• Por Ricardo Rivas
  • Corresponsal en Argentina
  • X: @RtrivasRivas

El presidente Javier Milei está de regreso en el país. Por estas horas –si cumple con la agenda divulgada oficialmente– en el Museo del Holocausto, en la capital argentina, participará de la conmemoración del Día Internacional por las Víctimas de aquella tragedia que, durante la Segunda Guerra Mundial, exterminó a poco más de seis millones de personas judías.

El mandatario volvió a casa después de su presencia en el inicio del segundo mandato presidencial de Donald Trump (78) –47.o jefe de Estado norteamericano– y de participar por segunda vez del Foro Económico Mundial en Davos, ciudad suiza en el cantón de Grisones donde son anfitriones las y los poderosos del mundo que, entre otras actividades, proyectan allí sus próximas acciones. Entre ellas, una buena parte de los que podrían ser sus proyectos de inversiones con alcance global. Coinciden con sus presencias también presidentes, jefes de Estado y de Gobierno.

Los contenidos del discurso que el señor Milei expresó ante ellos no solo sorprendieron, sino que –en el lánguido verano político argentino– tuvieron fuerte impacto e incluso algunos analistas estiman que las repercusiones hasta hoy podrían ser más intensas en los próximos días. ¿Por qué?, preguntó La Nación a numerosas fuentes que, previo a cualquier respuesta, entregaron a este corresponsal el texto presidencial completo. Veamos.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

“Un año después (de la que fue su primera intervención en Davos), debo decir que ya no me siento tan solo” como entonces, dijo el presidente Milei porque, según su percepción, en el año transcurrido, “el mundo ha abrazado a la Argentina”. Compartió además que en ese tiempo pudo “encontrar compañeros en esta pelea por las ideas de la libertad en todos los rincones del planeta.

En ese contexto, el señor Milei enumeró taxativamente sus hallazgos. “Desde el maravilloso Elon Musk (53) hasta la feroz dama italiana, mi querida amiga, Giorgia Meloni (48, primera ministra); desde (el presidente Nayib) Bukele (43) en El Salvador hasta Víctor Orbán (61, primer ministro) en Hungría; desde Benjamin Netanyahu (75, primer ministro) en Israel, hasta Donald Trump en Estados Unidos” y reveló además que junto con ellos “lentamente se ha ido formando una alianza internacional de todas aquellas naciones que queremos ser libres y que creemos en las ideas de la libertad”.

Luego de significar esa enumeración como respaldos que hasta el momento ninguno de los mencionados ratificó formalmente, el argentino explicó que “nuestra batalla no está ganada” y, desde esa perspectiva, sostuvo que “ha renacido nuestro deber moral y responsabilidad histórica (para) desmantelar el edificio ideológico del wokismo enfermizo (porque mientras) no logremos que la mayoría de los países de Occidente vuelvan a abrazar las ideas de la libertad, hasta que nuestras ideas no sean la moneda común de los pasillos de eventos como este (porque) debo decir, (que) foros como este han sido protagonistas y promotores de la agenda siniestra del wokismo que tanto daño le está haciendo a Occidente (y) si queremos cambiar, si queremos verdaderamente defender los derechos de los ciudadanos, primero tenemos que empezar por decirles la verdad”.

Más adelante, luego de denunciar que “el virus mental de la ideología woke (...) es la gran epidemia de nuestra época que debe ser curada, (porque) es el cáncer que hay que extirpar (dado que) esta ideología ha colonizado las instituciones más importantes del mundo, desde los partidos y Estados de los países libres de Occidente, hasta las organizaciones de gobernanza global, pasando por instituciones no gubernamentales, universidades y medios de comunicación” el jefe de Estado argentino puso énfasis para advertir que “hasta que no saquemos esta ideología aberrante de nuestra cultura, nuestras instituciones y nuestras leyes, la civilización occidental e incluso la especie humana no logrará retornar la senda del progreso que demanda nuestro espíritu pionero” por lo que “es indispensable romper estas cadenas ideológicas si queremos dar un paso a una nueva era dorada”. El señor Javier Milei fue amplio con sus opiniones críticas al punto que permitirían desde una mirada analítica colocarlo –como persona y mandatario– en el segmento ideológico categorizado como “conservadores radicalizados”, sostuvieron tres diputados cercanos al oficialismo que no accedieron a opinar sin las seguridades de mantener sus identidades en reserva.

Cinco personas más consultadas –también parlamentarias, con la misma exigencia de confidencialidad– coincidieron en señalar que “lo sucedido es preocupante” porque “las discriminaciones positivas que rigen en la Argentina desde muchos años en cuestiones de género, equidad, opciones sexuales, emisión de documentos de identidad no binarios o, la tipificación penal del feminicidio por solo mencionar algunas, se institucionalizaron por leyes que votó el Parlamento”.

“En consecuencia –apuntaron las y los consultados– todo intento regresivo deberá ser considerado por el Congreso porque una ley solo puede ser derogada por otra ley y para ello, el oficialismo no cuenta con los votos necesarios”. ¿Y por qué el presidente Milei va en ese sentido, entonces? “Posiblemente –coinciden dos de los consultados por este diario– porque este es un año electoral y, la ‘agenda woke’, esa bandera que sacude Javier Milei, le permite alejarse del debate sobre lo económico, el achicamiento del Estado y la ‘motosierra profunda’ y sus efectos”. ¿Será así?

Déjanos tus comentarios en Voiz