistas de Primera y decía “Pucha, mirá dónde estoy. Yo no puedo creer dónde estoy”.
Tal es así que tuve la oportunidad de conocerle a Maradona. Me suena el teléfono, yo en Shanghái, una ciudad cosmopolita de 35 millones de habitantes, una ciudad inmensa. Por cierto me fui a jugar a China por una cuestión netamente económica. Suena mi teléfono. Pipino, ¿qué haces? ¿Quién sos? El Diego, me dice. ¿Qué Diego? Diego Maradona, boludo, estoy acá en el lobby del hotel. Vení, bajate. ¡Qué Maradona!, dije y le corté el teléfono por la cara a Diego Maradona. Suena otra vez el teléfono. “Boludo, soy el Diego, vos no entendés. Acá te paso con David”, me dice. Está un amigo argentino que tenía un restaurante en Shanghái. “Pipino, acá está el Diego, boludo. Te está esperando, bajate que vamos a cenar”. Bajo. Imaginate que Diego Maradona le esté esperando a Pipino, pues dejate de joder.
–¿Por qué no escribís un libro, Pipino? Las 25 anécdotas de Pipino. Eso será un boom.
–Muchas veces ya me planteé contar mi vida, de dónde yo vengo, de cómo fue todo lo que pasé para poder llegar a ser lo que soy sinceramente es algo muy interesante. Habría que hablar con un guionista, con esas personas que se dedican a eso.
DISCIPLINA
–En el momento más triunfal de tu vida, ¿crees que todo está al alcance de tu mano?
–Si yo no le hubiese tenido a ña Tora en mi vida, no hubiese llegado porque me hizo pasar mucha vergüenza. Es la única forma de que un hijo puede entender. Porque los hijos le dominan a los padres ahora.
–¿Cuál es tu consideración sobre la disciplina en los futbolistas de hoy?
–Yo creo que no hay éxito sin disciplina. No puede a una persona que no está disciplinada y no está haciendo bien las cosas llegarle el éxito y que todo le vaya bien. Un tipo desfachatado, irresponsable, que no cumple horario, alcohólico, que fuma, ¿cómo le va a ir bien? No tiene sentido. Hay que acompañarlo a eso. También la disciplina de sacrificio, el cuidado, el saber escuchar. Y hay que estar preparado mentalmente. Hay que ser fuertes. Hoy lamentablemente nuestros chicos no están bien preparados para la frustración. Tenés que levantarte y seguir intentando.
–¿Cómo ves a la selección?
–Un tema muy complicado.
–¿Qué cosas te ponen optimista y qué cosas te ponen pesimista?
–Optimista me pone que cada vez hay más futbolistas que se están consolidando a nivel de clubes, que están haciendo bien su trabajo. Pero a cuando vienen aquí algo está faltando a nivel grupal. Algo está faltando porque veo que hay muy buenos futbolistas, que son campeones de América, que son futbolistas que marcan diferencia en Inglaterra, por ejemplo. Están muy bien consolidados, ahora hay buenos futbolistas, pero a nivel de grupo yo creo que algo está faltando.
–¿Te llevás bien con el VAR?
–No, no me gusta. Porque se pierde la picardía, se pierde un montón de cosas. Se pierde la esencia de lo que es el fútbol en sí. El gol de Maradona no se va a poder ver ahora.