El compromiso que tenemos con Dios se refleja en el compromiso que tenemos con la iglesia local. Servimos a Dios sirviendo en al iglesia local.

No hay otra plataforma para servir a Dios, no existe un cristiano solitario. Dios nos llamo a vivir nuestra fe en comunidad y ser parte de una iglesia local, no hay otra manera de servir a Dios. La Biblia nos llama al relacionamiento, a la interacción, a formar parte de un cuerpo, a sujetarnos a una autoridad, a formar nuestro carácter en el contacto con otras personas, a edificar la iglesia local que es el representante y la imagen de Dios en medio de los hombres.

Para esto es sumamente importante entender qué significa, cuál es el origen y qué función cumple la iglesia. En el Antiguo Testamento Dios llamó a personas hacia sí mismo para que le adorase y le siguiesen. Les llamo a través de Moisés a salir de Egipto como un pueblo escogido. La palabra iglesia (ekklesía) significa “asamblea”. Dios llama afuera a una asamblea.

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Tenemos que entender que hay dos “tipos” de iglesia: la visible y la invisible. La invisible está conformada por todos los salvos de todas las edades las cuales solo Dios conoce (“El Señor conoce a los suyos” 2 Timoteo 2:19) podríamos decir que esta iglesia, la invisible, es como Dios la ve, solo Él sabe quiénes realmente le pertenecen, pues solo Él sabe los secretos más profundos de nuestros corazones.

Por otro lado, la Iglesia de Cristo tiene un aspecto visible, en ese sentido la iglesia visible es la iglesia física, la congregación que manifiesta su fe y devoción a Dios en medio de la humanidad acá en la tierra y está compuesta por personas que dicen creer y se identifican con Cristo en medio de una congregación local.

La definición final es: la Iglesia es la comunidad de todos los creyentes de todos los tiempos.

La Biblia llama iglesia (ekklesía, asamblea) tanto a todos los creyentes de todos los tiempos (invisible) como la comunidad que se reúne a estar en comunión y profesar una fe en Cristo en un lugar puntual (la visible).

Con respecto a esto, la Iglesia es algo sumamente serio para Dios. La Biblia dice que “Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5:25), que “Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y le dio como cabeza de todo a la Iglesia, la cual es su cuerpo”, Efesios 1:22, 23. Que es Dios quien edifica su Iglesia llamando a las personas a sí mismo (“edificaré mi Iglesia”, Mt 16:18). Lucas nos dice que el crecimiento de la Iglesia no es por esfuerzo humano, sino que “el Señor añadía a la Iglesia los que iban a ser salvos”, Hechos 2:27 y ordenó que todos los que sean miembros de su Iglesia Universal se congreguen regularmente (Hebreos 10:25) y uno de los motivos por el cual debemos hacer esto está en el verso 24 “para estimularnos en amor y en buenas obras”. También en los Salmos el Señor nos da los beneficios espirituales de ser parte de una iglesia local (Salmo 133:1-3).

Pablo compara la Iglesia con una familia (1 Timoteo 5:1, 2 leer). También en Efesios 3:14 dice que Dios es el Padre Celestial y en 2 de Corintios 6:18 dice Dios que será “un padre para ustedes, y ustedes serán mis hijos y mis hijas, dice el Señor todopoderoso”.

También Jesús compara a la Iglesia con una vid en Juan 15:5. Si tenemos en cuenta que Jesús es la vid y nosotros (la Iglesia, o los individuos salvos que forman parte de ella) los pámpanos o su cuerpo, ningún pámpano puede hacer nada desprendido de la cabeza sea ese pámpano una congregación o un individuo.

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