Es increíble cómo el odio puede cegar a la gente. Prefiero creer que es ignorancia simplemente, aunque sería la salida más simple. Irene Montero, actual secretaria política de partido político español Podemos, en algún momento fue ministra de la Igual­dad (?) en España, se ha ufanado en sus cuentas de redes sociales por el acuerdo de intercambio de rehenes (sic), entre el grupo terrorista palestino Hamás y el Estado de Israel. A leguas se nota que no existe ningún “acuerdo” sino un chantaje, donde está en juego la vida de seres humanos, algunos de ellos niños de corta edad.

No ha sido un intercambio de rehenes, ha sido un arreglo extorsivo por parte del radicalismo islámico, al que tuvo que acceder un gobierno para liberar a sus ciudadanos secuestrados en poder de un grupo criminal y lo peor, sin la certeza de que serían entregados vivos.

Montero ha calificado de presos políti­cos a los 90 terroristas, hombres y muje­res, que Israel accedió a liberar a cambio de la devolución de tres secuestrados, Romi Gonen, Emily Damari y Doron Steinbrecher; parte de los que fueron tomados desde sus hogares el sábado 7 de octubre de 2023.

Una de las terroristas liberadas es Khalida Jarrar, quien formaba parte del Frente para la Liberación de Palestina, una organización consi­derada terrorista por la Unión Euro­pea e integraba el grupo que asesinó a cuchillazos a la adolescente Rina Shnerb, de 17 años, en el 2019.

Jarrar no es ninguna líder feminista, es una asesina y ahora liberada gracias a un acuerdo extorsivo que ha permi­tido el regreso de tres mujeres israelíes, de los 98 secuestrados restantes aún en poder de Hamás.

Otros comunicadores también cele­braron en redes sociales que el grupo terrorista no haya sido aniquilado en su totalidad, luego de ver las imágenes de estas tres mujeres israelíes rodea­das de unos cuantos integrantes de Hamás, cuando eran entregadas a la Cruz Roja; mientras contenían a una multitud de gazatíes, hombres, mujeres y niños, que buscaban llegar a ellas para impedir que fueran liberadas. Afortu­nadamente para el mundo civilizado, la capacidad operativa de Hamás ha sido desmantelada y solo queda un puñado de terroristas en Gaza, pero escudados aún en los secuestrados restantes, su moneda de supervivencia.

Al final, lo importante de todo esto es que las tres secuestradas con quienes se inició el “intercambio”, están vivas y con fuerza para recuperarse. Una de ellas, Emily, perdió dos dedos de una mano, cuando el 7 de octubre fue secues­trada y trató de proteger a su mascota, que fue acribillada en sus brazos por un terrorista, resultando ella herida. Hasta el último momento Hamás trató de humillarlas, entregando certificados de “liberación”. Nada de esto fue comen­tado por personajes como Irene Mon­tero, por decir solo uno. Ciertamente también del lado de Gaza, las pérdidas humanas han sido elevadas por la ope­ración militar devastadora, pero no fue Israel quien comenzó esta guerra ni fue­ron los israelíes quienes pusieron a sus niños como escudo.

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