Niveles de pobreza se han dado históricamente en la mayoría de los países a nivel mundial.

Paraguay no está exento de ello, pero estamos en mejor posición que otros países de la región que nos permitan ir revirtiendo gradual pero sostenidamente esta situación, que afecta a más del 25 por ciento de nuestra población.

El PGN 2025 prevé mayores rubros vs. el 2024, que permitan atender las necesidades de los sectores de mayor vulnerabilidad económica.

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En nuestro país sigue concentrado en su mayor porcentaje en las áreas rurales. A pesar de haberse emprendido acciones para la disminución de la cantidad de personas en situación de pobreza, no fueron aún suficientes debido a la limitación de recursos presupuestarios que permitan un mayor equilibrio económico que les permitan acceder a mejores condiciones de vida, fortaleciendo su poder adquisitivo.

La pobreza monetaria a nivel país que abarca la no extrema y extrema era del 22,7 por ciento en 2023, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), lo que equivale que más de 1.330.000 personas siguen en dicha situación, viviendo en hogares cuyos ingresos per cápita son inferiores al costo de una canasta básica de consumo.

De cada 1.000 individuos que viven en Paraguay, 44 personas son pobres y sufren las consecuencias de esa situación de carencias de elementos básicos para una vida más digna. La pobreza monetaria extrema en todo el país afectó en el 2023 a 289.000 personas, equivalente al 4,9 por ciento de la población paraguaya.

Estas cifras que reflejan la situación de miles de habitantes de nuestro país son inferiores vs. el nivel de pobres que se observan en otras naciones, como la Argentina, donde supera el 52 por ciento de la población.

Santiago Peña había señalado hace poco que nuestro país debería de concentrarse en el compatriota más humilde, que le permita poder mejorar su estándar de vida, dado que hasta ahora el “grueso” de las ayudas suelen alcanzar a los de la clase media y media-alta.

La riqueza de un país no se mide en términos contables, sino en función a la calidad de vida de las personas. Es por ello que precisamos que haya mayor cantidad de fuentes de trabajo, y que las remuneraciones sean en función a la meritocracia, capacidad, idoneidad y contribución individual a las empresas en las que trabajan.

Estudiamos y nos perfeccionamos para poder ser útiles a la sociedad y acceder a un puesto de trabajo, donde podamos demostrar nuestros conocimientos, habilidades, actitud y aptitud. que se traduzcan en una contribución eficiente y eficaz a la organización en la que trabajamos.

Lamentablemente, los niveles de demanda siguen siendo superior a la oferta, donde muchos aceptan salarios por debajo a su capacidad, con tal de tener un ingreso mensual con qué cubrir sus necesidades básicas.

Desde el Gobierno se debe apoyar y potenciar a nuestras industrias que operan en diversos segmentos de negocios, pues las oportunidades de crecimiento y expansión siempre están presentes, siendo estas una de las mayores fuentes de generación de empleos, donde la intención primaria es que puedan ser rentables y competitivas no solo dentro de nuestro mercado doméstico, sino también creciendo hacia afuera.

El reciente acuerdo entre la UE y el Mercosur lleva implícito la posibilidad potencial de buenas posibilidades de poder incrementar, atomizar y diversificar nuestras ventas externas a los países que forman parte de dicho bloque, precisando alimentos de todo tipo entre otros bienes, oportunidad que no la debemos desaprovechar, pues a mayores niveles de ingresos y demanda, se potencia la necesidad de incrementar la capacidad de producción, y paralelamente la contratación de fuentes de trabajo adicionales.

Ahora que Paraguay ya cuenta con grado de inversión en su calificación de solvencia, no se lo debe desaprovechar, haciendo que inversionistas extranjeros se muestren entusiasmados y motivados en venir a instalar sus empresas que contribuyan a un mayor crecimiento y expansión de nuestra macro y microeconomía.

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