Ni los colorados disidentes cómplices de la corrupción del gobierno anterior se animaron a tan férrea defensa de su líder como lo están haciendo los referentes de la oposición paraguaya. Tal es así que están convocando a una movilización “popular” como muestra de lealtad por los favores recibidos durante cinco años.
La Justicia paraguaya dio la semana pasada dos señales que sepultan relatos de sumisión de un lado o del otro. La acusación a los exministros de Abdo por el caso conocido como Seprelad-filtraciones y el caso “filicópteros”, en el que el senador Rafael Filizzola logró su sobreseimiento. Si la Justicia estaba sometida y manejada por el “cartismo”, dudo que el esposo de Desirée Masi esté sobreseído. Es decir, la Justicia debe hacer su trabajo conforme a los hechos, a las pruebas y a lo que dicta la ley, no lo que digan las graderías, las tapas de los diarios o los discursos políticos.
La marcha convocada por los opositores para el 25 de marzo, que después cambiaron para el 26, a fin de que coincida con la histórica movilización de la Federación Nacional Campesina (FNC), y simular multitud, tiene 3 objetivos bien marcados: 1) Obtener protagonismo ante la nula visibilidad de sus líderes en contacto con la gente, 2) Debilitar al gobierno de Santiago Peña a fin de construir capital político ante el temor del éxito de los planes sociales, 3) Rendirle pleitesía a Marito como señal de lealtad a quien les dio la chance de cogobernar por un periodo presidencial.
No existe otra razón lógica ni puntual que justifique convocar a movilizaciones. A esto hay que sumar dos hechos que desnudan el plan macabro de los opositores. Primero, las declaraciones del presidente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Hugo Fleitas, quien dijo que el programa Hambre Cero “no es necesario”. El líder del principal partido de oposición dejó en claro que este ambicioso plan social les quita el sueño y confirma que nada les importa la educación ni los niños, sino sus apetencias electoralistas.
Y, por otro lado, la reivindicación del “marzo paraguayo” por parte del traficante de influencias Salyn Buzarquis y la eterna beneficiada por los malos manejos de los almuerzos escolares Celeste Amarilla. Ambos senadores liberales asumen que buscan “sus muertos” para tumbar un gobierno legítimo. Es decir, la convocatoria de la oposición no tiene nada de pedido de reivindicaciones sociales postergadas, lo que tiene es una desesperación de sus líderes por obtener protagonismo y visibilidad ante la incapacidad de construir propuestas convincentes que seduzcan a la ciudadanía. Son los famosos pescadores de río revuelto, solo que en esta ocasión el río ni siquiera está revuelto. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.