• Por George Leal Jamil. 

  • Profesor asociado de la Fundação Dom Cabral, Brasil

Los temas relacionados con la innovación siempre nos rodean. Son provocaciones, demandas, cambios en los intereses de los clientes; en fin, estamos constantemente presionados a innovar. En nuestro trabajo dentro del programa PAEX de la FDC, este tema nunca sale de la agenda, nunca deja de ser debatido y evaluado.

En estas interacciones con los participantes, una constatación: hay innovaciones que quedaron olvidadas, fueron absorbidas y se volvieron “poco interesantes”. ¿Eran realmente innovaciones? ¿Qué principios nos dejó cada caso como experiencia para emprender con innovación? En este artículo, intentaré trazar un camino sobre el tema, evaluando casos de mercado y abordando los principios de la innovación en sí y de la Gestión de la Innovación como un proceso integral en este deseado camino de emprender e innovar.

Algunos de los desafíos que planteo a nuestros participantes sobre la innovación se discutirán a continuación. Primero, ¿todas las innovaciones tienen éxito o nos dejan buenas experiencias? La respuesta del mercado es clara: no, no todas las iniciativas son exitosas, pero podemos aprender tanto de los casos de éxito como de los fracasos. Podemos analizar lanzamientos históricos como el sistema Betamax de Sony, productos tecnológicos inestables como las ofertas de Wave y la primera versión de las gafas de realidad virtual de Google, o incluso el sistema Motorola Iridium. Algunos de estos proyectos consumieron grandes recursos financieros y tiempo de organizaciones globales, resultando en decepciones, pero también en valiosas lecciones sobre la realidad.

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En el aprendizaje que llevamos a cabo con nuestros alumnos del PAEX en la FDC, destacamos los riesgos de ambiciones demasiado altas sin una propuesta de proyecto bien elaborada, lanzamientos sin pruebas ni evaluaciones con usuarios finales y la baja atención a los sistemas asociados con la innovación (por ejemplo, la infraestructura necesaria para procesar y almacenar programas de computadora o los sistemas de comunicación disponibles para transmitir señales). En estos casos, el aprendizaje proviene de los errores cometidos, que deben evaluarse como parte del posicionamiento de innovaciones.

Aquí es donde entran la gestión del alcance de los proyectos (definir claramente qué se busca y qué se ofrece), las evaluaciones constantes con los clientes y el mercado para medir reacciones de competidores, sistemas de soporte asociados, etc., y finalmente, la gestión de riesgos para evitar que una oferta quede desprotegida, exponiendo la marca al fracaso.

En el ámbito de las innovaciones exitosas, además de los célebres casos del iPhone, versiones de automóviles que cambiaron el mercado, procesos que optimizan la producción de bienes y servicios, y revisiones estructurales que permitieron navegar por “océanos azules” –espacios de mercado aún inexplorados–, planteamos algo que desafía a los participantes: innovaciones que fueron absorbidas y se han convertido en productos y servicios cotidianos para los clientes.

Es interesante confrontar a los interlocutores con innovaciones como manijas, bisagras, termos, ascensores, velcro, cables planos y conectores USB. ¿Innovaciones? ¿Algo tan barato y cotidiano? Sí, ¡innovaciones!

La percepción de que dejaron de ser innovaciones proviene de su absorción en nuestras rutinas diarias, algo que todo innovador ambiciona, pero que a veces olvida analizar en estos casos aparentemente triviales. Actualmente, podemos mencionar que tecnologías como el internet de las cosas y algunas funciones de análisis de datos e inteligencia artificial ya están recorriendo este camino, convirtiéndose en innovaciones efectivas al ser incorporadas en nuestras vidas. Ejemplos incluyen electrodomésticos interconectados, interfases avanzadas de aplicaciones y formas más sofisticadas de usar un simple “motor de búsqueda” en internet, entre otros.

¿Qué aprendemos aquí? Algunas señales claras que destacamos con nuestros participantes del PAEX en la FDC son exactamente lo opuesto a los fracasos mencionados: soluciones adoptadas por los clientes de inmediato, sin presentar “fricción” (dificultades de uso). Innovaciones que actúan directamente sobre un objetivo o problema, resolviéndolo y/o aprovechando una oportunidad. Innovaciones que nos enseñan cómo lograr que la innovación cumpla su propósito, transformando la realidad de quienes la utilizan.

Continuaremos explorando este tema en futuros artículos, pero las experiencias –”buenas o malas”– son excelentes fuentes de aprendizaje.

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