- Por Jorge Torres Romero
- Columnista
No voy a hablar de la obsesión de Eliot Ness de acabar con Capone, sino me apropio de este título para referirme a quienes en estos 35 años de periodo democrático se han considerado “los intocables”. Se autodenominan representantes de la sociedad civil, cuando en realidad son organizaciones que por su naturaleza son sin fines de lucro y suplen un rol fundamental en complementar lo que el Estado no satisface.
Son como 12 mil ONGs registradas en el país, de las cuales cientos de ellas se han destacado por realizar tareas inconmensurables en favor de muchísima gente en diferentes áreas, principalmente en el aspecto social. Sin estas ONGs Paraguay no estaría transitando en este sendero de entendimiento democrático, republicano, social, ambiental y de fortalecimiento de sus instituciones.
Dicho esto, existen cerca de 6 mil ONGs que no están en regla según datos oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas. No registran nóminas de aportantes, balances, rendiciones de cuentas, entras otras cuestiones. En 2019, la Seprelad había concluido un informe relacionado a estas organizaciones en el que saltaron documentos que avalan la participación de ONGs para hechos de corrupción.
“Nosotros tenemos un estudio que revela que las ONGs fueron utilizadas para casos de corrupción”, había declarado Liliana Alcaraz, ministra de la Seprelad. Estas organizaciones reciben fondos públicos y privados de origen nacional e internacional y carecen del monitoreo estatal.
El informe de la Seprelad elaborado en el 2019 y la evaluación de Gafilat en 2022 establecen recomendaciones de ajustes en la ley que estipula el control a las organizaciones sin fines de lucro.
Gafi es una organización que tiene el mandato de fijar estándares y promover una implementación efectiva de medidas legales, regulatorias y operativas para el combate al lavado de activos, financiamiento del terrorismo y de la proliferación y todo lo que amenace un sistema financiero internacional.
En tanto, Gafilat, miembro regional de Gafi y cuya presidencia es ejercida hoy por Paraguay, es una organización regional que agrupa a 18 países y es el órgano creado de manera concreta para prevenir el lavado de activos.
Entre sus recomendaciones emitidas durante la ronda de evaluaciones a Paraguay, figura un esquema completo y consistente de medidas que se deben implementar para prevenir el lavado de activos, el financiamiento del terrorismo y el financiamiento y proliferación de armas de destrucción masiva.
Los pedidos de informes realizados por la Comisión Bicameral de Investigación sobre lavado de dinero no hacen otra cosa que responder a estas observaciones, tanto de un informe de Seprelad como las recomendaciones de Gafilat.
Lastimosamente, medios de comunicación, con mucha cola de paja por los vínculos turbios de sus propietarios, pretenden satanizar a la comisión llamándola “garrote”.
Las ONGs no son intocables, están obligadas a rendir cuentas si reciben recursos del Estado y tienen convenios de cooperación con instituciones del Estado. La ecuación es bastante simple, “quien nada debe, nada teme”. La desesperación de algunos en instalar la demencia del avance autoritario o la petulancia de estudios jurídicos considerados también intocables, con sospechas de traficar influencias en la Corte, deben acostumbrarse a rendir cuentas. Acá no existen ciudadanos de primera ni de segunda. Convivimos en una nación donde la abundancia de transparencia no daña, al contrario, fortalece. Nada que temer. Puede estar equivocado, pero es lo que pienso.