El arquitecto ecourbanista español Salvador Rueda -que hizo su primer vivo en Instagram- con el arquitecto paraguayo Javier Corvalán, nos insta a reflexionar sobre el impacto del ser humano en la naturaleza, “somos parte de ella y no podemos separarlas”.

Por: Jazmín Gómez Fleitas

El urbanismo ecosistémico, del cual es vocero Salvador Rueda -una eminencia para quienes aún no han escuchado de él- apoya la construcción de un modelo de ciudad en la cual el conocimiento está puesto en lo sostenible. ¿Qué significa? Que el ser humano y la naturaleza son parte de un todo indispensable para planificar la vida en las ciudades.

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¿Qué relación tiene esto? Javier Corvalán, como moderador, y Salvador Rueda, como expositor, analizaron ayer en el vivo de la cuenta de Instagram de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte de la Universidad Nacional de Asunción (FADA-UNA) @enfada.te, cómo se vive en las ciudades, cuál es su impacto y por qué deberíamos replantearnos cómo hacemos ciudad urgentemente.

El arquitecto paraguayo Javier Corvalán
El arquitecto español Salvador Rueda

El ser humano es parte de la naturaleza

“Ya no vale la pena de hablar de medio ambiente, sino de ecología. La relación del ser humano con la naturaleza. Hay que entender que nosotros somos parte de la naturaleza y ya no podemos prescindir cuando se nos antoje de los poderes de la naturaleza”, arrancaba.

“Un virus ha puesto patas arriba nuestro sistema de vida, en cualquier parte del mundo ha significado un golpe brutal, porque con la globalización la extensión del problema es mayor. Epidemias siempre han habido pero qué es lo diferente ahora, que la presión que ejercemos sobre la naturaleza ha facilitado que se produzca. Solamente en Barcelona mueren 700 personas al año por la contaminación del aire, un efecto colateral de nuestra forma de vivir. Y ahora con el Covid-19 que apareció luego de haberse consumido un murciélago, no podemos negar que los seres humanos son omnívoros pero el problema está en la presión que ejercemos en los sistemas naturales más salvajes. Si todo es válido, es obvio que la naturaleza vaya a reaccionar en algún momento”, expone.

Turismo de masas

Rueda explica que para entender la dinámica de las ciudades hay que visualizarlas como un sistema de proporciones en sí mismo. “Si la ciudad fuera una paella, puedes tener los mejores ingredientes y relacionarnos entre ellos, pero si te pasas de sal no te la puedes comer. Y al turismo le está pasando lo mismo. Cambia el orden de las cosas, el precio de las cosas, se tiene que regular y punto. Una primera cuestión sería esa”, puntualizaba.

La segunda cuestión que expone la hace recordando una frase de su profesor: “El turismo es la prostituta de la ecología porque llega, compra, deja el residuo y se va. Es fuerte pero creo que deberíamos considerar esto. El problema es que estas regulaciones tienen difícil solución en un esquema como el capitalismo así que veo como solución que las ciudades se empoderen. No hay entes mundiales que regulen esta proporción, pero las ciudades pueden organizarlas. Cuántos entras por día, etc.”

Comprar local

En esta situación todos estamos haciendo un consenso sobre qué es lo verdaderamente importante y qué no lo es. En el contexto de las ciudades, Salvador visualiza: “¿Qué es una ciudad sin comercio? No se mantiene. Tenemos que impulsar el comercio local, comprar de nuestro barrio, del despensero, de la tienda que te queda cerca, no pedir de Amazon cualquier compra por impulso. La resiliencia de una ciudad está en el número de las personas jurídicas”.

La ciudad está para vivirla

De vuelta, resalta ¿quiénes están en el centro del tablero? De la sociedad, de la ciudad. Con un desafío final. “¿Están las personas sin importar edad, etnia? Es tan triste lo que está pasando en España con los adultos mayores, por ejemplo. Además, tenemos que repensar cómo diseñar las casas, familias numerosas en espacios pequeños. Hay que diseñar un espacio público para todos en términos de bioseguridad”.

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