- Por Ricardo Rivas
- Corresponsal en Argentina
- X: @RtrivasRivas
Inesperadamente el presidente Javier Milei y la vicepresidenta Victoria Villarruel –¿enemigos íntimos?– parecen transitar juntos el anochecer de un año agitado del que emergen indicios que permiten proyectar que la selectiva y circunstancial gobernanza parlamentaria que pareciera haber alcanzado el Poder Ejecutivo con trabajosas consolidar y hacer posible la gobernanza futura. Mucho más en 2025 –a la vuelta de la esquina– con las elecciones parlamentarias o de medio tiempo ya lanzadas.
La detención y procesamiento del senador nacional Edgardo Kueider en Paraguay que fue sorprendido en el ingreso a este país con dólares, guaraníes y pesos que no pudo hasta el momento justificar, sacude a todo el espectro político argentino, pero, en especial, a la principal oposición como lo es el peronismo, aunque también –y con intensidad– al oficialismo de La Libertad Avanza (LLA) que en el devenir parlamentario del año que corre descubrió en el sospechoso un aliado todo terreno para aprobar algunas iniciativas del señor Milei.
Para que quede claro, Kueider ingresó en el Senado de la Nación por el voto popular con Unión por la Patria (UP) que lidera la expresidenta (2007-2015) y exvicepresidenta (2019-2023) Cristina Fernández que, inmediatamente después de conocida la captura del parlamentario, levantó la bandera contra la corrupción y denunció la existencia de una “democracia tarifada” en el Senado para la compra de, por lo menos, un voto opositor (el del ahora preso) para la aprobación de las leyes.
Fernández, a quien quince jueces le aplicaron recientemente, en primera y segunda instancia, “seis años de prisión” con la accesoria de “inhabilitación permanente para ejercer cargos públicos” por ser penalmente responsable de defraudación contra la administración pública y perjudicar al Estado en un monto verificado de 84.335 millones de pesos (unos USD 80,31 millones al cambio oficial) durante sus dos mandatos presidenciales, se instaló con su crítica implacable frente a la opinión pública en un lugar y en una posición sorprendente y descolocó al Gobierno que –hasta hoy lunes– no sabe, no puede o no quiere responder con eficiencia. Grave.
El senador sorprendido con USD 212.011, casi 4 millones de guaraníes y unos 700.000 pesos argentinos en una mochila dentro del maletero de la SUV en la que viajaba, según lo reporta el periodista Nicolás Wiñazki en el diario Clarín de ayer, “entre noviembre de 2009 y el 3 de diciembre de 2014, transitó 166 veces por los países limítrofes cercanos a Entre Ríos, su provincia”; informa que “cruzó o volvió de Uruguay 119 veces; otras 23 pasó o entró por las fronteras con Brasil; 11 viajes tuvieron como destino u origen a Paraguay mientras que en otras 4 ocasiones viajó a Colombia y a los Estados Unidos”; y, finalmente, que realizó “otros dos viajes a Emiratos Árabes Unidos y España”.
Complejiza mucho más la situación el hecho de que un puñado de días atrás el bloque oficialista de LLA, por orden del presidente Milei dejó sin cuórum a la Cámara de Diputados –al parecer, según trascendió ampliamente– por un supuesto acuerdo espurio entre el jefe de Estado y la condenada señora Fernández cuando los legisladores se aprestaban para aprobar el proyecto de ley de “ficha limpia” que impulsa la diputada Silvia Lospennato, filo-oficialista del partido Propuesta Republicana (PRO), que fundara y lidera el expresidente Mauricio Macri (2015-2019). Todas las expresiones que aquí circulan dan cuenta que, si ese proyecto se hubiera convertido en ley, hubiera dejado sin posibilidades para competir electoralmente el año venidero a la viuda del expresidente Néstor Kirchner (2003-2007).
La sospecha social de un acuerdo secreto entre Javier y Cristina –que tal vez nunca se pueda verificar– crece y se potencia. Milei quiere y tal vez sienta que debe, para intentar consolidarse en las parlamentarias de 2025, triunfar sobre Fernández.
Sus asesores más cercanos consideran que por ahora no debe preocuparse por Macri como tampoco por varios otros opositores ruidosos. Añaden que el electorado del PRO ya ha sido fagocitado por LLA y, desde esa perspectiva, Cristina es la única adversaria por vencer.
La situación aparece como compleja. Mañana el presidente Javier Milei cumplirá un año desde que asumió la responsabilidad de gobernar. Un cuarto de su mandato ya pasó. En ese tiempo no se aprecia aún que se haya avanzado nada en contra de la corrupción estructural. “Este león que tanto ruge parece vegano con la corrupción”, coincidieron en señalar a La Nación cuatro dirigentes opositores que, “para no embarrar más la cancha”, pidieron no ser identificados.