Por Arturo Peña, arturo.pena@gruponacion.com.py
Fotos: gentileza/archivo
Hoy Asunción celebra sus 484 años de vida. En las calles céntricas, el colorido y el calor de la gente compartiendo el domingo de fiesta. Serenatas en las plazas, discursos en los palcos. Y desde nuestras páginas, un aporte de historia, gracias a la colabaoración del historiador Guillaume Candela, quien cuenta algunos datos no tan conocidos de la “madre de ciudades”.
Generaciones hemos crecido teniendo en nuestro imaginario aquella imagen de la llegada de los españoles a la bahía de Asunción, encabezados por Juan de Salazar y Espinosa, y su encuentro con nativos guaraníes que los reciben mansamente en la costa de la bahía. Sin duda, los manuales escolares y secundarios se quedan sumamente cortos al momento de reflejar y dimensionar la relevancia histórica de un suceso tal como lo fue la instalación del fuerte de Nuestra Señora de la Asunción, piedra fundacional de la futura capital de la provincia del Río de la Plata y “madre” de alrededor de 70 ciudades en territorio paraguayo, en Brasil, Argentina y Bolivia.
Felizmente, muchos investigadores se han sumergido en la historia de la capital paraguaya para hallar reveladores datos sobre el proceso de fundación y crecimiento de la ciudad. Uno de estos historiadores es el doctor Guillaume Candela, miembro del Centro de Investigaciones en Historia Social del Paraguay (CIHSP), miembro del Comité Paraguayo de Ciencias Históricas (CPCH) y actualmente profesor en la Universidad de Aberystwyth, Gales, Reino Unido, quien ha dedicado toda su labor investigativa a la época colonial, especialmente el período de la conquista.
Apenas iniciado el diálogo, Candela revela ya un dato bastante llamativo y quizás poco conocido, al menos en el relato “oficial” en el que fuimos instruidos. Se trata de un documento fechado el 16 de abril de 1541 (cuatro años después de la fundación del fuerte) y firmado –y he aquí lo llamativo– en el Brasil. El mismo, según explica el historiador, es conservado actualmente en España, en el Archivo General de las Indias, y se trata del documento más antiguo a disposición, que hace referencia a la creación del cabildo en la provincia del Río de la Plata. El documento, redactado en la Isla de Santa Catalina, actual Florianópolis, Brasil, es el primer en describir la existencia del cabildo del Río de la Plata y, por ende, del Paraguay en esta época.
El documento del 16 de abril de 1541 prueba igualmente que es el segundo adelantado de la provincia del Río de la Plata, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, quien establece las instituciones como el cabildo y el primer archivo en la provincia del Río de la Plata. Es decir, la creación del cabildo de la provincia del Río de la Plata tuvo lugar en la Isla de Santa Catalina, para instalarse posteriormente en Asunción con la llegada de Alvar Núñez Cabeza de Vaca. “Florianópolis, el lugar donde algunos paraguayos suelen ir a veranear, allí se decide la creación del cabildo de la provincia del Río de la Plata, que con la llegada de Cabeza de Vaca va a instalarse a Asunción, pasando oficialmente de fuerte a calidad de ciudad y capital provincial”, señala el historiador. Este suceso y la designación determinaron sin dudas una mirada diferente hacia la nueva población que nacía en la ribera de la bahía de Asunción.
EL 15 DE AGOSTO
Pero ¿qué significa entonces, exactamente, la fecha del 15 de agosto de 1537? Candela explica: “Los primeros nombres de las ciudades americanas responden en gran medida al calendario litúrgico. Estamos ante una sociedad altamente volcada hacia la religión católica”. Agrega que la fecha fue en coincidencia con la celebración de la asunción de la Virgen María, por ello el fuerte construido por los conquistadores es bautizado Nuestra Señora de la Asunción. Es decir, no está relacionada la fecha con la primera llegada de los españoles en este lugar por el río Paraguay.
También, en el imaginario popular, existe la idea de una suerte de “descubrimiento” sobre la llegada de Juan de Salazar y Espinosa de los Monteros al territorio que sería la capital del Paraguay. “No era la primera vez que los españoles pasaban por estas regiones o atravesaban la bahía. Incluso ya habían tenido contactos con nativos del río Paraguay una década antes”, dice Candela.
Indica que hay registros que señalan que ya el navegante veneciano Sebastián Gaboto había surcado por las aguas del río Paraguay hacia 1525, “mucho tiempo antes que Salazar. Pero a ellos (a Gaboto y su tripulación) los guaraníes los atacaron, entonces el río Paraguay y la bahía de Asunción quedan en el registro como un territorio peligroso. Yo tengo una hipótesis al respecto, y es que esta expedición llevaba solo marineros y militares, no llevaba religiosos, y eso es muy importante. Mi tesis doctoral afirma que la instalación del fuerte de Asunción se pudo concretar gracias a la presencia de los religiosos. La manera de vestirse y la tonsura como marcas distintivas seguramente llamaron la atención a los pueblos guaraníes de la zona. Posiblemente los carios vieron en estos hombres algunos intereses. Eso cambia mucho también de la historia tradicional, que señala que los guaraníes recibieron a los españoles porque tenían hachas, tenían metales, o sea una visión muy materialista y reductora. Pero ¿por qué no pasó esto con Gaboto, por qué los rechazan? Incluso hay gente herida en los primeros intercambios con los guaraníes sobre el río Paraguay. Entonces, yo creo que la comunidad de los carios decidió intercambiar con los expedicionarios encabezados por Salazar por la presencia de mediadores espirituales como eran los sacerdotes pa’i”, señala el historiador.
