• Por Emmanuel Macron
  • Presidente de Francia

En un momento en el que nuestras sociedades demo­cráticas se enfrentan a tan­tos desafíos, medioambientales, económicos y tecnológicos, Francia, Europa y América Latina tie­nen una oportunidad histó­rica de congregarse una vez más en torno a un mismo ideal, a una misma concep­ción del universalismo y la dignidad humana y a una misma voluntad de actuar por el bien común.

Ya hemos librado esta lucha en el pasado. No nos olvida­mos de esta historia. Es una fuente de inspiración. Nos recuerda que los libertado­res, animados por el impulso de la Revolución Francesa y por un viento de libertad, lucharon con valentía por la independencia de todo un continente.

En el último año, mis dos via­jes a América Latina me han mostrado, en cada encuen­tro, hasta qué punto esta historia continúa escribién­dose día tras día. Y sesenta años después de la gira his­tórica del general De Gau­lle, es nuestra responsabili­dad seguir defendiendo esta visión, combativa y huma­nista, de nuestro destino común frente a los principa­les cambios de nuestra época.

Entre los muchos desafíos que enfrentamos, nos pre­guntamos, en los mismos términos que ustedes, por el lugar que deben ocupar los espacios digitales en nuestras vidas concretas, por el impacto de la inteli­gencia artificial en ellas y, de manera más general, por la conciliación de los avances tecnológicos con nuestros valores. Este tema ocupará un lugar central en la cum­bre mundial que se realizará en París los días 10 y 11 de febrero, la Cumbre de Acción sobre la Inteligencia Artifi­cial, que reunirá a todas las partes interesadas de este ámbito.

Queremos, asimismo, cons­truir junto a ustedes un mundo que enfrente deci­didamente el cambio climá­tico, que permita adaptarse a él y que proteja nuestros bos­ques y océanos. Un mundo que nos ofrezca una mayor seguridad frente a la delin­cuencia organizada trans­nacional y que elabore nor­mas comerciales equitativas para nuestras empresas. Un mundo más justo, en el que medioambiente y prosperi­dad vayan de la mano, sin oponerse jamás, puesto que son indisociables.

Hemos comenzado a transitar codo con codo este camino en temas tan impor­tantes como los océanos, copresidiendo con Costa Rica la Conferencia sobre los Océanos de las Naciones Unidas, que se celebrará en Niza en junio, apoyando la candidatura de Valparaíso para acoger la Secretaría del Tratado de Alta Mar, defen­diendo la igualdad de género junto a México, movilizán­donos por el clima en vista de la COP30 de Belém, en Brasil, y protegiendo los bosques con los países ama­zónicos.

Esta agenda internacional, más justa, la hemos cons­truido junto a ustedes con el Pacto de París por los Pueblos y el Planeta, que ya cuenta con el apoyo de 70 países.

A través de estas numerosas iniciativas, siempre impul­sadas por el mismo uni­versalismo, nos negamos a ceder a la idea de la frag­mentación del mundo en bloques, entre un Norte y un Sur o entre un Occidente y un “resto del mundo”. No debería aplicarse un doble rasero en función de la geo­grafía o las afinidades: cada vida cuenta, en Ucrania y en Oriente Próximo, en Haití y en Venezuela. Francia, país latinoamericano gracias a sus territorios de ultramar y miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, siem­pre asumirá sus responsa­bilidades para contribuir a la paz y la estabilidad en el continente.

En este comienzo de año, deseo, más que nunca, rea­firmar con firmeza nues­tro compromiso de conti­nuar junto a ustedes con esta ambiciosa agenda, de crear nuevas oportunida­des de intercambios entre nuestras universidades, nuestras instituciones cul­turales y centros de investi­gación, y también de lanzar nuevos proyectos para nues­tras empresas, que vayan en la dirección de una mayor autonomía estratégica para nuestros dos continentes.

No cabe duda. El futuro de Francia y de Europa se escri­birá con América Latina y el Caribe; luchemos juntos, pues, por un mundo nuevo.

Dejanos tu comentario