• Por Ricardo Rivas
  • Corresponsal en Argentina
  • X: @RtrivasRivas

El presidente Javier Milei (54) está una vez más en los Estados Unidos. En Washington DC participa y celebra el regreso a la Casa Blanca de Donald Trump (78), 47.o jefe de Estado norteamericano. También será testigo del desembarco del hombre más rico del mundo, Elon Reeve Musk (53), megaempresario que, además –desde hoy– será burócrata con la misión de achicar el Estado norteamericano.

Desde el sábado pasado el argentino participa, junto con Karina Milei, su hermana secretaria general de la presidencia, de galas y reuniones de las que también son parte hombres y mujeres de negocios junto con líderes y lideresas del Partido Republicano que, además de ocupar el Salón Oval, marcará los tiempos y las agendas en el Parlamento con mayorías bicamerales.

Expectativa global. “Es una época para líderes carnívoros”, metaforiza el colega periodista Jorge Liotti en el diario La Nación de Buenos Aires quien, apoyado en anuncios grandilocuentes realizados por el propio Trump durante la campaña presidencial y desde el momento mismo en que resultó electo, anunció que “en la primera semana (es posible que) concrete una importante suba de los aranceles externos, que afectarán especialmente a China, pero que además mantenga un ritmo elevado de inflación (en su país con la), que fuerce a frenar la baja de tasas (que dispuso días atrás la Reserva Federal), que fortalezca al dólar (como sucede desde el pasado 5 de noviembre) y que retraiga los flujos financieros de los mercados emergentes”. ¿Serán riesgosas o buenas esas políticas para la Argentina? Habrá que ver.

Mientras, en este país la mirada de analistas e inversores está puesta sobre la relación que, desde hoy, la Casa Rosada tendrá con el Fondo Monetario Internacional (FMI) cuya directora gerente, Kristalina Georguieva (Кристалина Георгиева, su nombre en búlgaro, 71) en días recientes destacó la política económica que aplican el señor Milei y el ministro de Economía Luis Caputo como “el caso más impresionante (de ajustes fiscales) en la historia reciente (...) donde los efectos (en un año) han sido profundos, con la implantación de un sólido programa de estabilización y crecimiento”. ¿Cuál será el trecho entre el dicho y el hecho, en este tema? Habrá que ver.

Siempre a través de trascendidos, se estima aquí que el presidente Milei procura anunciar en el menor tiempo posible un nuevo acuerdo con el FMI que implique un préstamo de unos USD 11 mil millones a los que podría sumar un monto no divulgado que eventualmente otorgue el Banco Mundial, que se sumarán a los USD 1 mil millones (una REPO) que recientemente le concedió un consorcio de 5 bancos transnacionales –según se informó– “para reforzar las tenencias del Banco Central (BCRA)”. ¿Jugará fuerte el señor Trump para que esa necesidad del presidente argentino se haga realidad cuando en este país faltan apenas nueve meses para las elecciones parlamentarias de medio tiempo? Habrá que ver.

Porque no todo se apoyará en el “excelente” vínculo que existiría entre Trump y Millei –definitivamente incomprobable como toda relación bilateral entre poderosos y poderosas– porque quienes toman las decisiones en los organismos multilaterales, técnicos y especialistas, además de la política, también observan “la carpeta argentina”.

Y, en este punto, la historia no ayuda. Desde 1827, en ocho oportunidades este país cayó en cesación de pagos hasta el 21 de noviembre de 2021. Habrá que ver.

Porque en el directorio del FMI, donde se toman las decisiones, además de los Estados Unidos, también convergen –entre otros países– la República Popular China, Francia, Italia, Alemania, Japón, España, Brasil y no todos esos estados recuerdan ni miran con buenos ojos los reiterados incumplimientos argentinos.

A favor del señor Milei es preciso destacar que –tal vez a sabiendas de que el que viene será un examen muy estricto– en el año que corre y pese a los desencuentros técnicos y operativos con los funcionarios del FMI, los números pareciera que cierran bien.

De hecho, antes de viajar a USA el ministerio de Economía reportó que 2024 –el primero de los cuatro años de mandato de Javier Milei– las cuentas fiscales finalizaron con un superávit fiscal de $ 1,7 billones, equivalente a 0,3 % del PBI (producto bruto interno). Destacaron los voceros ministeriales que –luego de pagar los servicios de la deuda pública– lo sucedido no acaece desde 2010 pero, en monto y en términos comparativos contra la secuencia histórica, es más importante aún que en 2008. Valioso dato para exhibir.

Hasta allí los números. Pero la economía –aunque muchos y muchas parece que lo olvidan– también da cuenta del trashumar de personas y sus circunstancias ante eventuales situaciones de pobreza, indigencia, desempleo, falta de vivienda, de acceso a la salud, de inseguridad.

El éxito económico, por tanto, podría no serlo desde una perspectiva social con necesidades claras de inclusión. Las encuestas relevan, verifican y aportan datos. En los últimos días, la consultora Fixer, dice que si el partido La Libertad Avanza (LLA) que fundara el señor Milei fuera sin aliados a las parlamentarias podría solo alcanzar un triunfo escaso y que hasta podría ser vencido en la provincia de Buenos Aires por el peronismo liderado por la expresidenta (2007-2015) y exvicepresidenta (2019-2023) Cristina Fernández. Habrá que ver.

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