LA PRIMERA CIUDAD
Poniendo en duda aquella imagen a la que hacíamos referencia al inicio –del encuentro del español con el guaraní ante una cruz–, Candela agrega aquí otro dato interesante: “En el sitio donde se instala el fuerte no había ningún pueblo guaraní. Yo no estaba seguro de eso en un principio, pero hace poco encontré un documento de 1542 que explica que los españoles instalaron el fuerte y luego la ciudad, por fuera del territorio de un teko’a, pueblo guaraní, por razones de seguridad”. Obviamente, con el transcurso del tiempo este contacto entre ambas culturas se dio, ya en el proceso de crecimiento de la población. “Dentro de la documentación existente los indígenas aparecen como piezas de servicio indígena, como criados esclavos, ellos no vivían en la casa del conquistador o del europeo. En la fuente colonial el espacio doméstico del conquistador aparece siempre separado el caso del europeo y el espacio habitado por los indígenas. Hay un espacio colonial que está bien identificado desde la primera fundación de la ciudad, con la casa del gobernador, del contador y de los otros oficiales reales y capitanes, que debían estar cerca de espacios de poder, como la catedral y el cabildo”, explica Candela.
En Asunción nunca se hicieron grandes trabajos de prospección arqueológica que ayuden a determinar y dar certeza a varias teorías sobre la fundación y crecimiento de Asunción en su nacimiento. Para Candela, el asentamiento del fuerte de Nuestra Señora de la Asunción debería haber estado en las inmediaciones del antiguo Cabildo –hoy Centro Cultural del Cabildo– y quizás en el terreno que baja hacia la ribera de la bahía. La actual Catedral Metropolitana también responde a ese trazado que tenía que ver con el poder colonial.
Siempre según los datos que aporta el historiador Guillaume Candela, una estimación de la cantidad de habitantes hacia 1542 es de alrededor de 500 europeos, basados en documentos llamados “Memorias” que se depositaban en el archivo del cabildo y se mandaban a España. La documentación conservada al nivel local, en el Archivo Nacional de Asunción, aporta mucha información sobre la cotidianeidad de estos colonizadores. De un documento a otro van apareciendo datos que tienen que ver con los juegos de azar, “como el de los naipes, y las deudas consecuentes de esta actividad, también de sucesos de violencia, referencias a actividades de prostitución. Tradicionalmente se piensa que pasaron muy pocas mujeres españolas en las primeras expediciones al Paraguay. Pero no es el caso, encontramos en la documentación nombres de varias mujeres que acompañaron las dos expediciones entre 1536 y 1541 y eso también va armando la estructura urbana”.
Algunos documentos mencionan el nombre de “mujeres enamoradas”, “que es un término muy específico para describir una situación de prostitución. Se refería en España a trabajadoras sexuales que ejercían su profesión en un ámbito privado y exclusivo, y no mujeres que trabajaban en los prostíbulos de las ciudades”, explica Candela. “Esos mismos años (1541/1542) aparece toda una vida que yo creo que por el momento pocos (historiadores) lo han demostrado. Uno tiende a pensar que en los primeros momentos solo llegaban los agricultores, los soldados, los religiosos y autoridades que en nombre del rey instalarán la colonia, pero no era así, la instalación de la colonia iba también con la implantación del contrabando, la llegada de personas sin permiso real como algunos franceses e ingleses, etc. A medida que se erigen las primeras iglesias, las casas de juego y los lugares de prostitución iban creciendo a la par. En los documentos uno ve también una realidad muy diferente de la existencia de una relación pacífica y armoniosa entre los conquistadores y los guaraníes, e incluso entre los propios conquistadores que a menudo se insultan dentro de la catedral, se lastiman en combates callejeros “, agrega.
LOS RAUDALES
Una población en crecimiento comienza a generar todo tipo de conflictos y muchos de ellos, aunque suene increíble, los seguimos sufriendo hasta hoy. Candela sigue haciendo referencia a algunos de ellos: “También encontré documentos muy interesantes que hablan de grandes problemas con el agua, documentos de 1544 y 1550 en los que se describe la presencia en las calles de grandes raudales causando inundaciones y problema de desagües. En esta misma documentación se encuentra disputas entre vecinos sobre cierre de calles sin permiso, construcciones de casas en el jardín del otro, producción agrícola sin autorización, etcétera. Todos estos documentos están en el Archivo Nacional de Asunción al alcance de los historiadores y del público en general. Es muy importante construir la historia social de los primeros tiempos de la capital provincial, herramienta que actúa como una máquina del tiempo facilitando la conexión entre realidades del pasado y del presente”, finaliza el historiador.