- Por Ricardo Rivas
- Corresponsal en Argentina
Los restos del papa Francisco –el argentino Jorge Bergoglio (88)– son velados desde esta mañana en la basílica de San Pedro donde la feligresía podrá despedirlo hasta el próximo sábado cuando procederá la tumulación de sus restos en la capilla que él mismo eligió para ser sepulto en la basílica de Santa María, la Mayor de Roma.
El cuerpo del extinto pontífice fue trasladado hasta allí desde el ábside de la capilla ardiente que se montó en la Casa de Santa Marta, donde ser realizó el velatorio privado del líder del catolicismo que falleció el lunes último a las 7:35 de la mañana, como lo anunció formalmente el irlandés cardenal camarlengo Kevin Farrell (78) quien en las últimas horas –como lo manda el ritual vaticano– selló el apartamento papal para preservar las pertenencias y documentos del fallecido y declaró “sede vacante”, condición, esta que se mantendrá hasta que sea ungido el nuevo papa.
El presidente Javier Milei viajará mañana –jueves– a Roma para participar de las ceremonias fúnebres acompañado por el jefe de Gabinete de ministros, Guillermo Francos; la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; los ministros Sandra Pettovello, de Capital Humano; Patricia Bullrich, de Seguridad; Gerardo Werthein, de Relaciones Exteriores; y, el vocero Presidencia, Manuel Adorni.
En la Argentina, Milei decretó siete días de “duelo nacional en todo el país” para honrar la memoria del Santo Padre y compatriota. “Su pontificado se destacó por su gran sensibilidad frente a la dignidad de toda persona y por su especial disposición por servir al hombre, a las naciones y a la humanidad entera”, expresa el mandatario en el Decreto 277/25.
El lunes, unos pocos minutos después de que se hiciera público el deceso del obispo de Roma, el señor Milei –a través de su cuenta @JMilei, en la red X– destacó que “como presidente, como argentino y, fundamentalmente, como un hombre de fe, despido al Santo Padre y acompaño a todos los que hoy nos encontramos con esta triste noticia”.
En ese mismo texto breve el mandatario dijo también que “con profundo dolor me entero esta triste mañana que el papa Francisco, Jorge Bergoglio, falleció y (que) ya se encuentra descansando en paz”. Reconoció también que “a pesar de diferencias (públicas mantenidas con el Pontífice) que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí”.
Entre las múltiples expresiones para destacar las virtudes del fallecido Bergoglio que se verifican aquí desde que se hiciera pública la infausta novedad, no son pocas las personalidades que resaltan la reconocida vocación pacifista de Francisco a lo largo de su extenso ministerio religioso y recuerdan que en el momento en que impartió la última bendición “urbi et orbi” –el domingo pasado desde un balcón que se proyecta sobre la plaza de San Pedro que se encontraba colmada de peregrinos– impetró: “¡No más estruendos de armas!”
El 256.º papa católico –latinoamericano y argentino– ese mismo díasubió al papamóvil para recorrer la histórica plaza mientras saludaba a la feligresía e impartía bendiciones. Momentos antes, para celebrar la resurrección de Jesús –como lo manda la creencia católica– Francisco resaltó que “el amor venció al odio. La luz venció a las tinieblas. La verdad venció a la mentira. El perdón venció a la venganza. El mal no ha desaparecido de nuestra historia, permanecerá hasta el final, pero ya no tiene dominio, ya no tiene poder sobre quien acoge la gracia de este día”.
En sus reflexiones, que fueron leídas por el cardenal Angelo Comastri (81), arcipreste emérito de la Basílica de San Pedro en la ciudad del Vaticano y vicario general emérito del papa en la ciudad del Vaticano, el Santo Padre exclamó: “¡Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo! Cuánta violencia percibimos a menudo también en las familias, contra las mujeres o los niños. Cuánto desprecio se tiene a veces hacia los más débiles, los marginados y los migrantes”.
En ese contexto, el exembajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), ante el Reino de España y en Brasil, Juan Pablo Lohlé, hijo del fundador de la Editorial Carlos Lohlé su padre que publicara valiosos textos católicos, dijo a La Nación que “el papa Francisco, en su vida y en su última homilía claramente, evidenció su voluntad de enseñarnos y exhortarnos a vivir en paz y amor”.
Visiblemente conmovido Lohlé recordó que “pontífice quiere decir hacedor de puentes y eso es lo que Francisco, el padre Jorge, hizo siempre desde su ministerio como jesuita, como cardenal primado de la Argentina y arzobispo de Buenos Aires hasta que partió para participar del cónclave cuando abdicó el papa Benedicto XVI y ya no regresó a la Argentina desde cuando fue elegido el 13 de marzo de 2013. Es de esperar que la voz de Francisco continúe sonando con fuerza en nuestros oídos y en los del mundo”, concluyó.
Hasta el momento de escribir esta crónica y desde que se conoció el fallecimiento de Bergoglio, en la puerta e inmediaciones de la casa donde nació Francisco, ubicada en la calle Varela 268, departamento A, en el barrio porteño de Flores Sur, cientos de personas peregrinan al lugar para elevar allí sus oraciones por el descanso eterno del “padre Jorge”.
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) –a través de un comunicado– dio “gracias a Dios por la vida, el ministerio y el testimonio de fe de (Francisco), quien supo guiar a la Iglesia universal con humildad, firmeza evangélica y amor incondicional por los pobres, los descartados y los que sufren”.
Los obispos locales sostienen que “su magisterio deja una huella imborrable en el camino de la Iglesia”, manifiestan que “unidos a todo el pueblo elevan sus oraciones por su eterno descanso (lo despiden) con emoción filial (lo encomiendan) al Padre de la Vida” e invitan “a todas las comunidades a celebrar la Eucaristía en su memoria”.