- Por Marcelo Pedroza
- Psicólogo y magíster en Educación
- mpedroza20@hotmail.com
La armonía invisible vale más que la visible, Heráclito lo dijo. Y, ¿qué es lo que se ve?, ¿será lo que se busca mostrar auténticamente tal cual es o habrá algo que aún no está representado en eso que se ve? Es posible trasladar las preguntas al seno que cada uno disponga llevarlas y, desde las mismas, apelar a la memoria para entender lo que una imagen es capaz de generar. Si es necesario profundizar sobre lo que denota, es probable que haya más por ver. Entonces, en ese caso, no todo está visto.
Hay tanto por ver… de manera que se requiere tiempo para hacerlo y después, quizás, nuevamente dedicación para conocerlo; y si se desea profundizar esa mirada, para comprender lo que significa su expresión visualizada, será fundamental el ingenio para acceder a ese conocimiento.
¡En una sola estampa puede haber tanto por aprender! Su naturaleza la muestran los detalles de cómo ha llegado a ser así. Por lo tanto, invita a recurrir a esa dimensión del pasado que alguna vez la gestó, que la soñó como tal; son las figuras del pensar las que accionan con su poder imaginario y las que crean esa proyección pensada hacia lo que se aspira ver. Y que, en su caso, se ve. Ahora, si hablara lo que se ve, ¿qué diría?, ¿sería capaz de expresar lo que siente ante la visión actual de lo ilustrativo? En una lágrima hay emociones que dicen lo suyo, puede representar la incontenible alegría o transmitir la impotencia del dolor; en la sorprendente existencia, lo que se ve es lo que se siente.
¿Se puede mostrar sin sentir? Aquí la pregunta aborda a quien ejercita la acción de dar a conocer simplemente un hecho, una acción, una situación dada. Y todo eso, ¿se siento o no?, ¿produce algún planteamiento emotivo? Esa manifestación escapa a lo neutro. Hay una conexión inevitable con las emociones. Las subjetividades tienen un amplio criterio interpretativo, dando lugar a los argumentos que indican tal o cual finalidad a la hora de exponer una conducta.
El vacío tiene su lugar. Y puede ser pequeño o grande, el tamaño es indistinto. No así sus efectos. Las proporciones de las consecuencias forman parte de la invisibilidad de las sensaciones que producen en quien altera la imagen, o en quien tergiversa lo que acontece. En ocasiones, lo inmediato se distancia de lo paciente y se anima a desafiar lo coherente, lo valioso, lo que protege a la vida misma; y se olvida del implacable poder de la inteligencia, que con su notable razón se ocupa en ahondar dónde se ha producido la pérdida de lo armónico, de eso que ayuda a ser transparente, sólido, y focalizado en construir y cuidar lo esencial para vivir.