A nivel país tenemos nada menos que 11 ministerios y más de 17 secretarías ejecutivas que dependen del Poder Ejecutivo, no haciendo absolutamente ningún sentido dentro de un país pequeño como el nuestro donde apenas superamos los 6 millones de habitantes, pero seguimos en contrapartida con una superpoblación de funcionarios públicos que superan los 350.000 y quienes son los responsables de llevarse mes a mes una gran parte de los ingresos tributarios incluidos dentro del PGN como gastos rígidos, para el pago de sueldos y otros beneficios haciendo que sigan limitados en asignación de recursos, salud pública, educación y obras de infraestructura.

No justifica para nada que en pleno siglo XXI en donde vivimos en la era de la tecnología y del conocimiento sigamos manteniendo dicho nivel de burocracia estatal, que antes que ser una solución implica un retroceso.

Javier Milei, en un país como la Argentina con aproximadamente 46 millones de habitantes, una de las primeras medidas adoptadas ha sido la reducción de la cantidad de ministerios en un 50 por ciento, además de otros entes que antes que aportar valor agregado generaban ingentes erogaciones desangrando en forma substancial a las arcas del Estado, llevándolos a desvincular a miles de funcionarios, que no servían ni “para tranca de puerta”.

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Dejemos atrás el prebendarismo, clientelismo y cuoteo político en nuestras instituciones, pues el sentido común nos dice que deberían estar los mejores por actitud y aptitud, pero, sin embargo, seguimos soportando a miles de inservibles quienes dejan muchísimo que desear.

El grado de inversión que nos ha dado recientemente la Calificadora de Riesgo Internacional Moody’s es un espaldarazo a que desde el punto de vista macroeconómico se vienen haciendo bien las cosas, pero no todo termina allí, ya que si pretendemos mantenerlo en el tiempo en forma consistente no cabe otra más que realizar cuanto antes una reforma estructural de nuestro Estado paquidérmico y desfasado en el tiempo.

El Viceministerio de Capital Humano, dependiente del Ministerio de Economía, debe ser el responsable de diagramar los planes estratégicos de acción conducentes a un achicamiento del Estado, que cada vez más se hace imperioso y muy necesario, lo que estaría permitiendo una mejor calidad de atención, eficiencia y eficacia, dado que una de las principales áreas críticas de riesgo a nivel país que siempre nos han apuntado estas organizaciones se refiere a nuestra debilidad estructural a nivel institucional.

Lo mismo ocurre con la “montaña” de secretarías ejecutivas. ¿Existe alguna necesidad fundada para seguir manteniéndolos?

Un achicamiento de nuestro Estado, en donde se haga una reingeniería en todas nuestras instituciones, reduciendo al máximo la megaestructura actual, ahora que tenemos la tecnología al alcance de un clic, es muy necesario, con lo cual nos podremos ahorrar miles de millones de guaraníes pagado mes a mes en sueldos a personas que para nada se los merecen.

El Estado, hemos repetido hasta el cansancio, no es una entidad de beneficencia. Dentro de la plantilla de funcionarios de todas nuestras instituciones deben estar los más capaces, con quienes podremos concretar los planes estratégicos de la mejor manera posible.

Es una brillante ocasión que se le presenta al Viceministerio de Capital Humano, que debería ordenar a todas las direcciones de Organización y Métodos (O&M) que hagan un análisis en profundidad para que de una vez por todas podamos tener en ministerios y secretarías ejecutivas a personas que valgan la pena y que contribuyan realmente a poder mejorar a mediano plazo nuestra calificación actual de solvencia y tendencia.

El proyecto de Ley del Servicio Civil a ser presentado al Parlamento no deberá enfocarse solo en los aspectos cuali/cuantitativos de los que van a ingresar a la función pública, sino también hacer una depuración global de todos aquellos que están como “muñeco de torta”, y que antes que construir, destruyen a nuestra imagen.

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