El programa Hambre Cero impulsado por el gobierno del presidente Santiago Peña cerró su primera semana de implementación con cerca de 5 millones de almuerzos servidos que, sumando desayuno y merienda, totalizan cerca de 9 millones de raciones, según informes proveídos por las instituciones responsables. Fueron atendidas un total de 7.036 instituciones en 263 distritos, agrega el reporte.

De toda esa cantidad, se recibieron apenas 75 denuncias (menos del 1 %), lo que habla a las claras de un rotundo éxito. Sin embargo, esto no exime a las autoridades de la responsabilidad de aclarar todos los inconvenientes que se presentaron, entre ellos el escandaloso almuerzo servido por la firma Comepar en una escuela de Mariano Roque Alonso y que desató la indignación de toda la ciudadanía.

Asimismo, denuncia que involucra a la empresa La Madrid SA, que supuestamente entregó bolsitas con un palito y dos coquitos a los estudiantes de Cambyretá. Si bien este hecho cae bajo la responsabilidad de la Gobernación de Itapúa a cargo de Javier Pereira (PLRA - Concertación), en ambos casos urge una investigación, y de comprobarse las irregularidades, se tomen medidas rápidas y que el Ministerio de Desarrollo Social castigue con sanciones ejemplificadoras a los responsables de esta humillación a los niños.

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Las empresas involucradas, que fueron adjudicadas con multimillonarios contratos, tampoco pueden esquivar la responsabilidad sobre esta situación con simples comunicados. Deberían ser los más interesados en que se aclare esta situación, puesto que su labor genera un impacto que va más allá de la alimentación de los niños. Es sabido que esta actividad implica el funcionamiento de una extensa cadena de valor que involucra a diversos sectores económicos a través de las compras y servicios contratados.

Se trata sin dudas de una compleja red de proveedores y servicios que moviliza miles de empleos directos e indirectos, dinamizando distintos sectores industriales y comerciales. La inversión en estos servicios no solo asegura una alimentación adecuada para los estudiantes, sino que también impulsa el desarrollo económico sostenible del país.

Por otro lado, también está la responsabilidad de la ciudadanía que no debe limitarse a efectuar sus denuncias ante los medios de comunicación, sino hacerlo utilizando las herramientas de control habilitadas para el efecto. Por eso, sería importante que las autoridades de la Contraloría hagan mayor promoción del Portal Colaborativo Ciudadano Ñangareko, que es la plataforma digital habilitada para la supervisión y gestión del programa Hambre Cero en las instituciones educativas de todo el país.

Este innovador proyecto que fue desarrollado por el PTI Paraguay, con el apoyo financiero de Itaipú Binacional, requiere de una mayor visibilidad para que pueda cumplir con su finalidad, que no es solo para denunciar sino también para calificar el servicio proveído por las empresas en cada local.

El programa Hambre Cero en las Escuelas debería ser considerada una causa nacional puesto que está llamado a generar un cambio trascendental en la historia de los niños del país; por tanto, no podemos dejar que fracase. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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