El titular de Copaco ha señalado que se torna urgente la toma de decisiones orientadas al salvataje de la compañía, que viene atravesando desde hace algún tiempo por una complicada situación económica-financiera, con niveles de ingresos mensuales que se han reducido a su mínima expresión, resultando insostenible su continuidad dentro del segmento de las comunicaciones.

Es imperiosa la necesidad de dar cuanto antes el “golpe de timón” que permita la incorporación como accionista de un socio estratégico del sector privado, dándole la posibilidad de que pueda ser parte del paquete accionario, que le permita realizar la inyección de fondos frescos necesarios para llevar adelante la reingeniería global institucional que precisa.

Debería ser un amplio conocedor del sector de las comunicaciones que permita la incorporación de varios nuevos productos y servicios que se puedan agregar a los que ya los ofertan al mercado, para ir revirtiendo positivamente la actual situación económica-financiera deficitaria en que se encuentran.

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La Ley de Alianza Público-Privada es una herramienta primaria que se debe utilizar, pues en ella están insertas todas las coordenadas primarias.

Copaco precisa de un rediseño global de su estructura organizacional y de negocios, para competir de igual a igual con las otras tres empresas privadas que operan dentro de nuestro mercado.

Debería darle al futuro accionista los márgenes de maniobrabilidad necesarios para que en función a su experiencia pueda diseñar planes de nuevos negocios que le permitan resguardar el capital que será aportado, y con las perspectivas ciertas de un retorno positivo, pues si el Estado se mantiene en la tesitura de que las decisiones estratégicas de importancia tienen que seguir concentradas en él difícilmente podrían encontrar a un parte que decida inyectar fondos frescos por montos multimillonarios, pues nadie decide embarcarse en un proyecto comercial solo para empatar y mucho menos para perder.

Copaco por muchísimos años ha tenido en nuestro país el monopolio de las comunicaciones, lo cual hacía que sea rentable, pero hoy día las cosas han cambiado y tenemos 3 grandes competidores que no dejarán de seguir buscando nuevos productos y servicios innovadores para ofertar al mercado.

Esperemos que, al inicio del próximo periodo legislativo, puedan presentar al parlamento el proyecto de ley que permita la consecución de lo apuntado precedentemente, pues definitivamente el Estado en casi ningún sitio se ha caracterizado por ser un buen administrador, y habrá que dar luz verde a la libertad económica y al sector privado, donde la intervención estatal se circunscriba a lo estrictamente necesario.

Si seguimos con el cuoteo político, las prebendas y el clientelismo de años, difícilmente una empresa privada se animaría a poner en riesgo su capital, si las decisiones de mayor importancia tengan que seguir proviniendo del Estado.

La institución se ve en la necesidad de reducir drásticamente los niveles de gastos diseñando planes estratégicos que permitan que el flujo de ingresos a futuro lo vuelva rentable y competitiva como empresa.

No deberían concentrarse solo en los servicios que más le interesan al Estado, sino en aquellos que mayor impacto económico tendría dentro de su Gestión Económica-Financiera.

Si Copaco no abre su mente y no se concientiza de que con el universo de productos y cartera actual de clientes no podrán obtener los objetivos que se propone, difícilmente podrán salir de la angustiosa situación en que se encuentra.

La compañía cuenta con una buena infraestructura, pero lo deberá potenciar a través de una oferta mucho más atomizada y diversificada de productos y servicios tanto al sector público y privado.

Así es como funcionan los negocios a nivel mundial, si pretendemos que los emprendimientos puedan ser sostenibles y sustentables en el tiempo.

La política económica Keynesiana ya es etapa superada, aunque muchos gobiernos siguen pensando lo contrario.





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