Por Gustavo del Puerto

Entró septiembre, el mes de las flores y de la juventud. Y coincidentemente floreció la nominación del tan esperado técnico para la selección absoluta de Paraguay. Así se cumplió la promesa de Robert Harrison, presidente de la APF: en setiembre tendremos el entrenador y mundialista.

El elegido es el colombiano Juan Carlos Osorio, un empedernido de los apuntes, la innovación táctica y el fútbol moderno. Los que conocen al cafetero (como el Pepe Cardozo) lo califican como un enfermo del trabajo y que respira fútbol día y noche.

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La APF, en primer lugar fue a buscar al Tata Martino, pero esa vuelta no era fácil por todo lo que representa al ex adiestrador albirrojo dirigir actualmente en los Estados Unidos. Allá está cómodo, gana bien y con la posibilidad de una extensión del vínculo.

Después del argentino se fueron descartando opciones como Scolari y Gareca, para finalmente sellar el acuerdo con Osorio, que tras su desvinculación con México luego de Rusia 2018, también estuvo atento al llamado de Colombia, donde no continúa Pekerman.

Con la venida de Osorio, a más de la expectativa que genera, aunque no era de la preferencia absoluta del público paraguayo, paralelamente uno tiene que esperar un mejor juego de la selección, las fluidas rotaciones y los cambios posicionales en el equipo. Es un profesional conocido por armar la estrategia cada partido, en base a las virtudes y defectos del contrincante.

Es lógico que Osorio como un gran estudioso del fútbol y una máquina para recabar informaciones, primero habrá analizado los jugadores que tendrá a disposición para luego seguir con las conversaciones y cerrar el trato con Harrison.

Hay una prometedora camada nueva para la renovación y futbolistas que van madurando para no sentir el peso de la presión que significa jugar en la selección, y muy especialmente, recuperar la jerarquía y la mística ganadora de local para estar en el Mundial de Qatar. Esa fuerza de local se perdió y fue determinante para mirar por TV los últimos dos mundiales.

A Osorio le espera mucho trabajo y no tiene gran margen para el error. Los amistosos y la próxima Copa América servirán como un banco de prueba para tener afinada a su molde y estilo futbolístico la selección. Pero también es cierto que los jugadores potables al llamado, ahora tienen que empezar a despegar y consolidarse en sus clubes. No hay abundancia como en otras selecciones, pero contamos con materia prima para fortalecer el nuevo cimiento albirrojo y la gran ilusión de volver a un Mundial.

Osorio precisa de la paciencia y de todas las herramientas para darle el camino correcto al nuevo rumbo futbolero. Hay urgencia que la APF consiga buenos amistosos para la Albirroja y que el DT lo más pronto posible pueda detectar las falencias y acomodar las piezas en sus lugares.

También es obligación de la APF mejorar los campos de juego a nivel criollo, que nuestro campeonato sea más competitivo, que repunte el arbitraje y que el fútbol tenga más fluidez. A medida que tengamos más pelota en movimiento, también la ayuda será para Osorio.

Foto: Néstor Soto.

Creo que en estos momentos la selección es una causa nacional. No solamente de la dirigencia que tiene la materia pendiente de corregir errores, cuerpo técnico y jugadores. También el público con su apoyo fortalecerá la ilusión.

Ya está Osorio y bienvenido a Paraguay. Dentro de las posibilidades que se manejaron, las negativas de algunos técnicos para venir, porque hoy la Albirroja está devaluada y no seduce, finalmente considero que Harrison y el Consejo Ejecutivo tomaron la mejor decisión.

Tenemos la gran esperanza jugar bien, dar un mejor trato a la pelota, pero de ninguna manera hay que dejar de lado la garra que es la marca registrada del paraguayo. Sin renunciamiento a esa fortaleza hay que agregar el mejor fútbol.

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