EL PODER DE LA CONCIENCIA

Pocas veces una noticia fue tan bien recibida por la ciudadanía como la que surgió el jueves, cuando unos 40 efectivos de la Policía Municipal de Vigilancia, con apoyo de la Policía Nacional, procedieron a despejar las calles en la zona del Puerto de Asunción, dominadas por los clásicos “cuidacoches”, que más que cuidar vehículos se dedican a extorsionar a los conductores.

El problema viene de años atrás, y es que estas personas colocan cajones de madera en los lugares libres para robarle el derecho al conductor a que estacione donde considere mejor. Muchos de esos espacios ya los dejan “reservados” para sus “clientes” habituales, usurpando el sitio para quienes llegan a la capital para trabajar. Esta práctica les resulta más económica que abonar por un estacionamiento que trabaja de manera formal.

Ariel Andino, director de la Policía Municipal de Vigilancia, recordó que ya en el 2021, con la mediación del Ministerio de Trabajo, habían intentado el diálogo con estos cuidacoches, sin embargo, ellos no querían cumplir horarios, “no querían trabajar”. La mayoría iba solo una semana y luego volvía a su casa para descansar ya que les resultaba más cómodo volver a las calles y “pedir” lo que ellos querían.

Tras el operativo, quedaron tres puntos principales: primero, que los controles van a continuar; segundo, que los “cuidacoches” serán detenidos y llevados a la comisaría y remitidos al Ministerio Público y, tercero, instan a los ciudadanos a que denuncien esta práctica al Sistema 911.

Un hábito extorsivo similar es el ejercido por los “limpiavidrios”, quienes en cada semáforo exigen monedas por un servicio no deseado. Muchos de estos actúan con violencia en caso de negativa, más aún si la que está al volante es una mujer sola. Echan agua al parabrisas, se burlan o insultan de manera grosera sin dar tiempo a que alguien pueda reaccionar dejando al conductor con una carga de furia e impotencia.

Un modo más refinado, pero más cruel y vil es el sistema de estafa implementado por los falsos gestores que, amablemente se acercan a sus víctimas, les convencen de que con diligencia y rapidez harán todas las gestiones necesarias a cambio de cierto monto de dinero.

Sus víctimas preferidas, las personas mayores con recursos y movilidad muy limitados, son quienes frecuentemente caen en la trampa. Solos, sin el apoyo de algún familiar que los acompañe y brinde asistencia para lidiar con la burocracia, aceptan la ayuda de un desconocido muy amable que les promete la solución que necesitan.

Ante esta situación, las autoridades del Instituto de Previsión Social recordaron esta semana a través de los medios que existen personas inescrupulosas que intentan estafar a los adultos mayores en proceso de jubilación. Afirmaron que estas personas solicitan fuertes montos de dinero a cambio de “acelerar” los trámites, sin embargo, estos son gratuitos y no requieren de intermediarios o abogados.

Otra práctica legal, pero aún más odiosa, es la de empleados públicos o del IPS que trabajan en ventanilla a quienes recurren tanto ciudadanos como aportantes para solicitar algún servicio, derecho o cita. Muchos de ellos viven en constante malhumor y en lugar de facilitar lo que debería ser un trámite sencillo, ponen el palo en la rueda. “Vuelva mañana” es su frase favorita, como si cambiara algo al día siguiente, sin tener en cuenta de que para estar en ese momento el ciudadano ya tuvo que pagar pasajes o plataforma, perder su tiempo, pedir permiso en el trabajo o recurrir a algún alma caritativa que pueda acompañarlo. Todo ese protocolo y gastos deberán repetirse al día siguiente porque el funcionario no está de humor o le divierte sentirse superior.

La gran virtud de estos empleados es que siempre aparecen como muy eficientes ante los ojos de sus jefes, pero las autoridades deberían enviar a personas de confianza para que desenmascaren este tipo de abuso que es tan sutil, pero al mismo tiempo tan común en las oficinas paraguayas.

Cuidacoches, limpiavidrios, falsos gestores y empleados malhumorados son apenas la punta del iceberg que fácilmente se puede observar en cuanto a estafas a las que la ciudadanía está expuesta diariamente. El inicio de los operativos de despeje es una gran noticia y ojalá se implemente no solo en todos los barrios de la capital, como en la zona del Palacio de Justicia o en el microcentro, sino que también se extienda a los eventos deportivos y shows, en los que la “recaudación” suele ser muy generosa.

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