- Por el Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro
- MBA
- Consultor Financiero
- jzaratelazaro@gmail.com
Este proyecto de ley ya fue sancionado con algunas modificaciones por la Cámara de Senadores. Esperemos que los Diputados no demoren en analizarlo en plenaria para que el Poder Ejecutivo lo pueda promulgar lo antes posible, pues coadyuvará al up grade de nuestra calificación de riesgo país.
Nuestra clase política debería ser una de las más interesadas en promover la cualificación en el servicio público dentro de las instituciones que conforman los tres poderes del Estado, por lo que la misma para que de fondo y forma tengan sentido deberían alcanzar al Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Se hace necesaria hacer una profunda depuración y reingeniería de la superpoblación actual de funcionarios públicos a través de un trabajo profesional, objetivo y sin fanatismo político, para que los más aptos y que demuestren probada meritocracia, capacidad, idoneidad, actitud y trayectoria profesional sean los que estén en las principales posiciones con poder de decisión de nuestras instituciones, eliminando la mediocridad que sigue abundando en la gran mayoría de ellas.
Ha llegado la hora en que los malos hábitos que venimos arrastrando desde hace décadas de una vez por todas puedan dar el salto de calidad que precisamos en pleno siglo XXI donde la tecnología y procesos digitales están presentes en el día siendo herramientas primarias para poder corregir la extrema burocracia que impera en casi todos los entes y que no tienen razón de ser.
El verdadero servidor público debe ser aquel que enaltezca los buenos valores que permitan brindar a nuestra ciudadanía, quien paga sus tributos un funcionamiento de la calidad que se espera de todas nuestras instituciones.
Las quejas de los contribuyentes que concurren a las mismas por diversos motivos tienen su razón de ser, pues salvo honrosas excepciones la calidad de atención que reciben sigue dejando mucho que desear, en donde la burocracia (el poder detrás de los escritorios), sigue sin muchas variantes.
Todas nuestras instituciones cuentan dentro de su organigrama con la Dirección de Organización y Métodos (O&M), que debe ser la responsable en hacer toda la depuración organizacional que sea necesaria, dejando a los mejores por aptitud y actitud, ya que de lo contrario sería de lamentar que todo lo inserto dentro de los artículos de esta ley siga siendo letra muerta.
Las empresas internacionales calificadoras de riesgos como parte del contexto de sus informes siguen señalando que la debilidad estructural de nuestras instituciones constituye una de las principales áreas críticas, que hacen demorar que también nos den el grado de inversión, por lo que el Viceministerio de Capital Humano deberá ser implacable con todas las instituciones para que se cumplan con las deficiencias cualitativas que se constituye en uno de nuestros principales “cuellos de botella”.
Las evaluaciones de desempeño al personal deben ser realizadas cada 6 meses para poder tener actualizado el nivel de performance de los mismos y que junto a la retroalimentación que se dan a los supervisores los funcionarios puedan ver sus fortalezas y debilidades y reaccionar a tiempo.
Necesitamos que nuestro país siga creciendo y desarrollándose en forma sostenida, y que los potenciales inversionistas extranjeros puedan visualizar que se viene trabajando duro y fuerte por fortalecer a nuestras instituciones, puesto que ellos no solo se fijan en los indicadores macroeconómicos, sino también en los aspectos cualitativos que puedan darles tranquilidad y confianza al momento de venir a radicar sus capitales en diversos segmentos de negocios.
Necesitamos seguir creando más fuentes de trabajo, para lo cual tanto el presidente de la República como las autoridades económicas y de nuestras legaciones diplomáticas vienen haciendo esfuerzos por promocionar las ventajas comparativas y competitivas que ofrece el Paraguay dentro de la región y también de extrarregión.
Promoviendo los méritos académicos y las aptitudes, nuestros jóvenes tendrán los incentivos que precisan para seguir capacitándose, dado que se hace necesario dar el salto de calidad que tanta falta nos hace dentro de la función pública.