Los niveles de endeudamiento provienen de varios escenarios. Uno de ellos podría ser los hábitos familiares que “se nos han pegado”. Muchas veces nuestros progenitores han crecido económicamente, tomando deuda para comprar lo que precisaban para la cobertura de sus necesidades personales y familiares, y los hijos también asumen inconscientemente de que esa sería quizás la mejor forma de crecer y de que les vaya bien en su vida, poniéndose a imitar dicho comportamiento cada vez que precisan comprar algo.

A veces entramos en “un círculo vicioso” en el que permanentemente estamos pensando en endeudarnos y no en ver alguna otra alternativa que nos puedan generar caminos más viables y con mejores retornos a través de autofinanciarnos con recursos genuinos.

También podrían generarse por presión social porque vemos que nuestros amigos poseen un nivel de gastos más elevado y para “no quedarnos atrás” tenemos la falsa creencia de que necesitamos endeudarnos y que a posteriori los pagaríamos a nuestros acreedores.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

Cuántas veces ocurre que nos endeudamos sin ninguna necesidad, simplemente porque vemos que otros poseen tal o cual bien y también nosotros los hacemos en forma compulsiva sin que en contrapartida exista ningún tipo de decisión racional de por medio.

Se dan también las falsas premisas de que alquilar una vivienda o departamento es “tirar nuestro dinero”, y nos hacen creer que muy bien podríamos destinar dicho monto a la compra de una vivienda propia a través de un préstamo hipotecario de largo plazo.

Salvo excepciones terminan de alguna manera alquilando un ingreso para pagar por su propio techo, dado que trabajan en relación de dependencia y a no ser que ya hayamos adquirido estabilidad laboral, nunca uno sabe si en algún momento podrían desvincularnos de la organización y quedarnos súbitamente sin dicha fuente de ingreso, en un país como el nuestro donde conseguir trabajo no es tarea fácil.

Ahora bien, si los ingresos muestran la consistencia necesaria, y nos damos cuenta de que estamos haciendo una buena inversión con la compra de la casa, sí se justificaría adquirirla, con lo cual tendría sentido desbaratar las premisas mencionadas precedentemente.

También se dan casos de creencias personales en donde decidimos entre si el endeudarme hace que me sienta obligado a esforzarme cada vez más para poder pagar las cuotas.

Ideas que en realidad no tienen mucho sentido, pues generalmente no es recomendable para el ser humano cuando no hayamos sopesado antes la relación costo-beneficio.

Se dan casos en que debido a nuestra limitada educación financiera, cuando recurrimos a una entidad, y el oficial de créditos nos dice que la tasa nominal activa del préstamo es baja nos autoengañamos, pues lo que se debería evaluar no es lo nominal sino el costo financiero real de la financiación que estamos precisando.

Alejandro Dolina decía: “La ignorancia es mucho más rápida que la inteligencia. La inteligencia se detiene cada rato a examinar; la ignorancia pasa sobre los accidentes del terreno que son las naciones a gran velocidad, y jamás hay nada que le llame la atención. Así llega rápidamente a cualquier parte, especialmente a las conclusiones”.

El objetivo primario de un comunicador que entiende de economía y finanzas personales es traducir el complejo lenguaje de esta disciplina, de manera tal que el “común de los mortales” lo pueda entender y comprender muy bien, sin necesidad de tener un conocimiento previo acabado del tema.

Muchas veces no se cumple porque sucumbe ante la tentación de utilizar un lenguaje para demostrar supuestamente sus conocimientos sobre tal o cual disciplina y los que no los conocen suelen restarle importancia a temas trascendentales como lo es el manejo del dinero en nuestras vidas, y luego podrían sobrevenir los problemas que son evitables.

Etiquetas: #endeudamos

Déjanos tus comentarios en Voiz