• Por Jorge Torres Romero.
  • Columnista

El solitario hombre que gritó al presidente Peña en Caacupé, un activo dirigente juvenil, presidente del comité del PLRA, fue la nota destacada para la prensa carroñera. Los profetas del mal habían quedado descolocados luego de la aparición del mandatario en la misa del novenario de la Virgen, y más aún al observar a una ciudadanía deseosa de saludar a Peña.

Los relatores del mal esperaron ansiosos una prédica negativa para revolcarse en el lodo de las mentiras donde canalizan sus frustraciones y resentimientos. Monseñor Adalberto Martínez ya fue tildado hasta de flojo y “cartista”. Los odiadores del Paraguay querían ver “sangre” para seguir ignorando la realidad y presagiar escenarios catastróficos para nuestro país.

El gobierno del presidente Peña presenta un presupuesto 2025 con énfasis en educación, salud y seguridad. Un importante aumento de inversión en programas sociales que representan un poco más de USD 2.500 millones solo en estas áreas. Sin embargo, la nota destacada fue el grito de un solitario joven militante opositor, con un libreto gastado y desfasado de la oposición: construir capital político deseando el fracaso del gobierno de turno.

Martínez habló de la corrupción pública, que nadie puede desconocer que exista y debe ser combatida. Pero también habló de la corrupción privada que termina erosionando el tejido moral y social del Paraguay. Esa corrupción privada de los bancos salpicados en lavados de dinero del narcotráfico. Esa misma corrupción dejó sin hospital del Cáncer a los enfermos del IPS por la angurria de sus dueños que también poseen medios de comunicación y lo utilizan para el apriete y el chantaje. Esa misma corrupción que cada año presiona al MEC para que la imprenta del grupo acceda a licitaciones para la impresión de libros.

Los promotores de la destrucción social y moral, camuflados en medios de comunicación objetivos, no son otra cosa que la escoria del Paraguay, y cuyo poder se ha debilitado, razón por la cual lanzan sus últimos manotazos de ahogado, pretendiendo instalar mentiras a fin de algunos ingenuos ciudadanos caigan en la trampa del engaño.

Afortunadamente perdieron el monopolio de la verdad y hoy existen varias voces que instalan y describen la realidad. Esa realidad que nos conduce a una nación sólida y con oportunidad de crecimiento en beneficio de todos. La realidad siempre se impone y la ciudadanía ya siente la transformación del Paraguay. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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