• POR MARCELO PEREIRA
  • Periodista

Analistas, politó­logos y sociólo­gos dijeron que la inequidad social es la deuda principal de la tran­sición a la democracia para­guaya, que hasta ahora no ha sido resuelta. En un aná­lisis especial hecho para La Nación, afirmaron que esa problemática es una bomba de tiempo en el país y que élites parecen que están “absolutamente divorcia­das de la realidad social y política”, lo que puede verse en el Congreso Nacional.

Además, lamentaron que las manifestaciones de la ciudadanía no sean sos­tenidas e identificaron al salario mínimo legal como un factor

de desigualdad al no ser el real, así como otras falen­cias de larga data en lo refe­rente al ámbito de la salud y la educación.

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Camilo Filártiga Callizo.

Al respecto, el politólogo Marcos Pérez Talia senten­ció que el gobierno del colo­rado Mario Abdo Benítez, tras cumplir un año y cua­tro meses de gestión, conti­núa articulando en torno a la dimensión política, mien­tras que los temas sobre el ámbito social siguen siendo la deuda pendiente, hecho que podría generar un esta­llido en la sociedad.

“Ellos afirman que deben hacer acuerdos parlamen­tarios, sobrevivir, pero la otra dimensión, lo social, sigue siendo la gran deuda pendiente. Hay muchas deudas por parte del Estado paraguayo que la democra­cia aún no ha sabido resol­ver. La inequidad social es la deuda principal de la tran­sición. Creo que se invierte mucho dinero en infraes­tructuras, pero me parece que el gran desafío sigue siendo la salud, la educa­ción por sobre todo y toda­vía no hay signos de que eso se pueda revertir pronto”, sentenció.

Marcos Pérez Talia

DESIGUALDAD, UNA “BOMBA”

Pérez Talia tildó la des­igualdad social como una “bomba de tiempo” para la administración de Abdo Benítez, pero resaltó que existen dos factores que contribuyen actualmente a que se mantenga intacta.

“Yo planteo dos hipóte­sis que luego explicarían el porqué la ciudadanía en Paraguay no está reaccio­nando. En primer lugar, me parece que los parti­dos políticos, sobre todo el Partido Colorado, ha sabido estrechar los vínculos con la sociedad y esos víncu­los, ya sean formales o informales, instituciona­lizados o no instituciona­lizados, de alguna manera están sirviendo para repe­ler a los reclamos ciudada­nos”, comentó.

ALGO ESTÁ CAMBIANDO

Se refirió al “factor his­tórico”. “Paraguay tiene una ciudadanía muy des­movilizada. Muchos auto­res unen las raíces de esta desmovilización con tiem­pos de la dictadura estro­nista. Sería como si se asu­miera que esos 35 años de dictadura sirvieron para aplacar cualquier intento de reacción ciudadana. En Paraguay no vemos mucho a la ciudadanía en las calles, no vemos a la gente en las plazas”, indicó.

“Durante la transición y consolidación de la democracia en Paraguay hemos visto algunos des­tellos de reclamos ciu­dadanos como, por ejem­plo, el Marzo Paraguayo (1999) y los intentos de reelección. Sin embargo, la regla sigue siendo el no reclamo. Ahora, a partir del 2015, estamos viendo algunos cambios como es el caso de UNA No Te Calles, casos sobre algunos dipu­tados y senadores que per­dieron sus bancas siendo muy poderosos, producto de una alianza entre la ciu­dadanía descontenta y los medios de comunicación. De a poco parece que algo está cambiando, pero no aún a un nivel de países como Ecuador, Chile, Perú o Bolivia”, enfatizó.

DIVORCIADOS DE LA REALIDAD SOCIAL

El politólogo Camilo Filártiga Callizo fue más allá y apuntó hacia el Parlamento. “Las élites parecen que están absolutamente divor­ciadas de la realidad social y la política, eso se ve en el Congreso Nacional. Actúan como si fuese que están ais­lados de las necesidades ciudadanas y eso podría generar un problema en el futuro”, sostuvo.

