- Por Pastor Emilio Agüero Esgaib
Estamos en la tercera entrega del estudio del libro de Nehemías, un líder judío en el tiempo del regreso del pueblo de Israel del cautiverio por los babilonios. Estamos en el capitulo seis del libro y vemos que cuando sus enemigos no pudieron obstruir al pueblo para debilitarlo trataron de destruir el liderazgo y la credibilidad de Nehemías.
Es sabido que cuando se ataca al pastor y cae, las ovejas se dispersan, esto es así en cualquier tipo de liderazgo. Es por eso que todo liderazgo debe de ser sólido, el liderazgo de un padre de familia hasta un director de una institución, dueño de una empresa o presidente de una nación. Liderazgo fuerte o sólido no es sinónimo de dictadura sino de seguridad, confianza, visión, leyes y reglas claras y justicia, sin justicia no hay orden, crecimiento ni prosperidad.
Vemos en Nehemías capítulos 6:1-4 que sus enemigos trataron de distraer a Nehemías de cuatro formas. La primera forma que trataron de distraer fue con un encuentro, en supuesto son de paz para limar asperezas con sus enemigos, lo hicieron cuatro veces pero lo que en verdad querían era emboscarlo, quitarlo de su propósito y distraerlo.
El principio que puedo quitar acá es que no debemos distraernos por nimiedades cuando estamos emprendiendo algo grande, algo que nos entusiasma, algo que será de bendición para los que amamos. Como habíamos ya dicho siempre habrá “Sanbalat”, personas envidiosas y celosas que quieran interrumpirnos ya sea por envidia, maldad, frustración o cualquier otra motivación, ya habíamos dicho que estos personajes se levantan con odio solo por el simple hecho de ver que otros están emprendiendo, de ver a otros que son exitosos, de que están en algo, solo eso es motivo suficiente para el odio y la envidia, siempre hubo y siempre habrá gente así, vos vas a saber en quién invertirás tu tiempo y energía.
Los “Sanbalat” te absorben energía, te quitan entusiasmo, te desanimas, te hacen dudar SI ES QUE LE PRESTAS ATENCIÓN Y LE DAS TU TIEMPO. Nehemías no les dio ni un minuto de su tiempo, él dijo: “yo hago una gran obra, y no puedo ir; por qué cesaría la obra dejándola yo para ir a vosotros”. Me gusta como responde Nehemías “estoy en algo grande, no tengo tiempo para sandeces, para envidias, para maldades, no estoy en el chiquitaje, estoy en una gran obra”. Esa actitud deberíamos de tener cuando nos quieren distraer y desviar de cosas que realmente valen la pena.
Como falló esta primera estrategia usaron una aún más cobarde. Manda una quinta carta (hubo cuatro previas sin la respuesta que deseaban), una carta abierta denunciando un supuesto plan de sublevación de Nehemías hacia el rey Persa. Fue una estrategia perversa porque: difamaba la integridad de Nehemías en cuanto a sus intenciones. Buscaba hacer temer al pueblo de un ataque de Persia para detener la sublevación (habría una guerra y morirían muchos). Fingía una preocupación por parte de Sanbalat hacia los judíos (un cuidado que supuestamente no tenía Nehemías hacia su pueblo por sus intenciones ocultas). Hizo esa quinta carta abierta (las cuarto anteriores fueron privadas) para que todos lo escuchen e infundan temor y desconfianza (versos 6 y 7).
¿Cómo reacciona Nehemías? Desmiente la difamación y desnuda el corazón perverso de sus enemigos y, lo de siempre, ora: “Ahora, pues, oh Dios, fortalece tu mis manos”. Hace una oración corta. Me imagino a Nehemías orando y repitiendo constantemente estas palabras como un clamor y recordando que es Dios quien está con él y si Dios con él, ¿quien contra él?