La consultora política brasileña Andrea Cavalcanti declaró que el ministro Sergio Moro busca reivindicarse como “sherriff justiciero” con la investigación sobre Darío Messer luego del revés que sufrió debido a la liberación del ex presidente Lula da Silva. Asimismo, alertó sobre las nocivas consecuencias de la presunción de que la Justicia paraguaya no sería competente.

En declaraciones a La Nación, la consultora política Andrea Caval­canti desarrolló un análisis de coyuntura con el objeto de aproximarnos a una compren­sión más acabada del alcance jurídico y político del pedido de prisión preventiva de la justicia brasileña al ex presidente de la República Horacio Cartes.

–¿Cómo hay que analizar esta investigación abierta en el Brasil sobre las acti­vidades de Darío Messer?

–Para analizar la situación actual, debemos segmentar nuestro objeto de estudio. Hay una lectura desde el punto de vista político y otro desde el punto de vista jurídico. Ambos no están en la misma sintonía. La motivación es preponderan­temente política, jurídicamente no se sostiene, pero la política va más allá de lo político. Aparte, existe una asimetría de infor­mación por parte del Gobierno paraguayo, que no tiene acceso a todo lo que está sucediendo en Brasil. Paraguay está en clara y amplia desventaja desde el punto de vista de las informa­ciones. Entonces... Paraguay va a comer un plato que le sirvie­ron, Paraguay no sabe cómo se preparó (en Brasil).

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

–¿Qué reflexión le merece el caso particular de la Opera­ción Patrón?

–Creo que al juez Marcelo Breta se le fue de las manos (el caso). Él no trabaja solo; trabaja con otros procuradores, que en Paraguay les dicen fisca­les. Y claro, debe confiar en su equipo, pero a veces en el afán de culpar a alguien practicó métodos totalmente inducti­vos. En Brasil, Darío Messer es considerado como el hom­bre del PT (Partido de los Tra­bajadores). Que el señor Mes­ser y el ex presidente Cartes se consideren mutuamente hermanos de alma no quiere decir que están vinculados en ningún tipo de operación concreta. Eso sí, Messer sí es investigado desde el 2005 por lavado de dinero para el Par­tido de los Trabajadores, que lo vinculan al financiamiento de campaña. Entonces, el pro­blema de Brasil es con Messer, no es con Horacio Cartes”.

–Es llamativo el momento en que se produce todo esto, ¿qué le parece?

–¿Por qué justamente ahora que salió libre Lula (da Silva) van por Horacio Cartes? Lo que se comenta acá es que es una forma de presionar a Mes­ser para que abra su boca, como se dice en portugués: vai a colo­car sua boca no trombone (va a colocar su boca en el trom­bón). Pero todavía no lo hizo. La única forma de presionar es apuntando a su familia. Esta es una táctica utilizada en todo el mundo. Es una presión muy subliminal, lo que es peor, está en el aire. Como la gente suele decir: se huele algo raro.

–¿Cuál es la incidencia de Sergio Moro en toda esta cuestión?

–Sergio Moro está muy fragili­zado, desde las divulgaciones de Intercept Brasil (sitio web que divulgó conversaciones de Ser­gio Moro vía Instagram). Ser­gio Moro actuaba como juez y parte; él orientaba a los fiscales sobre cómo actuar y esto en la ley brasileña no está permitido, es antiético. ¿Cómo un juez va a orientar a un fiscal sobre cómo debe actuar? En Brasil, la Justi­cia está separada del Ministerio Público, por la independencia de las funciones.

Intercept develó cómo el juez Moro orientaba las investi­gaciones. Analicemos: si vos sos el juez, teóricamente vos no sabés nada, yo te entrego toda la investigación, y ahí recién entonces vas a leer y hacer tu juicio de valor. Pero si vos trabajaste conmigo en ese proceso ¿quién es juez? Yo te orienté a vos cómo hacerlo, a esperar los tiempos, a deter­minar el momento ideal o no. Esto fue ampliamente divul­gado en Brasil.

–¿Cuál es la situación de la operación Lava Jato?

–Después de que el ex presi­dente Lula da Silva haya sido liberado, la Operación Lava Jato perdió más que su fuerza, perdió su credibilidad. Porque todos los recursos financie­ros, humanos y políticos fue­ron invertidos en algo que no resultó. Lula ya está libre, ya está pidiendo financiamiento para su campaña. Entonces, él (Sergio Moro) necesita mos­trar que están fuertes y nada mejor que un ex presidente. Horacio Cartes nunca estuvo en el blanco de Brasil.

–¿Cuál es el papel del Minis­terio Público Federal del Brasil?

–El MPF comúnmente es conocido como el 4º poder. Tiene todas sus funcio­nes independientes, él no se subordina. Lo que hace la jus­ticia es una cosa y lo que hace el Ministerio Público es otra. La investigación primaria la inicia la Policía Civil y después entrega al Ministerio Público. Como el tema es extraterrito­rial, la investigación la hizo la Policía Federal, después que esta realizó toda la investiga­ción, presentó esa denuncia al Ministerio Público Federal, este lo recibe y lo procesa.

Este es el rito ordinario, normal. La Operación Lava Jato tiene su propio rito, su propia forma de hacer las cosas, de la que poco se sabe. El “sheriff” era Sergio Moro, pero en cada estado se tiene un fiscal que está a cargo. Por ejemplo, en Curitiba está Deltan Dallagnol, exponente también de la operación. La Operación Lava Jato está frag­mentada en muchas partes. En el relatorio de la investi­gación preliminar de la Poli­cía Federal no se encuentra, no se consiguen pruebas fác­ticas que vinculen a Horacio Cartes y Darío Messer.

Lo que dijo el fiscal de la causa es que la Policía Federal hizo su investigación, pero ahora nosotros (MPF) haremos la interpretación de la investi­gación. Uno dice que no hay vínculo y el otro quiere decir que existe algo.

–¿En qué se basa el MPF para pedir la prisión pre­ventiva de Cartes?

–La lógica de la inferencia del Ministerio Público es: primero yo te acuso y luego busco cómo comprobarlo. Esto, en lo abso­luto, es habitual en la justicia del Brasil. Dentro del MPF hay un roce entre varios fiscales que no están de acuerdo con su forma de actuar (la de Moro).

–¿Cuál es el grado de credi­bilidad de la Justicia para­guaya en el Brasil?

–El Ministerio Público se basa en la presunción de que la Justi­cia paraguaya no es competente para juzgar un caso de este tipo. Hay una asimetría de poder gigantesca, yo no toco el tema de soberanía, yo alego una recipro­cidad. No existe reciprocidad. No se dan cuenta del daño que pueden infringir porque están más enfocados en algo perso­nal, tanto que el Estado está siendo desplazado a segundo plano, a una segunda catego­ría. Paraguay es un Estado de derecho y eso significa que tiene autotutela. El Estado puede rever sus hechos a cual­quier tiempo. Lo que se nota aquí es que hay un sesgo polí­tico muy fuerte. Porque jurídi­camente hasta un pasante de Derecho lo vería claramente.

PERFIL

ANDREA CAVALCANTI

Nacionalidad: Brasileña.

Profesión: Consultora polí­tica.

Estudios: Especialista en políticas públicas y gestión gubernamental.

Área de especialidad: Admi­nistración pública, rela­ciones bilaterales Para­guay-Brasil.

Déjanos tus comentarios en Voiz