Añadió que en varias oca­siones se pudieron observar manifestaciones sociales importantes, pero que las mismas no fueron sosteni­das como las protestas que se viven en la región como en Ecuador, Perú y Chile, donde sus habitantes toma­ron las calles como signo de fatiga por la desigual­dad, provocando enfren­tamientos entre los civiles con los efectivos policiales, asaltos, incendios y hasta muertes.

“No han sido pocas las veces que la ciudadanía ha salido a manifestarse y fueron participaciones importan­tes, salieron a la calle en los momentos en que tenían que salir, en las grandes crisis políticas. El problema es que esto no es sostenido, sino que explota sobre un hecho puntual”, dijo.

En Paraguay, miles de familias todavía no pueden acceder a una vivienda digna. Este paisaje se puede observar en plena capital del país.

Resaltó que la diferencia radica en la falta de pensa­miento crítico, el cual es, según su percepción, un elemento absolutamente determinante. “Acá nues­tro desarrollo democrático es totalmente atípico, dis­tinto al de otros países de la región. Nosotros no tene­mos una clase media quizás con un pensamiento crítico, no tenemos ese nivel que pueda generar similares movilizaciones en cuanto a los derechos”, refirió.

CIUDADANÍA DESMOVILIZADA

Filártiga Callizo coincidió con Pérez Talia en sostener que Paraguay cuenta con una ciudadanía desmovili­zada. “Nosotros pareciera que vivimos en una calma permanente, parece que acá lo que ocurre en la región aparentemente ocurre en una dinámica dis­tinta a la nuestra. Parece que estamos estancados en el tiempo, pasan muchas cosas en nuestro alrededor y nosotros estamos como cor­tados de todo eso”, expresó.

Sin embargo, puntualizó también que existen ele­mentos de “vulneración y de exclusión social” que podrían motivar a impul­sar movilizaciones. “Acá hay algunos elementos. Es difícil poder decir que lo que se vive en Chile podrá ocurrir también en Para­guay porque son contex­tos diferentes; es decir, son desarrollos democráticos de pueblos totalmente dis­tintos”, sostuvo.

Por otra parte, destacó que por lo menos la admi­nistración de Mario Abdo Benítez se encuentra supe­rando los conflictos eco­nómicos que azotaron duramente en los prime­ros meses de su mandato.

“Los problemas surgen de las altas crisis económicas y yo creo que este año el Gobierno empezó a salir de ese conflicto. Ahora vemos algunas señales y eso le alcanzará para no sufrir algún tipo de ingo­bernabilidad. Es nece­sario poner énfasis en el aspecto social, en cuanto a impulsar planes, progra­mas; creo que eso le puede dar un respaldo impor­tante. Acá los problemas que tenemos son estruc­turales, problemas como acceso a la tierra, la salud, la educación, incluso a la vivienda”, argumentó.

CRÍTICA DE LA IGLESIA CATÓLICA

“Mucho dinero en pocas manos y poco trabajo para la gente”, fueron las palabras iniciales del mensaje de la Iglesia Católica el pasado domingo, en el marco de la celebración por la festivi­dad de la Virgen de Caacupé, hecho a través de monseñor Ricardo Valenzuela.

“Seguimos siendo un país vergonzosamente desigual. Dicen las estadísticas que disminuyó un poco la canti­dad de pobres, medidos a par­tir del ingreso, pero segui­mos con más de 1.800.000 pobres entre nosotros, mien­tras poquísimas personas acumulan riquezas que ni siquiera están en condicio­nes de manejar y controlar, y menos aún en convertirlas en inversiones para generar fuentes genuinas de trabajo para los miles de desocupa­dos”, indicaba la nota.

El obispo de Caacupé sos­tuvo además que “basta de mezquindad con el dinero, basta de acumu­lación excesivas de bie­nes improductivos en manos de pocos; basta de especular con la nece­sidad y angustia de los pobres para despojarlos de sus escasos bienes y empujarlos de esa forma a vivir cada vez de peor manera”.

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