• Por Felipe Goroso S.
  • Columnista político

En las últimas semanas el foco del debate público se ha visto marcado por la permanencia o el retiro de la DEA del Paraguay. Ese es el enfoque que le interesa a los agentes del imperio, a los grupos corporativos de medios de comunicación y a sectores minoritarios de la oposición. Y es el que se impuso. En gran medida también colaboró la falta de tino de algunos de los que se creería deberían de jugar en equipo dejando de lado las agendas propias.

Poco o nada se habló del documento que es el marco legal en el cual se rige el Programa de la Unidad Investigativa Sensitiva (SIU) de la Administración para el Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA), que es el memorándum de entendimiento firmado en 2022 por el gobierno de Mario Abdo Benítez y gente como Zully Rolón que en ese momento estaba al frente de la Senad. A estas alturas huelga decir lo nefasta que fue esa administración en todo sentido, con énfasis en lo que hace a la lucha contra el narcotráfico y que durante su periodo nuestro país se convirtió en el portaviones donde aterrizaban y despegaban cientas de miles de toneladas de cocaína de las cuales apenas unas cuantas nos enterábamos cuando caían en los puertos europeos.

Ahora veamos apenas algunos puntos del mencionado memorándum. En la página 4, en el punto f, se menciona que todo el equipamiento, del cual por cierto no se tiene conocimiento oficial de que está compuesto, debe ser utilizado única y exclusivamente a los efectos del alcance del convenio. Es más, si la DEA determina que los equipos han sido utilizados por fuera del memorándum, se reserva el derecho de terminar el mismo. En el punto siguiente, el g, el memorándum menciona que el mismo no es un acuerdo internacional y no da lugar a derechos u obligaciones bajo la ley internacional. En la página 5, en el punto C, al respecto de las instalaciones el MDE determina que las mismas son lugares separados y aseguradas, con acceso restringido en todo momento a personal de la SIU y de la DEA.

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En la misma página, en el punto e que habla del liderazgo del grupo, la asigna a un agente de la DEA la categoría de mentor y coordinador. El acuerdo también es específico al respecto de que el proceso investigativo y ni qué decir del resultado de las mismas solo podrán ser compartidos con los de más alto rango del lado paraguayo. También podrían ser cuestionables la página 9, punto d 1, al respecto de la asignación inicial del personal y la extensión. La página 11, recursos del programa en sus puntos b y c. La página 12, en el punto b, de la confidencialidad de la información. Al igual que la página 13 en los puntos a, b y c. En conclusión, son 14 páginas del documento más cipayo y entreguista del que se haya tenido conocimiento. Tal vez solo comparable con el acta secreta de Itaipú que casi le costó la salida por juicio político al gobierno anterior que hizo del cipayismo una religión.

Ahí radica la explicación del porqué este asunto hizo que Mario Abdo salga del freezer de oro en el que se encuentra, o que alguno de sus voceros diga que prefiere que las escuchas la hagan agentes extranjeros.

La política, esa mala palabra que empieza con p y termina con a, nos llama a hacer el esfuerzo de deponer agendas propias, de conducción, construcción y coordinación de equipos. Es la base fundamental para articular respuestas oportunas y convenientes y no dejarse arrastrar por la oleada de los medios de comunicación que buscan desgastar al gobierno actual.

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