• Por Aníbal Saucedo Rodas
  • Periodista, docente y político

Si la educación hace libres a los hombres, la cultura es la que determina la identidad y la soberanía de los pueblos. No es difícil de entender. Pero somos reacios a llevar a la práctica estos conceptos, porque nos habituamos a priorizar el inmediatismo político –en su restringida acepción utilitaria– y el efímero fulgor de las obras materiales, necesarias, naturalmente, y hasta imprescindibles en algunos casos, pero relegando aquello que Marcuse definía como “telón de fondo de una sociedad”.

La cultura –añade el filósofo alemán– “es un proceso de humanización, caracterizado por el esfuerzo colectivo para proteger la vida humana, apaciguar la lucha por la existencia, por sensibilizar una organización productiva de la sociedad, por desarrollar las facultades intelectuales, por reducir y sublimar las agresiones y la miseria”. A juzgar por lo que a diario vemos y leemos, una vez más Roa Bastos tuvo razón: “Vivimos un siglo atrasado”. Las querellas partidarias continúan levantando muros imaginarios, el lenguaje procaz y hostil pulverizó el discurso elocuente, elegante y reflexivamente fundamentado, así como la hipocresía y las alianzas espurias que debilitan las instituciones y deterioran la credibilidad.

Sin la cultura, el gigante que alguna vez fuimos despertará para lanzar esporádicos rugidos y volverá a dormirse. Un pequeño gran salto sería encontrar una casa decente para la Academia Paraguaya de la Lengua Española, cuyo presidente, Bernardo Neri Farina, describió como “una sede (donde) apenas caben el escritorio de la secretaria y una mesa de sesiones”. Fue en respuesta a la consulta de un “veterano académico” con quien compartió durante el XVII Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) que tuvo lugar en Quito, Ecuador. De paso, le aclaró a su interlocutor que Augusto Roa Bastos (Premio Cervantes) no tiene un museo en nuestro país.

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Con Bernardo nos conocemos desde los tiempos en que el periodismo era una profesión peligrosa. Pero sobrevivimos. Luego, él se convirtió en un renombrado y premiado escritor. Ahí ya no le pude seguir. Es una persona noble y sincera. Aunque no siempre concordamos en nuestras opiniones. Esta vez la franqueza de la verdad es irrebatible. Cuando asumí el cargo de director general del Centro Cultural de la República El Cabildo, lo primero que hice fue visitar las denominadas Casas del Bicentenario, adquiridas durante la administración de la señora Margarita Morselli. Una de ellas es el Observatorio Cultural Josefina Pla, ubicado en 25 de Mayo 972 entre Estados Unidos y Tacuary. Al ingresar a la primera sala, con unas puertas que apenas se abrían, encontré una larga mesa llena de libros y rodeada de sillas. Al fondo, una secretaria, en medio de estantes de obras de literatura y afines. Era el lugar donde sesionaban los ilustres miembros de la ¡Academia Paraguaya de la Lengua Española! Y en la misma edificación, aunque en mejores condiciones, desarrolla sus actividades el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (Fondec). Y haciendo un poco de espacio, en la famosa gráfica del tranvía de José María Rivarola Matto, está el personal del Observatorio. Como agregado, parte de la estructura chorrea agua en los días de lluvia, razón por la cual incluimos en el presupuesto del año 2025 del CCR los recursos necesarios para realizar un concurso de profesionales restauradores, quienes tendrán a su cargo elaborar los protocolos de intervención, según cada caso, de acuerdo con los requisitos establecidos por la Secretaría Nacional de Cultura.

En el mismo proyecto, y con el mismo propósito, incluimos la Casa Bicentenario de la Literatura Augusto Roa Bastos (México 246 entre Mariscal Estigarribia y 25 de Mayo), la Casa Bicentenario de las Artes Visuales Ignacio Núñez Soler (Azara 845 entre Estados Unidos y Tacuary), la Casa Bicentenario de la Música Agustín Pío Barrios (Cerro Corá 848 entre Tacuary y Estados Unidos), la Casa Bicentenario del Teatro Edda de los Ríos (25 de Mayo 993 casi Estados Unidos) y la Casa Bicentenario de la Danza Tala Ern de Retivoff (Mariscal Estigarribia 988 casi Estados Unidos). Estas citas puntuales tienen, además, la finalidad de la divulgación para los interesados en conocerlas.

Algunas expertas consultadas me comentaron que existen numerosos edificios que pueden ser recuperados como local, por ejemplo, del Fondec o la Academia Paraguaya de la Lengua Española, y que pertenecen al Ministerio de Educación y Ciencias, al Banco Central del Paraguay, al Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social y al Instituto de Previsión Social. No sé si esa lista incluyó el antiguo edificio ubicado sobre Chile y que por décadas fue sede del MEC. El problema ya está planteado. Las alternativas de solución, también. Ahora hay que ponerle voluntad. Quizás, de esta manera, volvamos a aproximarnos siquiera a la poderosa Generación del 900. Por algo habría que empezar. Es todo lo que tenía que decir. Buen provecho.

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