Sana recomendación le hizo el presidente Santiago Peña a su antecesor que ha dejado un país en ruinas, con las arcas vacías y con instituciones saqueadas económicamente y moralmente. “Creo que debería tener un poco más de amor propio y quedarse callado luego de haber sido el gobierno más corrupto de la historia del Paraguay”.
Peña tiene razón. En un país donde la justicia funcione, Abdo debería estar en la cárcel por corrupción. El expresidente no solamente se enriqueció ilícitamente chantajeando a las empresas constructoras para que sigan ganando licitaciones del MOPC a cambio de que compren asfalto de sus empresas importadoras, sino que testimonios de funcionarios vinculados a diferentes instituciones públicas detallan cómo circulaban los “maletines para la corona”.
Abdo hoy disfruta lo que ha saqueado al Estado paraguayo, sin ningún remordimiento de conciencia y con absoluta impunidad. Blindado por los principales grupos de medios (Grupo Vierci y Zuccolillo), que fueron cómplices de sus fechorías a cambio de negocios con el Estado, desde pautajes hasta impresiones de libros, transmisiones oficiales, depósitos de dinero público en sus bancos, además de coincidir en “liquidar” al adversario político y empresarial que tienen en común: Horacio Cartes. A este equipo de cómplices de Abdo se suman los referentes de la oposición que tuvieron el apoyo económico del gobierno anterior para las elecciones y no pudieron vencer a Peña.
Este mismo grupo hoy está operativo con el único propósito de destruir al oficialismo. Metidos en las campañas sucias para oponerse a todas las iniciativas gubernamentales beneficiosas para el país. Son los mismos boicoteadores, los mismos que han frenado las reformas que se están emprendiendo y los mismos que frenaron proyectos de infraestructuras vitales para la gente y que ojalá hoy avancen.
Acorralado por las evidencias de los negocios turbios mínimamente descubiertos por la Contraloría, sobre el análisis de las declaraciones juradas de Abdo, aparece el expresidente en la arena política en busca del blindaje y a utilizar la vieja confiable de los sospechados por corrupción: “persecución política”.
El gobierno de Peña debe seguir con su hoja de ruta, en beneficio de todos los paraguayos, a pesar de este equipo de carroñeros liderados por Abdo, que solo han generado robos y miserias para el Paraguay. Peña no debe distraerse con esta gente, incluyendo las campañas de la prensa amiga de Abdo. En un año se dieron logros significativos en varios frentes (económicos, seguridad y social). Un ápice de desvío nos costará muy caro, podrían volver los mismos de siempre. Mientras tanto, es oportuna la recomendación de Peña al líder de los destructores del Paraguay: “Cállese”. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.