- Por Aníbal Saucedo Rodas
- Periodista, docente y político
El largo peregrinaje de José Asunción Flores va tocando su punto final. Arribeño en su propia tierra, secará sus lágrimas sonoras por última vez. Montado en nubes de plata galopa hacia la inmortalidad. Si para nosotros ya había traspuesto los límites de la finitud, ahora será universal. Se cumplirá la antigua profecía del poeta mayor Hérib Campos Cervera: “Llegará el día en que le rendirán homenaje, reconociéndolo como uno de los grandes de la música de América Latina”. Elvio Romero, el de Los Innombrables, anunciaba con voz de futuro: “No ha muerto en vano en el exilio, porque ha entrado en la historia, en la galería de los grandes y estará codeándose con los dioses en el Parnaso de los genios”. El periodista y narrador César Orué Paredes relata una entrevista con Jorge Luis Borges: “Fanny, mi ama de llaves, escucha siempre grabaciones de polcas, guaranias y chamamé. Ella es correntina y habla bien el guaraní. Hace poco me hizo escuchar “India” y “Mburicao”, melodías de rara belleza que me permito compararlas con algunas composiciones impresionistas de Debussy (Claude). Por lo que usted me dice, es una pena que Flores no haya vivido su exilio en París, quizás otro hubiera sido el destino de sus obras”.
Más allá de las reflexiones de Borges, Flores ya había sido elegido para la posteridad por la grandeza de su inspirado genio. Supo filtrarse en la memoria del pueblo, a pesar del cerco infamatorio de la dictadura. Así que, desde esa misma capital de Francia, vendrá a instalarse en Asunción –por primera vez– la 19.ª Reunión del Comité Intergubernamental de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Será del 2 al 7 de diciembre y, en una ceremonia cuya magnitud todavía no estamos dimensionando, la guarania será declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
El camino fue pedregoso, asaltado por los obstáculos de los círculos burocráticos, pero que son imprescindibles de cumplir para alcanzar la categoría de excelencia. Algo así como los abogados del diablo de la Iglesia católica. Pero la canonización cultural de José Asunción Flores era un hecho irreversible. Solo una cuestión de fechas. Y esa hora ha llegado. En el 2009, el Ateneo Cultural que lleva el nombre del maestro inicia los trámites ante la Oficina de la Comisión Paraguaya de Cooperación con la Unesco, dependiente del entonces Ministerio de Educación y Cultura (MEC). Una exigencia previa fue que la guarania sea declarada Patrimonio Cultural de la República del Paraguay, lo que aconteció el 1 de setiembre de 2010 mediante la sanción de la Ley n.° 4.072, en cuyo artículo 1.º establece: “Declárese Patrimonio Cultural de la República del Paraguay el género musical denominado guarania, creado por el Maestro José Asunción Flores en 1925″.
En marzo de 2023, la Secretaría Nacional de Cultura –cuando Rubén Capdevila ejercía el cargo de titular de la misma– presenta formalmente la candidatura para que la guarania adquiera el merecido rango al que aludimos. En ese largo trajinar habría que rescatar, a más de los incontestables amigos en el exilio de Buenos Aires, la memoria de Gilberto Rivarola, perseverante y fiel reivindicador de Flores y de sus obras. Posta que, luego, tomarían Alcibiades González Delvalle y Antonio Pecci, editores de las “Memorias” del maestro, así como José Antonio Galeano, Luis Álvarez, Ricardo Flecha, Óscar Fadlala, y el Grupo Generación. Y, naturalmente, los directores de las orquestas sinfónicas de nuestro país (que, felizmente, tenemos más de una): Luis Szarán, Diego Sánchez Haase, Miguel Ángel Echeverría, José Ariel Ramírez y otros. Además, cabe citar a María Victoria Sosa, quien está al frente de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN). En fin, cuando la lista es larga, suele pecarse de omisiones. Este, también, es el caso. Anticipadas disculpas a quienes fueron agraviados por el involuntario olvido. Enorme aporte desde la misma París provino de nuestra embajadora ante la Unesco, Nancy Ovelar de Gorostiaga. Le tocará a la actual ministra del sector, Adriana Ortiz Semidei, administrar la grandiosidad de un espectáculo cultural único. Y que la cultura adquiera la suficiente fuerza seductora para movilizar a multitudes, como el fútbol, cuando en 2025 celebremos los cien años de creación de la guarania. El recorrido histórico, más que una simple crónica, fue a propósito, para entender que los sueños colectivos son posibles de concretarse cuando somos capaces de desprendernos de nuestras arraigadas mezquindades y tozudas intolerancias. La personalidad de Flores tuvo el imán para unir a toda la pluralidad paraguaya en Buenos Aires durante su sepelio. Él se había elevado por encima de las disputas políticas, sin renunciar a sus recias convicciones ideológicas. Arraigado en las virtudes y despreciando los vicios. Hoy, una vez más, nos está señalando el camino. Solo hay que decidirse a transitarlo.