El día de la independencia es una celebración central anual, la más emotiva para el pueblo de Israel, porque no solo se celebra el nacimiento de la Nación, sino la lucha por su sobrevivencia. En tal fecha, Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, ofreció una recepción al ex presidente de nuestro país, Horacio Cartes.
Fue un recibimiento en tono afectivo, en un marco familiar, ocasión en la que –una vez más– se puso de resalto el gran aprecio que el líder israelí profesa hacia el Paraguay.
La recepción que Netanyahu ofreció a HC fue en coincidencia con un día en que en todas las familias celebran la memoria de la independencia y la alegría de los 71 años como nación de Israel.
Tras la recepción, hubo una larga charla de sobremesa en la que se analizó el itinerario de las relaciones entre Paraguay e Israel y se conversó sobre el potencial de Israel como oportunidad para la promoción de jóvenes paraguayos. Esto es posible hoy desde la iniciativa conjunta entre HC Innovations y la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Durante tal reunión, nuevamente el ex presidente paraguayo agradeció las muestras de proximidad y afecto del primer ministro de Israel y mencionó que esta nación es ejemplo para el mundo en estos tiempos que se viven, por su capacidad para avanzar en medio de las adversidades.
Vale recordar que Horacio Cartes toma parte de estas fechas en Israel como invitado especial del propio jefe de Gobierno.
ESTUVO EMBAJADOR DE ESTADOS UNIDOS
El propio embajador de los Estados Unidos en Israel, David Friedman, estuvo presente en la celebración ofrecida por el primer ministro Netanyahu a Horacio Cartes. Friedman, de 59 años, fue designado por el Senado de los Estados Unidos para ejercer la representación diplomática en Israel a principios del 2017.
En las celebraciones centrales durante un acto en el que Cartes estuvo sentado junto con Benjamin Netanyahu, el presentador oficial lo anunció como un gran amigo de Israel. Horario Cartes expresó luego a los enviados especiales de La Nación que esa distinción constituía un gesto que jamás podría olvidar.