- Salim Salemma
- Socio del Club de Ejecutivos
Analizar los niveles de pobreza es crucial al hablar de capital humano, ya que el crecimiento de la clase media implica un aumento de ese capital calificado. Actualmente, Paraguay cuenta con una clase media más significativa que nunca. En 1989, solo 1,4 de cada 10 paraguayos terminaban el colegio. Hoy, 36 años después, 5 de cada 10 lo hacen, y se espera que esta cifra siga aumentando, con una cobertura de educación inicial que alcanza el 98 %. En términos universitarios, la población estudiantil pasó de 25.000 personas en 1989 a alrededor de 400.000 en la actualidad, multiplicándose casi 20 veces.
A pesar de estos avances, el principal desafío sigue siendo el capital humano, especialmente en mandos medios, intermedios, jefaturas y gerencias. A menudo, es necesario traer personas de otros países para ocupar estos puestos de liderazgo. Aunque los paraguayos cuentan con una buena formación técnica, aún no se cubren completamente las necesidades de liderazgo en estos niveles. Peter Drucker, uno de los padres de la Administración de Empresas, decía que “la cultura se come la estrategia en el desayuno”. En nuestra cultura, valoramos mucho los contactos y la amistad, lo que nos dificulta decir que “no”.
En los años 90, la palabra “gerente” era sinónimo de progreso laboral. Le pregunté a mi padre, don Elzear, cuál era la clave para ser gerente, y él me respondió: “Saber decir que no”. En ese momento, no entendí la profundidad del concepto, pero con el tiempo comprendí que el liderazgo implica saber poner límites, lo cual no siempre es popular en nuestra cultura. El liderazgo y el pensamiento crítico están relacionados con una parte de la educación, que no es necesariamente técnica, sino humanística, conocida como habilidades blandas o soft skills. Liderar es influir en pos de los objetivos de una compañía. Aunque hay nuevas tendencias de liderazgo, como el participativo y el heterogéneo, muchas veces no encajan completamente con nuestra cultura, que prefiere líderes que den directrices claras.
Es importante considerar la cultura al implementar nuevas ideas, adaptándolas con tiempo para que encajen productivamente. Una de las principales virtudes de algunos países vecinos es su liderazgo, que a veces nos cuesta adoptar debido a nuestra idiosincrasia. Esto se refleja en la necesidad de mandos medios y en la contratación de directores técnicos extranjeros, como el exitoso profe Alfaro en la selección paraguaya, quien, a través de su liderazgo, ha transformado los resultados con un mismo equipo con capacidades técnicas.
El liderazgo empresarial debe estar ligado a un objetivo, y nunca ha sido tan necesario como hoy. Las nuevas exigencias requieren reforzar el liderazgo en nuestras compañías, mediante talleres y capacitaciones en resolución de problemas. Un gerente “es la persona responsable de planear y dirigir el trabajo de un grupo de individuos, de monitorear su desempeño y tomar acción correctiva cuando es necesario”. Por lo tanto, los gerentes son contratados para resolver y evitar problemas, y el liderazgo incluye la capacidad de interrelación con pares, gestión de problemas, manejo de inteligencia emocional, de frustraciones, medición de tiempos, capacidad de negociación, entre otros aspectos.
En conclusión, el problema no es solo la capacitación técnica, que existe y está democratizada, sino la falta de habilidades blandas necesarias para un liderazgo efectivo. El liderazgo no ha pasado de moda; al contrario, sigue siendo la base sobre la que se construye el futuro. Y, con el capital humano, el desarrollo del país.